Editorial

Editorial: ::: EL EXCESO POLICIAL :::

Así como las nuevas normas procesales permiten que una persona que agrede a un miembro de la Policía nacional se vaya directamente a la cárcel, esas mismas disposiciones legales deberían establecer una sanción similar cuando el agresor o el abusivo resulta ser el efectivo policial.

Esto nos trae a colación la reciente decisión expedida por el Juez provisional del Quinto Juzgado de Investigación preparatoria, quien acogiendo el pedido de la defensa de tres amigos ordenó que los pongan inmediatamente en libertad luego de haber purgado injustificadamente 10 meses de carcelería.

Esto se concretó luego que el magistrado corroboró que la versión que proporcionaron los tres jóvenes detenidos, en relación que no solo no tenían nada que ver con las imputaciones de un presunto robo sino que jamás les decomisaron droga en su poder, eran totalmente ciertas y fueron demostradas por la defensa técnica a través de unas imágenes de video que fueron contundentes.

Los tres jóvenes habían sido detenidos el 24 de abril del año pasado por las inmediaciones del parque del A.H. La Molina, por efectivos policiales que buscaban a los presuntos autores de un robo denunciado por un civil.

Lo cierto es que tras el registro vehicular los efectivos policiales levantaron un acta argumentando que encontraron en el vehículo una pistola de juguete y diez ketes de PBC, motivos suficientes para llevarlos detenidos y meterlos al calabozos bajo los cargos de robo agravado y tráfico de drogas.

Por estos hechos los tres jóvenes permanecieron 10 meses en el penal de Cambio Puente hasta que su abogado pudo demostrar que efectivamente fueron objeto de un abuso policial incalificable, pues apelando a las imágenes de las cámaras de vigilancia de la Municipalidad de Nuevo Chimbote pudo obtener los videos de la intervención policial y en ella se aprecia el momento mismo que los Policías, lejos de cumplir con su obligación, lo que hacen es colocar los Ketes de PBC para maquillar cargos delictivos contra los tres intervenidos.

Esta burda maniobra se conoce como “sembrado” de droga a un intervenido para perjudicarlo y permite que queden detenidos por espacio de 15 días a efectos de ser investigados, empero, en el caso de los tres muchachos solo ha servido para que los tengan recluidos injustamente por espacio de 10 meses.

Tras disponer la liberación de los jóvenes el Juez ha ordenado que los tres Policías que procedieron de esta abusiva manera fueran procesados por delitos de abuso de autoridad y delito contra la función jurisdiccional en la modalidad de denuncia calumniosa, empero, en ambos casos afrontan las pesquisas únicamente con mandato de comparecencia simple, lo que resulta injusto e inequitativo.

Si estos malos Policías, a los que en las imágenes se les aprecia cuando colocan Ketes de PBC en la mochila de los intervenidos y debajo de los asientos del vehículo, procedieron con exceso y violando los códigos de su actividad funcional, deberían también ir a la cárcel como ocurrió con los tres intervenidos, con el agravante que estos últimos debieron purgar la reclusión como consecuencia de una injusticia, empero, los Policías deben recibir el castigo al comprobarse que actuaron al margen de la ley.

A estos hechos se suma otro protagonizado por un efectivo policial de Santa que denunció a un ciudadano por haberlo agredido de manera salvaje, presentando fotografías en las que, efectivamente, se le aprecia sangrando de la ceja izquierda como consecuencia de una supuesta agresión en el ejercicio de sus funciones.

El Ministerio Público denunció al parroquiano por supuesto de delito de desobediencia y resistencia a la autoridad, sin realizar un mínimo de investigación alguna atendiendo únicamente al dicho del efectivo policial y sin verificar donde y en qué circunstancias ocurrieron los hechos.

Este trabajo lo tuvo que hacer el Juez Eudosio Escalante Arroyo, quien tras interrogar al detenido pudo llegar a la conclusión que no había existido falta alguna contra la autoridad y menos aún que el Policía haya sido agredido por el ciudadano en pleno ejercicio de sus funciones.

Si bien es cierto el efectivo policial presenta lesiones, ello fue consecuencia de un altercado y enfrentamiento personal que sostuvo el miembro de la Policía con el detenido como consecuencia de una rencilla personal en la medida que el custodio tenía pretensiones con la mujer del denunciado.

Este hecho generó no solo una discusión sino una gresca en la que ambos contrincantes resultaron con lesiones, empero, en un rapto de audacia el efectivo policial pretendió presentar el hecho como si se tratara de un caso de violencia contra la autoridad y de esta manera quiso llevar al sujeto a la cárcel, seguramente con la finalidad de quedarse con el camino libre para conquistar a la mujer.

Lamentablemente, esto no fue materia de una pesquisa por parte de la Fiscal y por ello el ciudadano debió permanecer hasta tres días en los calabozos antes que el Juez dispusiera su inmediata libertad y comunique a la alta dirección de la Policía el pésimo proceder de su efectivo, así como remitió los antecedentes a la oficina de control del Ministerio Publico a efectos que se pronuncie sobre la actuación ligera y torpe de la Fiscal que atendió esta denuncia.

Como se aprecia, en ambos casos ha existido un mal uso de las atribuciones policiales con la finalidad de perjudicar a terceros, siendo el caso más grave el de la detención de los tres amigos por una imputación promovida por los mismos efectivos policiales, seguramente en su afán de recibir méritos en su institución pero sin medir el gravísimo daño que se ha ocasionado a tres jóvenes que han debido purgar 10 meses de carcelería solo por la espeluznante maquinación de los custodios. Creemos que el exceso policial se debe castigar con la misma contundencia que se reclama en las agresiones a los efectivos, hay un sabio adagio que dice “con la misma vara que mides, serás medido”, no entendemos porque no se aplica en el caso de estos malos Policías.