Editorial

Editorial: ::: PREVISIBLE REACCIÓN :::

Las imágenes que llegaron de la sierra de la región, específicamente de la localidad de Sihuas, en donde una turba de ronderos causaba destrozos y arremetía contra las dependencias del Poder Judicial y el Ministerio Público, deben llamar la atención de las autoridades en razón que los niveles de indignación de la población frente a la labor de jueces y fiscales está llegando a extremos que generan rechazo extremo.

Y es que esa respuesta de los ronderos de la vecina provincia de Sihuas no es sino la secuela de los graves sucesos que vienen registrándose a nivel nacional luego de la propalación de los audios que contienen las interceptaciones telefónicas realizadas a altos magistrados del país y con los cuales se demuestra hasta donde ha llegado la corrupción.

Esos audios que poco a poco se vienen trayendo abajo al Presidente de la Corte Suprema, al Presidente y los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura, que ha llevado a prisión al ex Presidente de la Corte Superior de Justicia del Callao y que amenaza con incluir en este mismo saco a otros magistrados y políticos, ha puesto de manifiesto que la corrupción sigue siendo la madre de todas las tropelías e injusticias en el país.

Los ronderos de Sihuas han reaccionado con virulencia luego de advertir que el Fiscal que estaba a cargo de las investigaciones por la muerte de uno de sus integrantes no solo demostraba poco interés en las pesquisas, no solo demostraba que no había avance alguno, sino que ni siquiera los atendía cuando acudían a su despacho para conocer el caso.

Esta actitud no es una pose aislada o particular del representante del Ministerio Público de Sihuas, por el contrario, quien ha litigado advierte que esta es una regla en la mencionada entidad, siempre se encuentran obstáculos cuando se trata de buscar justicia y es complicado llegar a entablar el dialogo con ellos, más aun cuando se trata de conocer el trabajo que presuntamente debería realizar.

Es preciso señalar que este no es el comportamiento generalizado de los magistrados del Poder Judicial y el Ministerio Público, por el contrario, hay un gran porcentaje que vive la profesión y colabora con abogados y litigantes en el esclarecimiento de sus dudas, como debe ser, el Juez o Fiscal no solo hace su trabajo con apego a le ley, también tiene que atender con la cordialidad y las buenas vibras a quienes forman parte de un proceso, aun cuando se trate de personas iletradas o poco educadas.

Lamentablemente, en Sihuas dejaron crecer una animadversión en función a la falta de justicia para los ronderos, estos incubaron un resentimiento que fue creciendo de manera paulatina y se encontró con el resentimiento generalizado del país con una casta de magistrados corruptos que protagonizan el escándalo de los audios.

Entonces la reacción de gente que no ha sido preparada para promover una protesta pacífica, lo que hicieron fue arremeter contra aquellos magistrados que los marginaron y vejaron con investigaciones que le dieron la espalda a su sed de justicia y apelaron a una de las formas y maneras a las que están acostumbrados cuando dirimen sus diferencias en los lugares en donde viven, es decir, la violencia.

Los ronderos arremetieron a la fuerza a las dependencias de la fiscalía en donde no los atendían y nos los dejaban ingresar, cuando acceden por la fuerza se encuentran con oficinas en las cuales los trabajadores las dejaron abandonadas por temor a que les suceda algo y es entonces que los manifestantes ya no promovían una protesta justa sino que se había convertido en una turba que, en esas condiciones, es casi imposible de ser controlada.

Los cientos de ronderos ingresaron como fieras y destruyeron todo lo que se encontraba delante suyo, no midieron las consecuencias de estos graves hechos, solo trataban de hacer justicia con su propia mano, esa justicia que le era negada y esquiva por parte de Fiscales que los ignoraron por completo y se mostraban imperturbables ante sus pedidos para que se castigue a los responsables del crimen de uno de sus integrantes.

Fue allí que hallaron las carpetas fiscales que estaban archivadas en cada uno de los despachos y las lanzaron a la calle, los papeles salían despedidos por los aires y cuando se acumularon en centro de la calles a alguien se les ocurrió prender fuego y lanzaban gritos entorno a la fogata que terminó con varias investigaciones reducidas a cenizas.

Lo mismo hicieron en las dependencias por Poder Judicial, los juzgados fueron atacados y parte de su acervo destruido por una horda que no podía ser controlada por el escaso contingente policial en el lugar, debieron llamar refuerzos para poder terminar con la asonada y proteger lo poco que había quedado en cada dependencia.

Es difícil en esas circunstancias acusar a alguien de los daños y perjuicios irrogados a las dependencias judiciales y de la Fiscalía. Seguramente, los dirigentes serán los llamados a responder por estos hechos, empero, lo que se ha visto es la reacción natural de gente que no encuentra justicia y que lejos de avizorar que en alguna oportunidad los escuchen y atiendan, lo que ven son audios que solo dan vergüenza, que  ponen al descubierto las redes mafiosas que manejan estas entidades y que hacen ilusorio el derecho de los justiciables a acceder a la justicia porque hay algunos corruptos que le ponen precio.

El país está a la espera que todo este escándalo termine, que el gobierno y el congreso de la república terminen con las redes de corrupción y enrumben las entidades encargadas de administrar justicia por la senda que corresponde, solo de esa manera se podrá salir de esta crisis moral que ha puesto en jaque a la justicia de nuestro país.

Los incidentes registrados en la localidad de Sihuas han sido sumamente delicados, nos advierte que hay sectores de la población que ya no están dispuestos a seguir siendo meros espectadores de la corrupción que campea al interior de los organismos de justicia sino que ha llegado el momento de tomar acciones, de allí que una previsible reacción ha sido la violencia a pesar que jampas nos imaginábamos que iba a llegar en esos niveles sino que se manifestaría de otras maneras.

Ha llegado el momento que se tomen medidas pero que ellas se ejecuten por medio de personas y magistrados que no se encuentren encaminados en las mismas mafias que hoy despiertan la indignación nacional. Esperemos sea así.