Editorial

Editorial: ::: ENEMIGO DE ANCASH :::

Cuando todos esperábamos que el gobierno central reaccione frente a la situación de caos y desgobierno que ha llevado al gobierno regional a perder el control de sus instituciones, nuevamente le dio la espalda a Ancash y ha preferido actuar como “pílatos”, desentendiéndose de un problema tan grave y delicado como es el futuro del Proyecto Especial Chinecas.

Esto ocurrió el pasado fin de semana cuando llegó a Chimbote la respuesta al pedido formulado por la sociedad civil para la creación de una Autoridad Autónoma que asuma el control del Proyecto Chinecas y se impida de esta manera que salga de su actual situación de estancamiento e incertidumbre.

Fue el Ministro de Agricultura el encargado de darle la estocada al proyecto irrigador rechazando la petición de los gremios de nuestra provincia y señalando que se dirijan al Gobierno Regional de Ancash para plantear una alternativa como esa, lo que en realidad es una burla y un despropósito.

El Ministro de Agricultura se ampara en el hecho que el Proyecto Especial Chinecas tiene un carácter regional, fue transferido hace muchos años del gobierno central, que lo manejaba a través del INADE, a la región Ancash para que lo viabilice y ejecute, por tanto, considera que es al gobierno regional al que le corresponde decidir la posibilidad de conformarse una autoridad autónoma.

Empero, no sabemos si el Ministro de Agricultura y su equipo de asesores son o se hacen, pues no se entiende cómo es que envían a los gremios de la sociedad civil al “gato de despensero”, al responsable que el Proyecto Chinecas se encuentre en las actuales y caóticas condiciones en las que no tiene ni siquiera un diseño final de lo que se tiene que ejecutar para ponerlo operativo.

Desde hace muchos años el proyecto Chinecas navega entre perfiles, estudios, evaluaciones y modificaciones sin que avance siquiera un poquito en su anhelo de hacerlo realidad y ello como consecuencia que fue a caer en las peores manos hace poco más de ocho años cuando se transfirió a la naciente gestión de César Álvarez Aguilar.

Desde entonces fue manejado con criterios eminentemente políticos, se puso al servicio del clientelaje político, sus presupuestos fueron virtualmente dilapidados por los comandos y cuando debió elaborarse su diseño final con los estudios que se habían realizado hasta entónces, se optó dolosamente por contratar a una empresa que desarrolle un perfil técnico por la friolera suma de 5 millones de soles cuando actualizándolo solo hubiera costado 120 mil soles.

Lo más grave es que el famoso perfil resultó siendo un mamotreto observado y hasta vetado por la Oficina de Inversiones del Ministerio de Economía y Finanzas y por ello permaneció dormido por mucho tiempo, hasta que el ex presidente Alan García decidió apoyar a los mediocres gobernantes de Áncash y puso a los técnicos del gobierno a su disposición para que modifiquen, aclaren y precisen todo lo que había provocado que se estacione por muchos años.

Sin embargo, como se trataba de una iniciativa del Ejecutivo, se recortaron y limitaron muchas metas, el proyecto se redujo en sus ambiciosos objetivos pero seguía resultando una fabulosa inversión que requería, inevitablemente, el apoyo de organismos internacionales o convenios de estado a estado.

Hasta el momento el proyecto sigue en las mismas y cuando se esperaba que la salida de los “comandos” podría significar una posibilidad de mejoras para Chinecas, nos encontramos con un gobierno regional tanto o mucho más mediocre que el anterior, al frente de Chinecas los “waldistas” llegaron a colocar a un médico y su suerte virtualmente fue sellada por esta gente.

Por ello es que la sociedad civil de Chimbote que ve con pena y nostalgia como es que el proyecto irrigador vecino de Chavimochic avanza y se consolida con las aguas del río Santa que son autóctonas de Ancash, buscó una alternativa a esta situación y la única que se ha hallado es despojarlo de los afanes politiqueros y erráticos del gobierno regional a través de una autoridad autónoma en la que tengan participación no solo representantes del gobierno central y la sociedad civil sino los agricultores que son los principales protagonistas en un  proyecto irrigador.

Por ello es que el pedido fue dirigido al Jefe de Estado, por ello es que se demandaba al Presidente Ollanta Humala que dicte una norma de urgencia que permita modificar la actual estructura de administración del proyecto irrigador, que asuma una responsabilidad de estado para con un proyecto de vital importancia para el desarrollo agrario y económico de la Región Ancash, sin embargo, lo que hizo fue deshacerse de su responsabilidad y dejó todo en manos el Ministerio de Agricultura.

Es evidente que el Presidente Humala sigue resentido con el gobierno regional de Ancash y con los Chimbotanos a consecuencia de la agresión que sufrió por parte de una horda de seguidores del gobernador regional Waldo Ríos Salcedo, pues desde entonces le ha bajado el dedo a todo lo que signifique beneficio para nuestra región.

No podemos olvidar que todo el año pasado se la pasó ofreciendo la realización de una sesión descentralizada del consejo de ministros y tan pronto como se detuvo al expresidente regional y se reorganizaba nuestra región anunció que sería el primero en que acuda en ayuda de los ancashinos.

Pero nada de ello se hizo realidad, por el contrario, ahora los gremios de la sociedad civil recurren a su investidura para que se responda con políticas de estado efectivas en beneficio de la población y se sale por la tangente, nos devuelve el bendito papel para que lo hagamos llegar al responsable de la crísis que vive Ancash. En Palacio de Gobierno conocen lo que sucede en Áncash, saben del padecimiento del pueblo por la inoperante gestión de Waldo Ríos, empero, nos remiten a esa instancia. No cabe duda que el Jefe de Estado sigue mostrándose como un enemigo de Ancash, no tiene la más mínima intención de dictar medidas en beneficio de nuestra región, de allí habrá que responder con mucha energía e inteligencia a tanto desdén.