Editorial

Editorial: ::: ¿La vida no vale nada? :::

En solo una semana tres crímenes han conmocionado nuestra ciudad y ponen de manifiesto que ni siquiera las medidas extremas que ha dictado el gobierno para amenguar la espiral de violencia son capaces de escarmentar o persuadir a los delincuentes en su accionar criminal que no respeta ese valor supremo que existe en toda sociedad como es la vida.

El pasado domingo 22 de mayo, una aparentemente tranquila tarde que terminaba con un campeonato deportivo en el P.J. La Victoria terminó en una tragedia cuando uno de los equipos celebraba la obtención del segundo lugar en una reunión de amigos en la que, como no podía ser de otra manera, el licor fue el ingrediente inevitable para los allí presentes, empero, una agria discusión derivó en una tragedia.

Un iracundo dirimió la pelea disparando de manera alevosa por la espalda al taxista Gerson Lino Domínguez, quien recibió tres disparos uno de los cuales le impactó en la nuca, lo dejó exánime en medio de un charco de sangre que describía una muerte instantánea, todo ello delante de su esposa que había acudido con la víctima a lo que sería una tarde amena y de celebración.

Luego, el miércoles 25 se registraría un asalto en la carretera de penetración a Tangay, en donde el patrón de lancha Roberto Bocanegra Quijano recibió un impacto de bala cuando trató de sortear la presencia de un grupo de delincuentes que a bordo de motocicletas lo interceptaron con la finalidad de despojarlo de su camioneta.

El occiso era propietario de unas tierras de cultivo en esa zona y ante el anuncio que se había registrado una inundación se dirigió al lugar acompañado de algunos dirigentes de la Junta de Regantes que deberían evaluar este problema, empero, en el camino fueron sorprendidos por maleantes que estaban armados y derivó en la tragedia.

Aun cuando el occiso pudo seguir manejando su camioneta hasta llegar a su chacra, los médicos del hospital La Regional nada pudieron hacer cuando fue trasladado a ese nosocomio, limitándose a registrar su deceso a los pocos minutos de haber ingresado a la sala de operaciones en donde esperaban extraerle el proyectil.

Finalmente, el último sábado fue hallado muerto y con visibles huellas de haber sido estrangulado, un sexagenario morador del A.H. María Estrella del Mar, quien vivía solo y por ello nadie se había percatado del horror que había vivido al interior de su rancho sino hasta que unas vecinas advirtieron extrañadas que su puerta se encontraba entreabierta a pesar que el hombre suele dormir a esas horas de la noche.

Las primeras sospechas de los familiares se han dirigido contra un vecino de la misma zona con quien, aparentemente el sexagenario tuvo problemas en vida y por ello fue amenazado por el sujeto cuya responsabilidad sería fácil de determinar si se tiene en cuenta que los investigadores hallaron en la escena del crimen una gorra que aparentemente olvidó el asesino, por lo que se podrá homologar los restos de cabello que allí existen con el único sospechoso de este crimen.

Un crimen cada dos días es un registro realmente tenebroso, nos remite a los peores pasajes de la historia policial de Chimbote, aquellos que hicieron voltear la mirada de las autoridades en la medida que el sicariato se entronizó en nuestra ciudad, se apoderó de las organizaciones delictivas que decidieron dirimir sus diferencias con el vocabulario de las balas y convirtieron a Chimbote en un verdadero baño de sangre.

Desde aquellos tiempos, hablamos de unos tres años atrás, no se registraban crímenes de manera sucesiva, empero, nuevamente la delincuencia está actuando con ferocidad, hacen uso de las armas de fuego con una espantosa naturalidad, atacan a mansalva a sabiendas que las personas pueden fallecer.

Este es el caso del cobarde ataque sufrido por el empresario Roberto Bocanegra Quijano, quien fue víctima de un asalto por parte de sujetos que acometen decididos a todo, premunidos con armas de fuego no solo para amedrentar a sus víctimas sino para disparar sin miramientos si fuera necesario, como que la víctima trate de huir y toman venganza de esta manera

Esta actitud feroz y sanguinaria ha quedado al descubierto con la reciente captura de un jovenzuelo vinculado a la delincuencia de apenas 18 años, a quien en el mundo del hampa conocen como “farruco”,  y quien pese a su corta edad tiene un escandaloso prontuario que lo coloca como uno de los sicarios juveniles que venía sembrando la muerte en nuestra ciudad.

Alexis Zelada Ramos, como se llama este prospecto de maleante ranqueado, tiene en su haber dos crímenes cometidos por encargo, era el pistolero de la banda criminal “Los Patecos” para la que trabajó en el asesinato de una persona.

El sujeto ha revelado a la Policía con espantosa naturalidad que a pedido de la banda criminal asesinó a Rubén Minaya Reyna (a) “Zorrito” por una vendetta y por cuyo trabajo le pagaron la suma de 200 soles, mientras que a Rosas Milder Fernández Toribio lo mató por equivocación, pues estaba en una fiesta en la que tuvo diferencias con un sujeto al que esperó que salga de la reunión para darle muerte, empero, en la confusión se cruzó el occiso a quien le impactaron las balas por error.

Este descarnado testimonio pone de manifiesto que hay jóvenes descarriados que caminan por las calles ofreciendo la muerte, muchachitos procedentes de hogares destruidos y quienes no han sido educados en la formación de los valores esenciales de la vida, aquellos que le enseñen no solo a respetar a los demás sino a valorar la vida humana y protegerla por sobre todas las cosas.

¿Cuantos “farrucos” caminarán por las calles de Chimbote? Seguramente que son muchos, la espiral de violencia y criminalidad que arrojan las cifras de crímenes perpetrados en medio del estado de emergencia ponen de manifiesto que la delincuencia de hoy es desenfadada, está colmada de sujetos para quienes la vida no vale nada. Esto es realmente lamentable porque no solo se tiene que combatir a la delincuencia sino a un fenómeno social que convierte rápidamente a los jovencitos de las barriadas y las pandillas en asesinos de la noche a la mañana, como el caso de “cumpita” y sus compinches que asesinaron al alcalde de samanco y su abogado. Esto es sumamente preocupante.