Por: Eiffel Ram\u00edrez Avil\u00e9s (*)<\/b><\/p>\n
Me toc\u00f3 volver a salir de Per\u00fa. Y esta vez quise, en vez de comunidades, apreciar las maravillas naturales, entre ellas, Iguaz\u00fa o en palabras m\u00e1s imponentes: las grandes cataratas de Iguaz\u00fa, al sur de Brasil. Puede usted guiarse un poco de este brev\u00edsimo baedeker.<\/p>\n
Lo primero que se tiene que hacer al aterrizar en un aeropuerto brasile\u00f1o es fijarse bien en sus avisos. Fuera de los comunes que hay en cualquier aeropuerto internacional, en Brasil existe la \u2013endemoniada\u2013 regla de no poder retroceder una vez cruzada una l\u00ednea. Y no se puede volver por m\u00e1s ruegos que se haga. Precisamente, en R\u00edo de Janeiro, adonde arrib\u00e9, pas\u00e9 esa l\u00ednea, pero como olvid\u00e9 hacer un tr\u00e1mite, quise retornar solo unos cuantos pasos, pero un vigilante me detuvo: tiene que seguir hacia adelante, se\u00f1or. Y lo mismo le sucedi\u00f3 a un alem\u00e1n y ambos terminamos maldiciendo las normas brasile\u00f1as. Imag\u00ednese usted: \u00a1un alem\u00e1n condenando las r\u00edgidas normas de un pa\u00eds sudamericano!<\/p>\n
Pero la meta segu\u00eda en pie: llegar a Iguaz\u00fa. En el siguiente aeropuerto, estuve atento a las fastidiosas l\u00edneas. De R\u00edo de Janeiro a Foz de Iguaz\u00fa (como se llama la ciudad de las cataratas) se llega en no m\u00e1s de dos horas. Estamos ya en la frontera. La ciudad, en medio de la gran selva brasile\u00f1a, arde en calor. Y ahora me permito decir una gran verdad: no se debe comparar las geograf\u00edas. In\u00fatil es comparar nuestro desierto coste\u00f1o con los desiertos \u00e1rabes, nuestro invierno serrano con el invierno europeo y, del mismo modo, jam\u00e1s comparen el clima de esta selva con el de la selva peruana. En Foz, por el intenso calor, la gente no camina por la calle. No hay perros ni gatos que se asomen a las puertas. Todo desplazamiento es por veh\u00edculos con aire acondicionado. Yo hice el intento de salir a pasear, pero fracas\u00e9 y termin\u00e9 volviendo a mi hotel.<\/p>\n
Ahora lleguemos a las famosas cataratas. El territorio donde est\u00e1 Iguaz\u00fa, as\u00ed nos coment\u00f3 el gu\u00eda mientras nos acerc\u00e1bamos, pertenec\u00eda a Paraguay, pero por la guerra de la Triple Alianza (en las que se juntaron Brasil, Argentina y Uruguay contra aquel en el siglo XIX), dicho pa\u00eds perdi\u00f3 soberan\u00eda sobre ese espacio. Por eso, hoy las cataratas se pueden apreciar desde el lado brasile\u00f1o como desde el lado argentino.<\/p>\n
Yo las contempl\u00e9 desde el lado brasile\u00f1o, en el que se tiene una vista m\u00e1s panor\u00e1mica. Quedar\u00edan cortas mis palabras al tratar de describir lo que vi: las aguas del r\u00edo Iguaz\u00fa, al llegar a cierto punto, se precipitan sobre un nuevo cauce rocoso, generando n\u00edveas cascadas cual velos inmensos desenroll\u00e1ndose. La colocaci\u00f3n de ciertos puentes permite al turista acercarse lo m\u00e1s posible a las ondas que van cayendo a todo furor, lo que hace que un sinn\u00famero de peque\u00f1\u00edsimas gotas empiece a empapar al visitante, brind\u00e1ndole mucha frescura y placer. Uno se siente en tiempos ed\u00e9nicos.\u00a0 \u00a0 \u00a0<\/span><\/p>\n Debo decir que estas cataratas tienen una magia especial: y especial por natural. Pues no hay nada de intervenci\u00f3n humana en su ser. Es el mundo mismo que se expresa en su lenguaje salvaje; es el mundo que saluda orgullosamente a todos; es el mundo que, \u00a1ay!, no pide permiso a los hombres para existir. El hombre que reconoce ese mensaje puede alcanzar a tener el \u00e9xtasis definitivo de lo que est\u00e1 contemplando. Y, con un poco de reflexi\u00f3n y quiz\u00e1 tambi\u00e9n de pesar, podr\u00eda aceptar que el mundo anda muy bien sin \u00e9l.<\/p>\n Vaya a Iguaz\u00fa, querido lector, y, al pie de sus majestuosas aguas, reconozca con humildad su peque\u00f1ez: as\u00f3mbrese, regoc\u00edjese y despierte, que la naturaleza s\u00ed sabe saludar y lo hace con la noble furia de un gigante.<\/p>\n (*) Mg. en Filosof\u00eda por la UNMSM<\/b><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Por: Eiffel Ram\u00edrez Avil\u00e9s (*) Me toc\u00f3 volver a salir de Per\u00fa. Y esta vez quise, en vez de comunidades, apreciar las maravillas naturales, entre ellas, Iguaz\u00fa o en palabras m\u00e1s imponentes: las grandes cataratas…<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":152757,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_seopress_robots_primary_cat":"none","_seopress_titles_title":"","_seopress_titles_desc":"","_seopress_robots_index":"","footnotes":""},"categories":[45],"tags":[],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/diariodechimbote.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/152757"}],"collection":[{"href":"https:\/\/diariodechimbote.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/diariodechimbote.com\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/diariodechimbote.com\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/diariodechimbote.com\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=152757"}],"version-history":[{"count":1,"href":"https:\/\/diariodechimbote.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/152757\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":152760,"href":"https:\/\/diariodechimbote.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/152757\/revisions\/152760"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/diariodechimbote.com\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/152757"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/diariodechimbote.com\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=152757"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/diariodechimbote.com\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=152757"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/diariodechimbote.com\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=152757"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}