Editorial

Editorial: ::: DEMOLICIÓN INEVITABLE :::

Nuevamente agentes del cuerpo de seguridad ciudadana de Nuevo Chimbote incursionaron en una vieja casona abandonada que se ubica en el sector “Los Alamos” en donde hallaron a cuatro menores de edad y un joven de 20 años que se embriagaban libando una botella de licor preparado.

La intervención debería ser una de tantas que existen en diversos sectores de la ciudad de no ser porque los protagonistas eran tres menores de 13 y 14 años de edad, virtualmente unas niñas que, botella en mano, daban rienda suelta a un vicio que comienza a destruir su vida y, ciertamente, su futuro.

La pregunta que se les vino a la cabeza a los agentes del serenazgo es la misma que nos hacemos todos, frisaba la medianoche y “¿dónde estaban los padres de estas niñas? ¿Por qué se hallaban en un lugar oscuro y peligroso en el que no solo se corrompen sino que quedan expuestas a cualquier ataque de gente de mal vivir?

Lamentablemente, se trata de un antro de perdición que los jóvenes han invadido en el sector de “Los Alamos”, es una propiedad que en su momento sirvió para la recreación de alguna familia adinerada pero que, por su lejanía, fue abandonada y poco a poco gente de mal vivir la fue desmantelando.

Sin embargo, dada su ubicación, la escasa iluminación y la ausencia total de patrullaje policial o de serenagzo por esa zona, fue invadida por jovenzuelos que suelen libar licor y drogarse en este lugar, dan rienda suelta a vicios que van minando poco a poco su estabilidad emocional y que a la larga terminarán destruyéndolos.

Los propios jóvenes han denominado a este lugar como “Miami”, allí se concentran antes de salir a fiestas o discotecas, ingieren licor o drogas, se confunden con otros menores de su edad y se exponen a cualquier abuso por parte de sujetos mayores.

Lo cierto es que no ha sido la primera vez que el servicio de seguridad ciudadana ha llegado a esta casona y ha retirado a decenas de jóvenes que se dedican a libar licor y en donde se infiltra fácilmente la droga convirtiendo en adictos a jóvenes despistados y carentes de formación y valores en el hogar.

De allí que no se entiende como las autoridades de Nuevo Chimbote pueden convivir con este antro de perdición, como se puede permitir que permanezca en las mismas condiciones y prestarse para el vicio y la corrupción de los muchachos.

Aun cuando se trate de una propiedad privada, las autoridades tiene facultades para emplazar a los propietarios a que protejan sus predios e impidan que se conviertan en fumaderos o lenocinios, que fueran tomados por gente de mal vivir y los convertía en un antro de perdición sin que el dueño haga algo para impedirlo.

Esto no es lo que se ha hecho en “Los Alamos” a pesar que los agentes de serenazgo ya han intervenido y rescatado a menores de edad que se embriagaban en estos locales, su actuación se limita solo a ello, a cancelar cualquier reunión y entregar a los menores a sus padres, a pesar que, a la larga, son ellos los responsables de esta situación.

A pesar que ya se han realizado otras intervenciones ni el alcalde o los regidores, menos la Policía Nacional, la Fiscalía o la defensoría del pueblo han demandado la demolición de este antro de perdición para los efectos de proteger a los niños de tantos vándalos y corruptos que los involucran en el consumo de estupefacientes o la vida delictiva que poco a poco luego va madurando.

Hay quienes pueden decir que no solo este inmueble abandonado propicia la perdición de los menores y promueve la ingesta de licor o drogas en ellos, los locales nocturnos de la ciudad son también fuente de escándalos porque se permite la presencia de menores libando licor, tal como lo han detectado las autoridales del municipio y el Ministerio Público en los muchos operativos que se han realizado para verificar el desarrollo de la vida nocturna de Chimbote.

Sin embargo, la diferencia entre uno y otro es que los locales nocturnos son establecimientos que se encuentran autorizados para el funcionamiento como tales, que en su actividad se encuentren a malos empleados que permiten el ingreso de menores y dejan que se embriaguen a pesar que la ingesta de licor en ellos está prohibida, eso es otra cosa y se exponen a fuertes multas y sanciones.

Empero, en el caso de la vieja casona de Los Alamos, se trata de un predio que se encuentra abandonado y respecto al cual la autoridad edil se muestra dubitativa para poder tomar una decisión al respecto porque entiende que se trata de una propiedad privada y cualquier medida que adopte sobre ella puede ser asumida como un abuso de autoridad.

Sin embargo, cuando se obra en defensa del interés público no existe violación alguna de por medio, más aun cuando los medios de comunicación han verificado que se trata de construcciones antiguas que han sido abandonadas a su suerte, no se utilizan para nada y no se ha dejado a persona responsable que responda por ella, sea un vigilante o alguien que haga las veces de una guardianía  para impedir no solo los robos sino la presencia de estos jovenzuelos que llegan a embriagarse hasta mas no poder.

El derecho de una persona termina allí en donde empiezan los derechos de los demás, en tal sentido el derecho a la propiedad de los dueños de la vieja casona de Los Alamos, conocida como Miami, se limita cuando nos encontramos con estos escenarios en los cuales un inmueble de propiedad privada se ha convertido en el dolor de cabeza de autoridades y padres de familia cuyos hijos se pierden en este lugar.

De allí que ha llegado el momento de hacer algo respecto a este antro de perdición, las autoridades no pueden seguir haciendo operativos y sacando a menores de edad en medio de una borrachera y entregarlos a los padres para que mañana o más tarde vuelvan a las mismas y corrompidas actividades que se realizan en este lugar.

El alcalde de Nuevo Chimbote no se ha detenido jamás cuando de por medio está el bienestar de la población y seguramente tampoco lo hará si es que debe tomar una decisión respecto a esta vieja casona, más aun cuando todos entendemos que en este caso la demolición es inevitable, no se puede seguir dándole las facilidades a los menores y menos aún a quienes los corrompen, hay que terminar con este problema desde la raíz y eso solo pasa por desaparecer esa vieja casona en Los Alamos.