Editorial

Editorial: ::: PELIGROSA NEGLIGENCIA :::

El desesperado llanto de decenas de niños, la desesperación de docentes que sufrían toda clase de contracciones, convulsiones y daños en la vista y los angustiados gritos de padres de familia que llegaron al Colegio del anexo de San José, en el vecino poblado de San Jacinto, alertaron a las autoridades que algo sumamente peligroso estaba afectando a ese, hasta entonces, apacible lugar.

Una intoxicación masiva era lo que se registraba la mañana del pasado martes en la Institución Educativa 88009 del anexo de San José como consecuencia de una maniobra imprudente de los responsables de la fumigación aérea que se realizaba en los campos de cultivo aledaños de la empresa agroindustrias San Jacinto.

Esa mañana una avioneta sobrevolaba la zona y arrojaba cientos de litros de un poderoso herbicida sobre los cañaverales del fundo “San Jorge” de propiedad de la empresa azucarera, sin tomar en cuenta que muy cerca se encontraba una institución educativa y se concentraban cientos de niños, lo que a la postre estuvo a punto de generar una tragedia.

Ello porque el efecto de los productos químicos utilizados en esta faena de fumigación alcanzaron las aulas escolares, se confundieron en el ambiente y al ser inhaladas por los escolares y sus docentes afectaron seriamente a sus organismos al extremo que comenzaron a padecer de vómitos, calambres estomacales, fuerte irritación en la vista, por lo que fueron evacuados a los centros de salud.

La Policía y el serenazgo de Nepeña intervinieron de inmediato y apoyaron a los padres de familia del anexo de San José que acudieron desesperados ante la emergencia que se presentaba, más aun cuando ellos mismos padecían los malestares provocados por los gases tóxicos que alcanzaron toda esa zona.

Lo que se estaba registrando era una emergencia que desbordaba las posibilidades de asistencia y atención facultativa en la posta de salud de san Jacinto y Nepeña, por lo que debieron solicitar el apoyo de las entidades de Chimbote, siendo evacuados decenas de niños al hospital regional “Eleazar Guzmán Barrón”, en donde algunos quedaron hospitalizados.

El caso fue tan grave que se desplazaron al lugar la Fiscal de Prevención del Delito y el Jefe de la División Policial, coronel Miguel Acuña Gallo, quienes dispusieron la inmediata paralización de los trabajos de fumigación y la intervención de la avioneta que realizaba esta labor, pues existía la probabilidad que se haya incurrido en un delito por negligencia.

Tras la batahola de la masiva intoxicación, los informes médicos no solo corroboraron las causas por acción de las sustancias químicas derivadas de un herbicida, sino que se dio a conocer que la mayoría pudieron ser dados de alta a las pocas horas, empero, quedaron internados dos niñas que habían padecido los estragos más serios, al margen que muchos de los atendidos, entre ellos, docentes, salieron del nosocomio aun con seria molestias en la vista que se irían atenuando con la aplicación de medicamentos.

La empresa SOTENZA, dedicada a la aplicación aérea agrícola, se hizo responsable de estos hechos y pidió a través de un comunicado las públicas disculpas a los afectados, señalando que la secuela de la intoxicación derivó de un repentino cambio climatológico en la dirección y la velocidad del viento que arrastró las sustancias que contiene el herbicida hacia la sede escolar afectando a los niños.

La empresa aduce que no utiliza insecticidas sino un herbicida que está autorizado y cuenta con registro sanitario de SENASA y que no contiene productos fosforados, empero, eso no lo hace menos nocivo, tal como se ha podido comprobar con los graves efectos que padecieron los niños y docentes.

Por ello y por las graves connotaciones que tiene un hecho de este tipo, los pobladores y las autoridades de Nepeña han reaccionado y han demandado que la empresa Agroindustrias San Jacinto asuma su responsabilidad frente a estos hechos, que no pretenda deslindar su obligación en una empresa de servicios porque los trabajos de fumigación siempre se realizan sobre sus sembríos.

Y, en ese sentido, están exigiendo que se indemnice a todos los afectados, que se asuman los costos que dignificará la pérdida de los alimentos destinados al programa del desayuno escolar de “Qali Warma” y que se almacenan en el mismo plantel pero que, por recomendación médica, tendrán que ser descartados.

De la misma manera, la autoridad educativa ha decidido mantener suspendidas las clases en razón que en el plantel aún existen vestigios de los restos del herbicida, no solo se respiran en el ambiente sino que habrá que realizar una limpieza total en paredes, puertas y ventanas, en el mobiliario porque los estudiante no quieren retornar a sus aulas y volver a contaminarse con ese fuerte olor que percibieron la mañana del martes y que los dejó en muy mal estado.

Esto es evidente, en los ambientes han quedado rezagos de las sustancias tóxicas, por lo tanto, ese colegio debe ser sometido a una limpieza general con desinfectantes, lejías, detergentes y toda clase de elementos de limpieza que eliminen la posibilidad que posteriormente los estudiantes se puedan volver a contaminar con el mero contacto.

Todo esto implica un costo que tiene que ser asumidos por los responsables de esta fumigación, ello al margen de la responsabilidad penal que alcanzará a quienes ordenaron, planificaron y ejecutaron una fumigación que evidentemente no contaba con los sistemas de prevención necesarios.

El descuido o la omisión en el cumplimiento de una obligación siempre genera responsabilidad, de tal suerte que, como lo ha expresado el director de la red de salud pacífico Sur, en estos casos se requiere de planes de contingencia, de medidas preventivas que debieron estar previstas para estos casos.

Nosotros creemos que existe una necia responsabilidad en la medida que todos saben que una fumigación se debe hacer cuando no hay nadie en los alrededores, de debe evacuar a las personas y si existe un colegio cerca a las áreas de fumigación lo más prudente era haber efectuado este trabajo un día sábado o domingo cuando los niños no se encuentren en el Colegio. Esto implica una peligrosa negligencia que alguien tiene que asumir, este hecho no puede quedar como un nefasto precedente de la temeridad puesta de manifiesto en una incomprensible fumigación.