Editorial

Editorial: ::: MALA LECHE :::

El sensible deceso del ex alcalde de Huaraz, Lombardo Mautino Angeles, ha dejado una enorme huella en la comunidad ancashina, especialmente en la zona altoandina en donde había forjado su carrera política exitosa y en donde contaba con un alto grado de respaldo y aceptación por la buena labor realizada al frente de la comuna huaracina.

Mautino Angeles falleció trágicamente la semana pasada cuando la camioneta en la que se desplazaba se desbarrancó mientras retornaba de Huaylas a la ciudad de Huaraz, provocando de esta manera la conmoción entre los huaracinos que no querían creer que la tragedia sorprendía a uno de sus líderes a tan temprana edad.

El sentimiento de dolor y congoja ha sido casi generalizado, por algo Lombardo Mautino llegó en dos oportunidades a la alcaldía provincial de Huaraz y por algo en el último proceso electoral consiguió un apreciable número de votos preferenciales que estuvo a punto de catapultarlo como congresista de la república, empero, la cifra repartidora lo impidió a despecho que su votación ha sido mucho mayor que dos de los cinco electos.

Sin embargo, en medio de este padecimiento y compunción, el gobernador regional Waldo Ríos Salcedo, fiel a su estilo cantinflesco e imprudente, lanzó unas temerarias declaraciones que merecieron el inmediato rechazo en las redes sociales y en todos los medios de comunicación, no solo por su afán de faltarle el respeto a los muertos y aprovecharse que aquel no puede defenderse, sino porque estaba atentando contra la inteligencia de miles de ancashinos que saben quién es quién y que entienden que entre el fallecido Lombardo Mauino y el gobernante Waldo Ríos no existe punto de comparación.

Interrogado sobre el acontecimiento que significó la pérdida de un gran político, el gobernador regional no solo no se solidarizó con su familia o extendió las públicas condolencias como se acostumbra, sino que prefirió referirse a la figura del ex alcalde huaracino para menoscabarla y descalificarla ante el concepto público en general.

Ríos Salcedo dijo muy suelto de huesos que Waldo Ríos debe estar rindiendo cuentas ante Dios al comentar su fallecimiento víctima del trágico accidente en las escarpadas carreteras del interior de la provincia de Huaylas, dejando la sensación que el fallecido ha sido una persona mala o cuyas acciones son censuradas por el Dios del cielo.

Lo más grave es que este comentario nace de un hecho cuya responsabilidad le compete, justamente, al propio Gobernador regional pues al expresarse de esta manera lo hizo mencionando la destrucción de un monumento a Cristo que fue levantado en la plaza de armas de Huaraz y que fue retirado en la gestión del fallecido Lombardo Mautino.

En efecto, en la época que fue alcalde Waldo Ríos se hizo una millonaria obra de mejoramiento de la Plaza principal de Huaraz en la que se consideró la estatua de un Cristo Jesús, sin embargo, con el paso de apenas unos años, estando ya Lombardo Mautino en el cargo de alcalde provincial se vio precisado a retirar el Cristo porque se estaba cayendo a pedazos, se desmoronaba porque fue construido con material de muy mala calidad y se trataba de una obra aparentemente sobrevalorizada.

Por ello es que, aprovechando la tragedia que soportaba la familia de Mautino, el gobernador regional saca a la luz este tema y lo pretende vincular con una inexistente mala acción en vida del ex alcalde de Huaraz, cuando en realidad los huaracinos recuerdan que lo que hizo el malogrado Burgomaestre es corregir una deficiencia y un presunto acto de corrupción de su antecesor, un hecho que en su momento fue bastante comentado.

Por ello muchos consideran que lo que ha pretendido Waldo Ríos es “curarse en salud”, pretender enterrar un hecho negativo de su gestión tratando de endosarlo a quien había fallecido y no estaba en condiciones de responder o defenderse, ese solo hecho es un acto malévolo y malintencionado.

Sin embargo, lo que muchos califican en estas palabras es la actitud desleal de un personaje para la memoria de quien ha fallecido de manera trágica y ante un hombre por el cual muchos lloran por su temprana desaparición.

Sabido es que en nuestra sociedad no se ve nada bien que se hable mal de los muertos, de quienes han fallecido y, aun cuando  no es el caso, de quienes pudieran haber actuado u obrado mal en vida, de quienes se equivocaron del camino correcto y tomaron las sendas equivocadas de la vida en todo el sentido de la palabra, en su vida personal, familiar, profesional o social.

Quien deja este mundo merece la tranquilidad y el sosiego para la eternidad, no cabe estar refiriéndose en malos términos a una persona que ya no está en este mundo, esto lo sabe cualquier hombre de bien y lo entiende hasta un muchachito de nivel primario, por ello llama poderosamente la atención que una autoridad que representa, infortunadamente, a todos los ancashinos cometa el exabrupto de referirse en esos términos al ex alcalde Lombardo Mautino a solo unos días de haber fallecido en una tragedia.

No estamos ante un hecho impertinente, imprudente o inoportuno, después de revisar cuidadosamente la intervención del gobernador regional no nos cabe la menor duda que ha actuado con pleno conocimiento de causa y con la única finalidad de perjudicar la memoria del pueblo hacia una ex autoridad que ha dejado huella en su trayectoria por las buenas acciones emprendidas, algo que sus contrincantes siempre han envidiado.

Es lamentable reconocerlo pero es evidente que nuestra máxima autoridad regional ha actuado “con mala leche”, ha pretendido involucrarnos a todos los ancashinos en sus necias y negativas palabras que solo hieren y afectan la memoria de un hombre distinguido y respetado por un gran sector de la población, de allí que el castigo que debe recibir está al margen de una denuncia o un juicio de por medio, por el contrario, la sanción es moral es el rechazo y repudio de la mayoría de la población para quien no ha vacilado en hacer tabla rasa y picadillo de la presencia de un ex alcalde que, realmente, se merece todo lo contrario, el respeto y la admiración de muchos ancashinos. Lombardo Mautino no tiene que rendir cuentas ante Dios, quien debe rendir cuentas ante el supremo y ante el pueblo de Ancash es este mal gobernador que el destino nos ha deparado y que hasta el momento, tras un año de gestión, no ha hecho absolutamente nada por el desarrollo de la región.