Parafraseando un antiguo refrán popular y en vista de todo lo que viene acaeciendo en estos últimos días en el ambiente político local y nacional, se nos ocurre que también podemos afirmar, con ese mismo convencimiento, que a elecciones revueltas, ganancia de candidatos.
Y no es para menos. Tras una serie de sucesivas modificaciones de última hora en lo que a plazos y formalidades se refiere, el actual proceso de elecciones regionales y municipales ha terminado por crear más revuelo y confusión de lo que todo el mundo esperaba. Ya sea ex profeso o involuntario, lo cierto es que este desbarajuste de modificaciones representa una situación propicia para que algunos partidos políticos y candidatos estén sacando provecho en desmedro de sus eventuales oponentes.
Hasta donde nos lo permite la memoria, existe en el Jurado Nacional de Elecciones la perniciosa malacostumbre de aceptar la alteración de plazos y reglas de juego cuando el proceso electoral ya está en marcha. Eso es algo así como aceptar que se juegue un tercer tiempo cuando el partido de fútbol ya está por terminar.
Lo desconcertante de esta mala costumbre es el hecho que las modificaciones se realicen no solamente por pedido y capricho de algunos partidos políticos y candidatos, sino también por acuerdo mediante ley del Congreso de la República y finalmente con la anuencia del Jurado Nacional de Electoral. ¿No es esto acaso una forma de restar seriedad y transparencia a un proceso en el que está en juego el destino de la Nación?
En una última de estas sorpresivas modificaciones, la autoridad electoral amplió hasta el viernes 17 de la semana pasada el plazo que supuestamente debió vencer el martes14 para que las agrupaciones políticas regularicen la inscripción de sus candidatos, tanto para gobernadores y consejeros regionales como para alcaldes y regidores. No obstante que entre los favorecidos por dicha ampliación podemos ver a las mismas cholas con diferente pollera, esta ´repentina alteración de las reglas de juego ha dado como resultado más de una sorpresa.
En el caso de Ancash, desenlaces como éste no tienen porque pasar por alto. Existe otra sentencia popular según la cual lo que mal comienza mal acaba y esa es una razón que ya empezó a quitar el sueño a los ancashinos. Podría ser que el proceso electoral esté empezando mal. Ya bastante hemos tenido con la participación de candidatos que han sido avalados por el Jurado Nacional de Elecciones después de haber ocultado información en su hoja de vida, como para tener que aceptar ahora cambios de última hora.
En situaciones como ésta, no tenemos porque olvidar el pasado reciente. Salvo una o dos excepciones, todos los gobernadores regionales que han resultado elegidos en los últimos veinticinco años, han terminado en la cárcel igual que muchos alcaldes, mientras que varios de estos últimos se encuentran en calidad de prófugos de la justicia. Y eso es algo que no debemos pasar por alto.
Justamente debido a estas modificaciones y al ocultamiento de información en las hojas de vida, el elector ancashino ya no cree en nadie. Cada vez que acude a los lugares de votación ya no lo hace por convicción ni con el corazón. Ahora lo solo para evitar la multa y casi siempre decide su voto cuando ya está por llegar a la mesa de sufragio. Esta es el triste final de las elecciones que se realizan a río revuelto.