Por: César Villón Ruiz
(Buscando la Paz)
Querido lector que tienes la oportunidad de leer este artículo, cuyos títulos me han inspirado de publicarlo en este prestigioso “Diario de Chimbote”, y creo que es el único periódico de nuestro querido puerto de Chimbote que siempre en sus paginas menciona las sagradas palabras de Dios dichas en la biblia, y eso por ello que felicito a su director y a todo su equipo. Querido lector, los tiempos difíciles que estamos viviendo la humanidad en el mundo entero, es la suma de las injusticias, la maldad que le hombre lo crea día a día, tenemos la respuesta de la Fuerza de la Naturaleza con las tormentas, lluvias torrenciales, el calor 7 veces mas de lo normal, luego vendrá el invierno que será helada, luego los volcanes y los tsunamis; y todos estos acontecimientos están dichos en la sagradas escrituras La Santa Biblia, porque el gran pecado del mundo es rechazar la ley de Dios, a todo ello es Por estar lejos de Dios, es decir de su presencia espiritual (que la fe y el amor ha salido de nuestros corazones), es lo que la sociedad esta viviendo actualmente. Ya nadie se respeta a si mismo, se ha perdido el vinculo del amor y el respeto a nuestro prójimo. El mundo esta convulsionado nadie quiere la paz, la voz de la muerte esta en cualquier parte de nuestro mundo, ya no es novedad, la portada de los diarios nos aterra sus titulares, a donde vamos a llegar con los crímenes y derramamientos de sangre sin frontera, a quien pedimos auxilio, la maldad va perdiendo la creencia en Dios. Las leyes han perdido su valor nadie les cree: el señor juez, el señor fiscal, autoridades que juramentan ante la palabra de Dios (la biblia) para hacerla cumplir las leyes, pero ellos también están lejos de Dios, la dignidad de un magistrado empieza como una buena autoridad dando buenos ejemplos a los jóvenes abogados que también seguirán los pasos y ellos en alguna oportunidad con la moral en alto serán elegidos a tomar un cargo en palacio judicial y demostraran ser buenos magistrados. La paz de un pueblo empieza haciéndose cumplir las leyes y si no las cumplimos haciéndonos respetar los unos a los otros, entonces por demás están las autoridades, el amor al prójimo y a Dios, se ha perdido el respeto, entonces diremos “cuan lejos estamos de Dios”. Si las autoridades principales de Chimbote y del Perú entero haciendo voces: ¡alto a los crímenes, alto a la corrupción, alto a las violaciones, no mas injusticia para que así el pueblo tome conciencia, porque la voz del pueblo es la voz de Dios! Si nos remontamos a las corrupciones que hicieron en el antepasado estamos imitando a los pueblos de Sodoma y Gomorra, pueblos que a la desmedida de la corrupción fueron castigados por la ira de Dios, con fuego y azufre, la corrupción fue de tal manera que la paciencia de nuestro juez Dios acabó con esa generación que también estuvieron lejos de Dios. ¿Por qué las leyes que están dadas en las constituciones de cada país del mundo, no se encuentran ningunas dadas en los 10 mandamientos, leyes que dio Dios a Moisés y a toda nuestra generación en adelante? Por eso estamos como estamos sin ley. Bien sabemos los entendidos en las cosas de Dios que la maldad y las injusticias que se van sumando en el mundo llegará a su fin porque escrito esta en las Sagradas Escrituras que todos daremos cuenta ante el juicio de Dios en su tribunal; y que pronto se cumplirá en la segunda venida de Nuestro Jesús a la tierra y que su presencia estará en las nubes con sus Ángeles al sonido de las trompetas. Al terminar estas líneas doy gracias a Dios, a este prestigioso Diario de Chimbote que es el vocero y defensor de la justicia social y difusor en su desarrollo político y económico de nuestro querido Chimbote. Es pues queridos y caros lectores que tomemos conciencia de nuestras vidas y no olvidemos lo que sembramos te cegara y nuestros hijos cosecharán lo que hemos sembrado, en este hermoso principio que quiere Dios de sus hijos: “el amor a nuestro Dios y a nuestro prójimo” ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! “salmos 133:1”