Editorial

Editorial: ::: CLAMOR DE VECINOS :::

Los moradores de la Urbanización Santa Rosa, en donde a la fecha se ejecuta una millonaria obra de saneamiento por encargo de la Municipalidad Distrital de Nuevo Chimbote, vienen demandando la intervención del Colegio de Ingenieros, filial de Chimbote, a efectos que revise los trabajos que se han realizado y verifique si se están cumpliendo los lineamientos del expediente técnico.

Este llamado lo hizo el secretario general de dicha urbanización, Robert Carrión Carmen, luego que tanto la comuna sureña como el ingeniero supervisor de la obra recurrieran a los medios de comunicación para desmentir los cuestionamientos que se han formulado públicamente contra los trabajos que se vienen realizando desde el año pasado en esta y otras urbanizaciones de la zona.

El representante de los vecinos señalan que el supervisor no solo no ha sido convincente en las explicaciones que ha formulado ante las muchísimas deficiencias que han denunciado los moradores sino que lo han calificado como un fantasma que apareció de pronto y lejos de fiscalizar los trabajos lo hizo para defender a la empresa ejecutora.

En ese sentido señalaron que constantemente y por encargo de los moradores, ellos recorren casi a diario la zona de trabajos, consultan, preguntan y observan las inconveniencias que dejan estos trabajos, empero, en los muchísimos recorridos que realizaron jamás habían visto ni siquiera en fotografía al ingeniero que apareció ante los medios desmintiendo las deficiencias de la obra.

Se mostraron sorprendidos que aparezca esta persona hablando de los trabajos y tomándose una fotografía en medio de los obreros cuando nunca antes lo vieron por esos lares, menos aun han visto a los funcionarios del área de obras de la comuna sureña que también hicieron declaraciones ante los medios de comunicación.

Por lo menos esto último es cierto, los funcionarios de la Municipalidad Distrital son gente que no le gusta ensuciarse los zapatos y esto lo hemos descubierto los medios de comunicación que a diario los ven en sus oficinas, cómodamente sentados en sus escritorios mientras que los problemas están en las calles con zanjas abiertas, con desbordes de aguas servidas y pestilentes, con desmoronamientos de tierra por la falta de apuntalamiento de las zanjas, en medio de caminos en los que hay que pasar sin que existan cintas de seguridad o medidas que impidan un accidente.

Esto no solo ocurre en esta obra, lo han denunciado también dirigentes y vecinos de otras urbanizaciones en donde hace dos años se ejecutaron obras similares en el mismo distrito de Nuevo Chimbote, de allí que no llama la atención estos descargos que se formulan solo para hacer frente a la ola de cuestionamientos de quien siendo beneficiarios de una esperada obra de cambio de colectores y matrices de agua y desagüe, resultan siendo afectados por trabajos mal planificados y deficientemente ejecutados.

Lamentablemente, desde que las obras públicas se vieron sujetas a las prebendas y los porcentajes previo a las adjudicaciones, los trabajos se tornaron mucho mas deficientes, los empresarios que se ven obligados a desprenderse de sumas de dinero para poder adjudicarse las obras no ven otra manera de recuperar esos montos sino con los propios presupuestos destinados a las obras, aquellos que están destinados a la seguridad, a la prevención de la contaminación, a los rellenos, etc.

Justamente, todo esto es materia de las quejas de los moradores, son los vecinos los que padecen las inconveniencias generadas por el incumplimiento de las partidas en el expediente técnico para los efectos de resarcirse de lo que se vieron precisados a apoquinar y uno de esos puntos es el relacionado al material que se utilizar para sellar o clausurar las zanjas luego de haberse cambiado las tuberías.

Los moradores, que son aquellos que se encuentran todos los días en la zona de trabajo y observan cómo se avanzan, aseguran que el consorcio a cargo de este proyecto está utilizando el mismo material que ha resultado de la apertura de zanjas, lo cual no está vedado, empero, la norma establece que para que ello ocurra debe ser sometido a un procedimiento de recuperación de dicho material, en otras palabras, se deben retirar todas las impurezas que resultan de la rotura de las pistas.

Todos esos bloque de asfalto y de tuberías rotas que se han retirado de las instalaciones antiguas deben ser eliminados, las piedras y los restos varios deben ser cernidos y descartados, lo cual no está ocurriendo en esta obra pues a decir del dirigente se ha colocado el mismo material y han visto como las tuberías rotas y otras se han lanzado sin consideración alguna a las zanjas, lo que representa un peligro porque con el paso de los vehículos posteriormente podría generar alguna fractura en el tendido.

De la misma manera, para la compactación del terreno estas empresa suelen utilizar abundante agua con la finalidad que aquel material de relleno se asiente de manera conveniente, empero, los vecinos siguen denunciando que no se está cumpliendo con las normas y disposiciones y por ello esperan que el Colegio de Ingenieros intervenga en la verificación de los trabajos.

No sabemos si el gremio profesional aludido se encuentre en capacidad de poder atender el pedido de los vecinos, asumimos que si puede hacerlo porque los gremios deben estar, antes que nada, al servicio de la ciudadanía, y en la medida que ellos cuentan con los profesionales que conocen del manejo de expedientes, y de los trabajos que se realizan en el ramo de la construcción, son los llamados a revisar lo que está ocurriendo en la mencionada obra.

Es preciso anotar que el hecho que los moradores demanden la presencia del Colegio de Ingenieros no quiere decir que ya están acusando la existencia de manejos turbios y nada transparentes, lo que quieren, con todo el derecho del mundo, es que se revise si no les están dando gato por liebre y que la obra cumple con los parámetros técnicos que se señala en el expediente.

Nadie tiene por qué molestarse o incomodarse cuando la población reclama idoneidad y transparencia, por el contrario, si en el Municipio y en la propia empresa constructora existe la voluntad de colaborar deberían allanarse al pedido y de esta manera despejar cualquier clase de duda, el clamor de los vecinos tiene que ser atendido, ellos son los usuarios finales que deben acceder a una obra con garantía.