Editorial

DESMEDIDA VORACIDAD POR LAS AGUAS DEL SANTA

Una vez más los dirigentes de la Junta de Usuarios del canal IRCHIM han detonado lo que puede considerarse una noticia bomba. En el  mismo lugar de los hechos y poniendo como testigo a la congresista Lady Camones Soriano,  los representantes del agro santeño  han denunciado la presencia de un enorme dique de concreto, el mismo que ha sido construido junto a la bocatoma del proyecto Chavimochic, ex profesamente para captar una mayor dotación de las aguas del río Santa. La construcción del dique, que salta a la vista desde lejos, se habría ejecutado ya tres meses en forma inconsulta y unilateral, sin  que las autoridades del gobierno regional de Ancash ni los funcionarios del proyecto Chinecas  se hayan dado por enterados. ¿Tampoco lo saben los funcionarios de la Autoridad Local del Agua?.

Lo cierto es que la presencia del dique ha desenmascarado, también por enésima vez, la voracidad desmedida  del proyecto liberteño  de jalar cada vez más agua para su molino, sin importar para nada el principio natural basado en el reparto equitativo del recurso hídrico, ni tampoco el riesgo que este  acaparamiento representa para la agricultura de los valles Santa, Lacramarca y Nepeña.

Sin llegar a ser alarmistas, hechos como éste  traen a la memoria una suerte de anuncio apocalíptico relacionado con el futuro de las aguas del río Santa. Según este anuncio, no está  lejos el día en que el volumen del río más caudaloso de la costa peruana  inicie un proceso de descenso irreversible, como ha sucedido en muchos lugares del mundo. Ríos que antes fueron caudalosos, ahora son quebradas polvorientas.

El Santa, como sabemos, debe su caudal a las lluvias que caen entre los meses de noviembre y abril y cuando éstas dejan de caer, entre  mayo y octubre, son los deshielos de  los nevados de la cordillera Blanca los que se encargan de mantener su caudal. Pero también éstos han empezado a derretirse a ritmo inexorable debido al calentamiento global, como lo demuestra lo sucedido con el nevado Pastorruri. Aquí también, lo que antes fueron cumbres nevadas, ahora son roca pelada.

Ante este inquietante escenario, no se descarta que efectivamente en algún momento las aguas del río Santa no cubran al mismo tiempo  las necesidades de dos grandes proyectos de irrigación, sino solamente para uno de ellos. Nadie por supuesto desea que llegue ese momento.

Sin embargo, la ocurrencia de algunos hechos sintomáticos alimentan este temor.  Por ejemplo, mientras el financiamiento de la III Etapa de Chavimochic  acaba de ser destrabada a nivel de gobierno central, el proyecto Chinecas se mantiene a fojas cero igual que hace 35 años, empantanado en un mar de marchas y contramarchas burocráticas, sin arribar a nada concreto ni dar un solo paso adelante.

Por otra parte, mientras el gobierno central y el gobierno regional de Ancash se han puesto de acuerdo para descartar  la construcción de una bocatoma única para ambos proyectos, se ha permitido, no se sabe con qué autorización, la construcción de un dique para  que Chavimochic asegure desde ahora una mayor captación a su favor. ¿Qué pueden decir al respecto  los funcionarios de la Autoridad Local del Agua?

Como si esto fuera poco, el gobernador regional de Ancash en vez de insistir en la ejecución de Chinecas, ha optado por permanecer en el más absoluto silencio  y como dice el dicho: el que calla, otorga. Es posible que así se lo haya recomendado el principal asesor con el que cuenta para asuntos de Chinecas,  un abogado que al mismo tiempo cumple la misma función en el proyecto Chavimochic. ¿Es así como queremos que Chinecas se haga realidad?.