Editorial

TÍPICA INDIFERENCIA

Los poblados anexos de los vecinos distritos de Moro y Jimbe han padecido el último fin de semana los embates virulentos e inmisericordes de la furia de la naturaleza, con el penoso saldo de dos muertos y cuantiosos daños en las viviendas de la zona rural.

Ello como consecuencia de una fuerte e inusual lluvia de caracteres torrenciales, seguida de vientos huracanados que no solo obligó a la población a guarecerse sino buscar la manera de no ser víctimas de los desbordes y deslizamientos que se generaba por la gran cantidad de agua que hizo crecer los caudales de los ríos.

Como consecuencia de ello fallecieron dos personas, una mujer y un agricultor que fueron arrastrados cuando trataron de cruzar el lecho de los ríos sin tener en cuenta que por efecto de la lluvia éstos presentaban fuertes corrientes que rápidamente se los llevaron y los desaparecieron en contados minutos.

La acción de las autoridades en ese momento no fue suficiente, se auxiliaron a los pobladores que estaban propensos a los desbordes y los trasladaron hacia zonas mucho más seguras, al fin y al cabo el lecho de los ríos resultó insuficiente para canalizar los huaycos que se deslizaban desde las partes altas y la pérdida de las tierras de cultivo fue imposible de evitarse.

Al final, tras cuatro horas de intensas precipitaciones y de vientos inusuales en ese lugar, el panorama era desolador, muchas viviendas colapsaron porque se levantaban de adobe y el agua diezmó sus estructuras, otras se quedaron sin techos porque fueron arrancados por los fuertes vientos y los desbordes pusieron la cuota de destrucción y desolación en poblados que, si bien están acostumbrados a las lluvias, jamás vivieron los caracteres torrenciales que registraron la moche del último jueves.

La Municipalidad Provincial, del Santa se hizo presente al día siguiente con su almacén de avanzada para poder paliar las necesidades de los pobladores y llevó maquinaria pesada para que se ayude a limpiar los restos de lodo y piedras que dejaron los fenómenos naturales que se ensañaron con una población modesta.

Y en medio de esta desolación y desamparo de mucha gente siempre cabe preguntarse cómo es posible que no se pudieron prevenir tragedias de este tipo, más aun cuando una semana antes se advirtió que podría generarse precipitaciones más fuertes de las que comenzaron a registrarse en la zona y pidieron el apoyo infructuoso del gobierno regional.

Esto se registró hace dos semanas en el despacho del alcalde (e) de la Municipalidad Provincial del Santa, Julio Cortez Rojas, quien recibió a los regantes y miembros de la Junta de Usuarios de Nepeña, quienes demandaban el apoyo con maquinaria para poder descolmatar el lecho de los ríos ante las precipitaciones que comenzaban a registrarse en la zona y que reclamaban una acción inmediata después de lo que todo el país había visto que ocurría en la capital y en la zona norte.

Los regantes como el alcalde consideraron necesario que el Gobierno regional apoye a estos pueblos con maquinaria pesada que tiene a su disposición y con el aporte del proyecto especial Chinecas, inclusive, con ese cometido viajaron a Huaraz a tomar parte en una reunión del CORESEC y esperaron que tras ese cónclave el gobernador regional los reciba para que los escuche, sin embargo, comprobaron el perfil totalmente negativo de la máxima autoridad regional.

Cuando quisieron abordarlo, Enrique Vargas decidió marcharse por una puerta posterior del local en donde se realizaba la sesión y cuando acudieron a su despacho envió a decir que estaba ocupado en otros temas y que no podría recibirlos, es decir, la misma respuesta que ha otorgado a otras autoridades de nuestra ciudad cada vez que han solicitado reunirse para tratar temas en los que el gobierno regional tiene parte, tal como en varias oportunidades lo ha señalado la alcaldesa Victoria Espinoza.

No ha pasado mucho tiempo de este intento y ya las lluvias hicieron su cometido, han arrasado con viviendas y tierras de cultivo en Moro y Jimbe cuando por lo menos se pudo paliar estos daños si es que el gobernador regional accedía al pedido que estaban formulando las autoridades del valle de Nepeña.

No podemos olvidar que las autoridades de todo el país activaron los sistemas de emergencia el anteaño pasado ante la inminente llegada de un fenómeno de El Niño para el 2016, razón por la cual se dispusieron de millones de soles para que se realicen trabajos de prevención y, finalmente, el Niño no llegó ni siquiera en las dimensiones sospechadas, por lo que se pensó que ya la emergencia se había superado.

Las autoridades no movieron un solo dedo más en materia de prevención y defensa ribereña dejaron las cosas tal y como estaban, pasó un año y los restos acumulados en los cauces no fueron retirados y en estas condiciones las intensas lluvias han comenzado a realizar estragos en las zonas rurales.

El conformismo de las autoridades es elocuente, pensaron que ya la emergencia se había disipado cuando era evidente que el fenómeno de El Niño no se había presentado y, por lo tanto, había que estar alertas por lo que pudiera suceder este año, empero, no se hizo nada al respecto, por ello los primeros resultados indican que las lluvias han hallado desprotegidos a los lechos de los ríos.

Ante semejante panorama, el Poder Ejecutivo ha decidido lanzar un primer salvavidas a los pueblos afectados de nuestra región, ha comunicado a sus alcaldes que el día de hoy lunes se realizará una reunión en Palacio de Gobierno con la presencia del Jefe de estado y los ministros de las principales carteras a efectos de establecer una agenda de trabajo que ayude a estos pueblos a superar las inclemencias de la naturaleza.

Un importante gesto en medio de la típica indiferencia de un Gobierno regional que lamentable está pintado en nuestra región, que cuenta con autoridades ineficientes e incapaces que nadie sabe qué es lo que están haciendo con los presupuestos y recursos que llegan del canon minero. Por lo menos ni siquiera en la emergencia son capaces de reaccionar, menos lo podrán hacer en condiciones normales. Esperemos que el ejecutivo extienda la mano que esperan los pueblos afectados.