Editorial

Editorial: ::: ANIVERSARIO DIFERENTE :::

Chimbote, la bendita tierra de promisión que con increíble criterio visionario nos describiera Enrique Tovar, está de fiesta. Hoy celebra el 112 aniversario de su creación política y por ello todos tenemos un motivo para henchir orgullosos el pecho.

Y es que si bien muchos estiman que la fiesta de Chimbote está relacionada con las actividades patronales en homenaje a San Pedrito, habida cuenta que se hizo una tradición celebrar a Chimbote como ciudad en los meses de Junio, en realidad la creación política de nuestro puerto se dio en diciembre.

Esto en función a que fue un 06 de diciembre de 1906 que el Presidente José Pardo y Barreda dictó la ley que creó el distrito de Chimbote, cuando lo desmembró del distrito de Santa y decidió que el Puerto tenía su propia organización política y en adelante elegiría a sus propias autoridades.

Es este el antecedente de lo que sería en el curso de los años el bullente distrito de Chimbote, que se convertiría en la capital de la provincia del santa y se asentaría una actividad industrial que en algún momento lo llevó a ser considerado como primer puesto pesquero del mundo.

Por ello hoy debemos regocijarnos los chimbotanos, celebrar porque un día como hoy hace ya más de un centenar de años la ciudad fue elevada a categoría de distrito y desde entonces comenzó a desarrollarse hasta convertirse en el emporio pesquero e industrial que es hoy.

Sin embargo, la pregunta que se cae de madura es ¿habrá motivo para celebrar hoy en Chimbote? Convenimos que habrá respuestas de todo calibre y posiciones encontradas, más aun cuando el manejo de nuestros destinos no nos coloca nada en bandeja como para lanzar un grito de felicidad.

Decimos ello por la crisis de autoridad que soporta nuestro puerto y no solo de hoy sino de hace mucho tiempo, quizás desde la década del 90 cuando el entonces ex alcalde aprista Oswaldo Pérez Gamboa fue encarcelado cuando estaba en ejercicio de sus funciones. Desde allí hay muchos alcaldes que han seguido la misma suerte y el sillón principal de la casa consistorial ha debido hacer frente a las crisis generadas siempre por los actos de corrupción o agitación que han sido sancionados por la justicia.

Después de Oswaldo Pérez Gamboa, quien lo sucedió fue el arquitecto Marcos Benites Guevara quien luego de haber dejado el cargo, completando el período de su antecesor, fue denunciado y encarcelado por algún tiempo bajo cargos de corrupción que al cabo de muchos años fueron archivados.

En este ínterin se sucederían serios incidentes en las gestiones de Estuardo Díaz Delgado y la segunda gestión de Guzmán Aguirre Altamirano, el primero por una suspensión de cargo que derivó en la toma de la municipalidad y la tristemente célebre imagen aquella en que es sacado en vilo por los entonces regidores, mientras que el segundo debió ser sacado del cargo agobiado por males que se dijo eran permanentes pero que al cabo de unos años resultaron ser solo pasajeros.

Luego llegaría el ex alcalde Luis Arroyo Rojas, quien fue apresado antes que concluya su mandato por los delitos derivados de su anterior gestión en la Sub Región Pacífico y el Gobierno Regional, lo que dejó la Municipalidad en una crisis institucional.

Le siguió los pasos la ex alcaldesa Victoria Espinoza y Julio Cortez Rojas, quienes encabezaron el actual periodo de gestión que ha sido quizás el más accidentado de todos los que se han sucedido en la comuna provincial del santa.

Ello porque apenas al año de su gestión Victoria Espinoza recibió una condena de siete años de cárcel efectiva por delito de Enriquecimiento Ilícito, por lo cual se escondió y se mantuvo en la clandestinidad por espacio de 11 meses, hasta que la Corte Suprema en una ejecutoria que generó escándalo y controversia, la absolvió y permitió que retornara al timón de la comuna provincial.

Sin embargo, los juicios de Victoria Espinoza seguían pendientes, durante este período se mantuvo más en los estrados judiciales que en su despacho, fue absuelta en otros dos juicios pero uno de ellos fue anulado y está a punto de volver a sentenciarse. El tercero, le generó una segunda condena de cárcel efectiva y volvió a la clandestinidad.

Esto ha ocurrido el 04 de julio del año en curso, cuando ya Victoria Espinoza había dejado la comuna y se aprestaba a postular a la gobernación regional, empero, junto a ella fue condenado su sucesor en el cargo de alcalde, Julio Cortéz Rojas, quien debió seguir el mismo camino de la clandestinidad.

En esta oportunidad la sentencia condenatoria ha sido ratificada en la Primera Sala Penal y esperan que en una casación la Corte Suprema pueda librarlos del fallo condenatorio, empero, hasta la fecha están en condición de requisitoriados y hasta se ha ofrecido recompensa por información que procure la captura de ambos.

Desde entonces, desde hace cinco meses, asumió la alcaldía Humberto Ortiz Soto, quien en septiembre dejó el cargo por un mes para postular a la reelección y será quien el 02 de enero del año próximo entregue la posta al arquitecto Roberto Briceño Franco, quien ha resultado electo en los últimos comicios de octubre.

Esta ha sido la aciaga suerte que tuvo la entidad que se encarga de dirigir a la ciudad, en los últimos años sus titulares han sido pasibles de medidas judiciales que los han llevado a la cárcel o la clandestinidad. Es una pena que esto ocurra y por ello es que ahora que Chimbote celebra su 112 aniversario, confiamos en que aquellos que tomen la posta y asuman la conducción de la ciudad, el año próximo, dejen sentada la huella de un trabajo distinto, que dejen de lado los manejos suspicaces y controversiales y que trabajen por Chimbote y para Chimbote, que se destierre de una buena vez ese derrotero que ha sembrado la Municipalidad de una crisis institucional que se extiende en el tiempo. Feliz aniversario Chimbotanos, confiemos que los malos tiempos definitivamente cambiarán.