En los muchos años de ejercicio periodístico, nunca vimos a los pescadores de Chimbote tan enfurecidos como el último lunes cuando realizaron una impresionante movilización por las calles demandando la inmediata destitución del Ministro de la Producción Bruno Giuffra Monteverde.
Quizás las acciones más belicosas de este gremio se remontan a los años 80 y 90 cuando, incentivados por agitadores políticos, la emprendían contra vehículos, viviendas, oficinas y todo cuanto encontraban a su paso al amparo de una oscura idea que de esa manera serían escuchadas por el gobierno.
Sin embargo, fueron otras épocas, por entonces los trabajadores vivían presionados por la violencia terrorista y la indiferencia gubernamental, expresan en las calles ese resentimiento que fue dando lugar a un éxodo de muchos peruanos que no encontraron mejor manera de revertir la difícil situación que saliendo al extranjero.
Empero, los tiempos han cambiado, los aires de la democracia del siglo XXI y el silencio sindicalista en la época del gobierno fujimorista dieron lugar a que las protestas y reclamos laborales adquieran un matiz diferente y se encausaron siempre por la senda del dialogo y la confrontación de posiciones, con excepción de la época de la red de corrupción de Ancash cuando las huestes de construcción civil, que respaldaban a César Álvarez Aguilar, salían a las calles a ejercer violencia para obtener medidas y acuerdos del gobierno nacional.
Por ello es que la marcha realizada en nuestra ciudad por los diferentes gremios laborales del sector pesquero, apuntalados por la presencia de dirigentes nacionales de la CGTP y dirigentes de otros puertos del litoral, se vio robustecida al iniciarse la semana y pusieron en la agenda gubernamental el tema del abierto cuestionamiento a la gestión del Ministro Bruno Giuffra, quien no ha dado la talla parea este cargo.
Bajo los estribillos de “Ministro Harinero” y “sirviente de la Sociedad nacional de Pesquería”, los pescadores expresaron su más rotundo rechazo a las medidas que ha dictado el titular del portafolio y las cuales siempre tienen ese sesgo de favorecimiento a las grandes corporaciones pesqueras, esas que quieren pescar toda la anchoveta del mar y no dejar ni siquiera un saldito para la actividad de consumo humano.,
Y es que en esta ocasión, a las conocidos cuestionamientos por las decisiones del levantamiento de la veda industrial de Anchoveta, se han sumado ahora los trabajadores y pescadores de la pesca de consumo humano directo, sector al cual no solo se pretende dejarlo sin materia prima sino que hay algunos lobbys que tratan de desaparecerlo, y, todo indica que lo están consiguiendo.
Los gremios de este sector han cuestionado las resoluciones ministeriales que ha dictado el Ministro Giuffra relacionados con la imposición de una cuota de captura de anchoveta destinada a la industria de consumo humano y, paralelamente, ha desaparecido la Dirección de extracción de consumo humano en el organigrama del Ministerio de la Producción que era la dependencia que manejaba todos los aspectos relacionados a la pesca artesanal.
Si el ministro impone una cuota de pesca a la actividad de consumo humano es porque pretende que la mayor parte del cardumen se vaya a la pesca industrial, no quiere ni siquiera que las fábricas conserveras se abastezcan de la suficiente materia prima y con ello se trata de ahogar económicamente a este sector con el protervo objetivo de eliminarlo.
Esto no solo lo han cuestionado los pescadores y trabajadores de la actividad de consumo humano, sino que lo han rechazado los propios empresarios de este rubro que la semana anterior ofrecieron una conferencia de prensa para dar a conocer su posición frente a un Ministro que, sin lugar a dudas, favorece a la pesca industrial.
Y es que los pescadores y todos los trabajadores involucrados en el sector pesquero aún no pueden digerir las actitudes de un ministro que demuestra cada día que pasa que no tiene los conocimientos y la experiencia suficiente como para dirigir un portafolio de Pesquería y que, a la par, es un empresario que esta estrechamente vinculados a los gremios más poderosos de la actividad pesquera como la Sociedad Nacional de Pesquería y no hace esfuerzo alguno siquiera para disimular un abierto favorecimiento a ellos.
Por ejemplo, el último fin de semana estuvo en Chimbote uno de los principales dirigentes de la Central de Traba bajadores del Perú, benigno Chirinos Sotelo, quien fustigó duramente al Ministro Giuffra por haber dispuesto que se levante la veda de anchoveta sin contar con los informes técnicos del IMARPE que son los que deberían regir y establecer las pautas de una medida ministerial de este tipo.
Y, para muestra solo hace falta un botón: la veda pesquera se ha dejado sin efecto la segunda semana de abril, sin embargo, esta medida plasmada en una resolución ministerial de la fecha fue adelantada por el propio Ministro unas tres a cuatro semanas antes, inclusive, mucho antes que concluya el crucero de investigación del IMARPE que determine la situación del cardumen en el litoral.
¿Sabía de antemano el Ministro que las especies se encontraban en buen tamaño y en tal cantidad como para adelantar el final de la veda? De ninguna manera, su posición solo respondía a una perspectiva pro empresarial, una posición sumamente cuestionable que deja por los suelos los reales principios conservacionistas que deberían regir el comportamiento de una autoridad ministerial que tiene bajo su responsabilidad la preservación de la anchoveta.
La irresponsable actitud del Ministro de pronunciarse sobre la veda sin que le resulte necesario los informes del IMARPE lo muestra como lo que dicen los pescadores en las calles, como un ministro depredador, un ministro harinero y un ministro al servicio de las grandes corporaciones pesqueras. Con un perfil de estas características el gobierno no tiene que esperar a nuevas reacciones de los hombres de mar, tiene que saber separar “la paja del trigo” y escuchar la furibunda protesta en las calles si es que, en realidad, no quiere verse comprometido en una asonada mayor.