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JODY, UNA NIÑA QUE NO SE RINDE

Hace catorce años Jody Tais Moreno Vidarte nació padeciendo de escoliosis, un mal congénito que consiste en la desviación lateral de la columna vertebral, el mismo que desde entonces le impide no solo un desarrollo físico normal sino también una vida llevadera.

Hija de una familia de escasos recursos económicos y con tan solo la tutela de su abuela materna, Jody debió enfrentar su mal desde sus primeros años sin más ayuda que sus propias fuerzas.

A medida que pasaba el tiempo y sin poder acceder a un tratamiento médico especializado, Jody sentía que su mal se iba agudizando pero aún así a duras penas logró terminar sus estudios de primaria.

Hace poco fue operada en un hospital de la capital de la República pero lamentablemente la intervención quirúrgica, lejos de rehabilitarla, estuvo más bien a punto de dejarla parapléjica.

Sin embargo Jody, pesa a su corta edad, es de aquellas personas que no se rinden así nomás y que tampoco pierden la fé ante la adversidad. Por el contrario, haciendo gala de un optimismo realmente envidiable, ella está dispuesta a luchar por su rehabilitación.

Desde hace unos meses asiste a un tratamiento de terapia física en la Parroquia Virgen de la Puerta, donde es atendida por la especialista Elizabeth Lozada Yrribarren.

Para llegar a su cita, Jody tiene que recorrer diez cuadras que parecen interminables desde su domicilio ubicado en Jr. Lima 515, Florida Baja, hasta la parroquia. Lo hace acompañada de una de sus hermanas y valiéndose de una silla de ruedas que le donó el padre Juanito, la cual no es precisamente la silla apropiada para su mal.

La semana pasada, por una de esas cosas propias de la providencia, su caso fue conocido por el Ing. Guillermo Abril León, jefe dela Oficina de Defensa Civil de la comuna provincial. Conmovido por el estado de Jody, Abril León se lo hizo saber a su amigo el Dr. Jorge Benites Altuna, profesional conocido por su gran sensibilidad social.

Esa misma noche Benites Altuna puso sobre la mesa el caso de Jody ante sus socios de Rotary Club Chimbote Buenos Aires mientras participaban de una reunión institucional. La decisión de ayudar a Jody fue unánime y no se hizo esperar.

Antes de terminar la reunión se recaudó el dinero suficiente no solo para la compra de una silla especial sino también para cubrir el costo de pasajes y estadía de la especialista Elizabeth Lozada, quien debió viajar a Lima para realizar la adquisición.

Ayer Jody recibió emocionada su nueva silla de ruedas y con una amplia sonrisa aseguró que muy pronto espera volver a caminar. Por supuesto que sí lo logrará.