La alcaldesa provincial Victoria Espinoza García, con justificada indignación, reclamó y exigió el último fin de semana que las autoridades del Gobierno rectifiquen su accionar junto a la empresa concesionaria OHL y dispongan la colocación de un Puente Bailey sobre el rio Shisho en el vecino distrito de Coishco.
Lo hizo mientras observaba consternada, como muchos otros, cómo un volquete que había sido contratado por la mencionada concesionaria para llevar piedra hasta ese lugar, se accidentaba al caer sobre el hondo cauce en su afán de arrojar el material, hecho que pudo gestar una desgracia y lesionar al chofer, lo que afortunadamente no se concretó.
Y es que al promediar la mañana del último viernes, los encargados de la rehabilitación del Km. 442 de la carretera Panamericana Norte, en el distrito de Coishco, decidieron ejecutar un nuevo baden en este lugar para permitir el transito de los vehículos que se encuentran varados hace varios días en el lugar.
Por ello es que trasladaron decenas de toneladas de piedras y material de relleno y llevaron estructuras para colocar alcantarillas debajo de este baden, con lo cual estimaban que se podría superar la emergencia en este sector que ha generado muchos más problemas de lo que muchos pensaban.
Sin embargo, en la víspera otro baden que habían ejecutado para el paso de los vehículos solo se mantuvo en funcionamiento cuatro horas, pues por la noche con la crecida del cauce y las fuertes corrientes se llevaron esa estructura levantada también en base a material de relleno y enromes rocas que parecían bastante sólidas para el nivel de agua.
De allí que resultaba realmente contraproducente que habiendo fracasado la colocación de un baden provisional por el peligro que ya representa la corriente de este río Shisho, era absurdo que se piense colocar una nueva estructura similar, con la única diferencia que en esta oportunidad se colocarían tres alcantarillas y ya no una sola para permitir el avance de las aguas del afluente.
Seguramente que los técnicos son los encargados de hacer sus cálculos y han estimado que lo que falló el día anterior fue la capacidad de flujo de aguas con una sola alcantarilla y que al triplicarse este ducto ya no se podrá destruir la estructura que permitirá el tránsito de los vehículos.
Sin embargo, esto es un riesgo, es una nueva muestra de desafío a la naturaleza que ha demostrado ser más destructiva de lo que uno se pueda imaginar, peor aun cuando son las propias autoridades las que llaman a los pobladores a no exponer sus vidas atravesando las corrientes de los ríos que han destruido las pistas porque estos en cualquier momento cobran fuerza y pueden arrastrarlos y hasta quitarles la vida.
Si esto es así no entendemos las razones por las cuales quieren exponer la vida de cientos de pasajeros que pasarán por este baden, pues el río ha demostrado que es capaz de todo cuando de arrastrar piedras y muros se trata, lo ha hecho en el mismo lugar como en el puente histórico de Tamborreal en donde ha arrastrado enormes pilares que parecían inamovibles de ese lugar.
Lo que más llama la atención es que apenas se verificó la emergencia la semana pasada, cuando la otrora acequia Shisho se convirtió en un enorme río que fue capaz de abrir un boquete de 200 metros en la carretera Panamericana Norte, el ministro de Transporte señaló que allí se colocaría un Puente Bailey, tanto así que se dijo que en Coishco, como en Casma y en Virú, los puntos en donde la fuerza de los huaicos interrumpió el tráfico en la citada vía nacional, se colocaría esta clase de estructuras por ser aparentes para ellas.
Sin embargo, el hecho que les haya funcionado un baden provisional en Huambacho habría motivado a los responsables de este trabajo a descartar la decisión de colocar un Puente Bailey en Coishco, aparentemente se trata de economizar, a pesar que la naturaleza está advirtiendo lo que puede suceder si se sigue pretendiendo desafiar la fuerza de las corrientes en la medida que siguen las lluvias en las partes altas del valle y en las quebradas de donde se inician los descensos violentos de las aguas.
Seguramente los técnicos a cargo de estos trabajos no son de Chimbote y ni siquiera conocen la historia de nuestra ciudad, pues en esta bendita tierra de promisión conocemos que fenómenos similares se han registrado hace muchos años, específicamente el año 1983 cuando el fenómeno de El Niño hizo estragos en la zona de los pantanos de Villa María.
Allí existía antes un canal que recogía las aguas de regadío de La campiña las llevaba a través de una alcantarilla por debajo de la avenida Pardo y la avenida Meiggs hasta el mar en el 27 de octubre, sin embargo, aquel año los huaicos no solo destrozaron las dos pistas sino que forjaron un enorme cauce que representa ahora el rio lacramarca y sobre cuya cabecera fue necesario construir sendos puentes para permitir el paso de las aguas.
Exactamente lo mismo ocurrió en Huambacho, en el puente por donde pasan las aguas del río Nepeña y que antes no existía pero que la naturaleza se encargó de abrir un cauce en donde ya no puede pasar una acequia o una alcantarilla.
Seria oportuno que la gente que está a cargo de las obras en Coishco le echen una mitrada a la historia, se trata de hechos similares y forman parte de la experiencia que nos deja la naturaleza y que se tiene que respetar, de lo contrario, solo se podrían generar más desgracias y víctimas, lo que se tiene que evitar.
El Rio Shisho, como ya se ha demostrado, era hasta hace dos semanas atrás una inofensiva acequia cuyo ancho no superaba los cinco metros, hoy es un cauce de casi 200 metros y por lo tanto requiere de una estructura sólida que garantice que el tránsito de los vehículos será permanente y seguro, en estos casos no se puede jugar con los números y las cifras, las propias circunstancias pone a las autoridades en la obligación de fortalecer estructuras en aquellos lugares que han modificado su presencia como en un tiempo fueron los otrora inofensivos canales de Lacramarca y Nepeña. Hay que echarle un ojo a la historia.