Soñar si cuesta y caro. El lunes 26 de abril los representantes de las instituciones que integran el Comité Provincial de Seguridad Ciudadana, COPROSEC, se reunieron para ponerse de acuerdo en la elaboración y ejecución de un plan de lucha contra la pandemia que a partir de ese momento pudiera desarrollarse en forma coordinada y eficiente.
Tal como lo hizo notar este medio de comunicación, la mencionada reunión debió haberse realizado hace más de un año tan pronto como comenzó la pandemia. Ello no obstante, dejamos en claro que, tratándose de un esfuerzo relacionado con la vida y la salud de la población, “era mejor tarde que nunca”. Con renovada esperanza y confianza, creímos que el sueño de un trabajo conjunto, indiscutiblemente necesario y largamente esperado, por fin se había hecho realidad.
Sin embargo, el domingo 09 de mayo, este caro sueño se derrumbó. La encargada de hacernos ver la triste realidad de las cosas fue la comisionada de la Defensoría del Pueblo, Dra. Roslyn Villanueva Ramírez. En una invocación que formuló a través de las redes sociales, lamentó que los sectores que integran el COPROSEC sigan trabajando cada uno por su lado, sin un plan integrado, ni articulado
Para ser más enfática y no irse por las ramas, la defensora del pueblo emplazó públicamente al alcalde provincial y presidente del COPROSEC, Roberto Briceño Franco, a quien recordó que su obligación es liderar una labor coordinada con las demás instituciones que conforman este grupo de trabajo, dirigida a fortalecer y no descuidar la lucha la lucha contra la pandemia. Calificó el incumplimiento de esta obligación como “increíble indiferencia”.
El mismo domingo 9, como inesperado homenaje por el Día de la Madre, la Contraloría General de la República dio a conocer dos informes de control igualmente inquietantes. Dichos informes hacen hincapié en el relajamiento de los controles y protocolos de seguridad que se pudo comprobar en dos de los principales centros de abastos de la localidad, como son los mercados Modelo y Dos de Mayo.
Con todas sus letras, el órgano de control responsabiliza de este relajamiento a la Municipalidad Provincial del Santa y pone muy en claro dos cosas que son extremadamente preocupantes. Señala que desde agosto del año pasado, la comuna provincial no ha vuelto a realizar pruebas de descarte de covid a los comerciantes, omisión que de ser cierta configura una imperdonable irresponsabilidad. Y añade que éstos, tampoco han sido suficientemente capacitados en la aplicación de sus respectivos planes de vigilancia y manejo de residuos sólidos. ¿Es así cómo se quiere ganar la batalla a la pandemia?. ¿No son acaso los mercados los principales focos de contagio?.
A todo ello se suma el caso de otro de los sectores que produce conglomerados y que también acusa relajamiento como es el transporte público. De un tiempo a esta parte se puede ver que a bordo de los vehículos ya no se respeta el aforo ni los protocolos de seguridad. Si tanto la comuna provincial como cada sector del COPROSEC van a seguir trabajando por su lado, pateando la pelota sin un patrón de juego ¿de qué trabajo en equipo podemos estar hablando?
En medio de esta azarosa situación, cuando los índices de contagio y fallecimiento no tienen cuándo bajar, tal parece que la provincia del Santa es un barco a la deriva, con la brújula malograda y sin un capitán que lo comande.