Editorial

Editorial: :: CASTIGO A LA INSANÍA ::

Hace dos meses la comunidad chimbotana despertó conmocionada luego que la Policía Nacional diera cuenta del hallazgo de un cadáver en la vía pública, en el P.J. Magdalena, el mismo que presentaba un impacto de bala en la cabeza, al margen de las huellas que evidenciaban que antes de ser asesinado fue duramente golpeado.

El cuerpo fue identificado de inmediato por los familiares del joven David Ernesto Osorio Abad, un joven estudiante que salió la noche anterior a divertirse y fue arrojado sin vida a una calle de la avenida Camino Real, por asesinos que no tardarían en ser descubiertos.

Ello porque el occiso no estuvo solo cuando fue atacado por los homicidas, por el contrario, pronto se sabría que los asesinos serían Aldhamir Rinaldo Ríos Camacho, alias “Aldhamir” quien, para este cometido, contó con la cimplicidad de Brando Takeshi Cuba Tipacti y Denilson Hipólito Mori Álvarez.

Los hechos ocurrieron luego de una noche de juerga en que el occiso David Ernesto Osorio se hallaba junto a su concuñado libando licor en una discoteca en la que se encontró con Aldhemir Ríos Camacho y sus compinches, con los cuales aparentemente se conocían porque se pusieron a libar juntos.

Posteriormente, se dirigieron a la vivienda de la madre de Ríos Camacho con la finalidad de seguir libando licor, los relojes ya marcaban las 6.00 de la mañana y fue en la vivienda en donde surgieron las primeras escaramuzas.

El asesino comenzó a discutir con el occiso, éste fue golpeado y en esas circunstancias el concuñado fue expulsado de la vivienda, posteriormente, al cabo solo de una hora se encontraría el cuerpo del estudiante con una bala en la cabeza.

De acuerdo a la investigación policial, el crimen se produjo como consecuencia de un acto de venganza, cuando el asesino recordó que su víctima lo había centrado años antes y por ello se inició un altercado que Aldhermir Ríos lo llevó al extremo de asesinar a su contrincante, sin miramientos y con absoluta frialdad.

De manera cobarde solicitó el apoyo de sus compinches y junto a ellos le propinó primero una soberana paliza y luego le descerrajó un tiro en la cabeza para terminar lanzando el cuerpo a la vía pública, evidenciando un absoluto desprecio por la vida humana.

Inclusive, el criminal actuó sin escrúpulo alguno y sin importarle que un hecho como éste le significaría la cárcel, pues inició las agresiones cuando el familiar del occiso se hallaba presente y luego lo hace expulsar de la vivienda, en otras palabras, era consciente que sería identificado por este asesinato pero ni siquiera eso lo detuvo

Por ello es que el Ministerio Público no ha vacilado en demandar 9 meses de prisión y aportado muchos elementos de prueba, entre ellos a testigos en reserva y pericias relacionadas con el arma y las municiones utilizadas, las cuales requieren de pronunciamientos que toman su tiempo pero que son fundamentales para establecer la autoría del delito, como la homologación del arma con el proyectil hallado en la cabeza del occiso.

No se puede soslayar que esta medida de prisión se dicta recién dos meses después en razón que el asesino fue capturado algunas semanas después del crimen pero por otro delito, por el hecho de portar arma de fuego sin tener licencia, razón por la cual fue enviado al penal por delito de tenencia ilegal de armas, al cual ha sumado ahora este crimen por el cual se estima que pasará parte de su vida recluido en la cárcel.

De la misma manera, hace solo unos días ha sido capturado el cómplice del asesino, el sujeto identificado como Brando Cuba Tipacti (a) “Takeshi”, quien fue el sujeto que cogió por los brazos al occiso David Osorio para que Aldhemir Ríos lo muela a golpes y luego fue el que llevó el vehículo para que se llevaran al aun malherido estudiante por las calles, hasta llegar al jirón Libertad en la esquina con Camino Real, en donde le descerrajaron tres tiros en el cráneo.

Esta gente sin escrúpulos no merece contemplación alguna por parte de las autoridades judiciales, por el contrario, la colectividad espera que se castigue la insania con todo el peso de la ley, que se demuestre que la sociedad se defiende con drasticidad de esta lacra de delincuentes de la peor calaña.