Editorial

Editorial: ::: ¿ UN EXCESO POLICIAL ? :::

La Policía dio a conocer la semana pasada que intervino a dos ciudadanos por haberse resistido a una intervención policial y no solo eso, sino que secuestraron a un agente de la Policía Judicial y lo golpearon dentro de una vivienda por el hecho que hacia efectiva una orden de captura contra uno de sus familiares.

Los incidentes se produjeron en la transitada avenida pacífico, en donde Raúl Ronald Peña Banda fue interceptado por efectivos de la Policía Judicial cuando ingresaba a su domicilio, sin embargo, cuando los agentes le daban a conocer sus derechos salieron de la vivienda su padre, Luis Peña Turpo y su hermano Luis Rudy Peña Banda, quienes la emprendieron a golpes contra el S.O. Néstor Cholán Rodríguez.

Esta es la versión policial, la misma que se completa con la reacción de los familiares que a empellones metieron en su vivienda al efectivo policial en donde lo golpearon y lo mantuvieron secuestrado por media hora hasta que llegaron refuerzos de la comisaría de Buenos Aires y obligaron a los propietarios a desistirse de su accionar belicoso.

La Policía llevó a los intervenidos a la delegación policial y elaboró un parte policial dando cuenta de hechos sumamente graves que ponen en tela de juicio la autoridad policial, sin embargo, los protagonistas de este incidente salieron en libertad en la medida que los cargos no fueron lo suficientemente convincentes para la autoridad judicial.

En efecto, uno de los intervenidos, Luis Rudy Peña Banda, ha acusado a los agentes de la Policía de un exceso en el cumplimiento de sus funciones y sostiene que ellos se defendieron de la arremetida de personajes desconocidos que habían tomado por la fuerza a su hermano y pensaron que se trataba de un asalto y secuestro, negando que hayan mantenido por media hora encerrado al efectivo policial pues abrieron las puertas de su vivienda apenas se pudo identificar como miembros de la Policía Nacional.

Esta es la parte medular de los escandalosos incidentes suscitados a raíz de una aprehensión de una persona que tenía una orden de captura para ser trasladado al Juzgado en donde no había prestado su declaración, es decir, solo se trataba de un traslado compulsivo más no una orden de captura para internamiento en el Penal.

Los hermanos Peña Banda y su padre han revelado a los medios de comunicación que el agente de la Policía Judicial que ellos cogieron por la fuerza y lo empujaron a su vivienda nunca se identificó como miembro de la Policía Nacional, llegó de pronto con otras personas y cogieron a uno de ellos con la finalidad de arrastrarlo, negando que le hayan comunicado que tiene una orden judicial de captura y mucho menos que le diera a conocer sus derechos.

Ellos reafirman que pensaron en un momento que se trataba de un atentado contra su familiar, por ello reaccionaron con violencia y se dieron todos los incidentes que se han narrado posteriormente, tanto así que afirman que eso del secuestro y la golpiza a un efectivo de la Policía es puro cuento y reclaman del pésimo accionar de los custodios para hacer efectiva una orden judicial.

En este sentido, no niegan que su familiar haya sido objeto de una orden de aprehensión, incluso, sostienen que ella es consecuencia de una indebida notificación, sin embargo, recusan la labor policial al hacer efectiva la orden de manera violenta y sin identificarse, sin que hayan mostrado el documento como corresponde.

En realidad, se trata de posiciones encontradas en las cuales resultan verosímiles aquellas que devienen de un enfrentamiento, es natural que una persona que se ve sorprendida por una intervención reaccione rechazando la misma, más aun cuando desconoce que la justicia haya ordenado su aprehensión, empero, de allí que las cosas vayan al extremo de un secuestro o de una golpiza, es una exageración que, al parecer, no ha persuadido al magistrado que conoce de esta causa y por ello ha ordenado la liberación de los detenidos.

Cuando se hace efectiva una orden de captura basta con mostrar el documento pertinente del Juzgado, no existe necesidad de sorprender a nadie, tomarlo por la espalda o por el cuello y menos aun de generar enfrentamientos, más aun cuando la Policía siempre tiene la sartén por el mango, si alguien se resiste a una intervención ordenada por la justicia solo agrava su situación, de allí que no existe necesidad de generar enfrentamientos cuando no lo existe. ¿Hubo en este caso un exceso policial? Eso lo determinará la justicia, lo que nos deja este incidente es que de ambos lados se exageraron las cosas, pero que hubo un inaceptable enfrentamiento, ello también es verdad.

EXTRAÑA DISTORSIÓN

La Presidenta de la Junta de Fiscales, Dra. Nancy Moreno Rivera, ha manifestado que no existe nada por investigar en la liberación de un detenido por drogas en el A.H. Villa Hermosa, a pesar de la pública queja del Jefe de la División Policial por un hecho que no solo es suspicaz sino que echa por tierra el trabajo y esfuerzo que hace la Policía por desterrar de las calles a la gente que se dedica a este negocio.

Ello porque la liberación de Joel Pereda Castro por decisión del Ministerio Público ha dejado una estela de dudas por la forma como se ha registrado, en virtud a una pericia que contradice escandalosamente la intervención policial y el acta de incautación, un documento que disminuye la cantidad de droga que se ha decomisado al detenido.

La Policía de Buenos Aires dio a conocer que Pereda Castro fue detenido con 253 ketes de PBC y 53 gramos de Pasta Básica de Cocaína, razón por la cual fue puesto a disposición del Ministerio Público como comercializador de estupefacientes, empero, tras ser puesto en libertad, el Fiscal adujo que la pericia de la DINANDRO señalaba que la cantidad incautada era en realidad solo 14.60 gramos, por lo que para el Ministerio Público es solo microcomercializador y en estos casos la ley no exige una detención.

O los agentes que detuvieron al individuo son incapaces o alguien se hace de la vista gorda, lo cierto es que allí quedaron las imágenes de la droga y los ketes incautados, la extraña distorsión a partir de la pericia es una puerta abierta a la impunidad.