Editorial

Editoial: ::: CORRUPCIÓN A FONDO :::

Así como cuando en una herida infectada se pone el dedo y salta la pus, en la investigación que realiza la Fiscalía por el sonado caso de “La Centralita”, el Fiscal supraprovincial Elmer Chirre sigue presionando los dedos para conocer todo los restos putrefactos que dejaron los ex funcionarios y allegados a esa red de corrupción que se encostró en la gestión del ex presidente regional Cresar Álvarez Aguilar.

Hace solo unas semanas nos estuvimos refiriendo a la huella de la coima millonaria que cobraron a la empresa brasileña Odebrecht por la adjudicación de la carretera Chacas San Luis, habiéndose conseguido dar con la pista de dos millones y medio de dólares que fueron depositados en una cuenta “off shore” del Japón con la finalidad de impedir que las autoridades descubran este acto de corrupción que involucró directamente al ex presidente regional César Álvarez y su asesor de cabecera Dirsse Valverde Varas.

La semana pasada le tocó el turno al ex gerente del proyecto especial Chinecas, Arnulfo Moreno Corales, quien se encuentra prófugo de la justicia y con una orden de prisión preventiva de 18 meses por su participación en actos de corrupción a partir de la disposición de los recursos destinados al proyecto irrigador.

Uno de estos actos ha sido corroborado por la Fiscalía luego de obtener los testimonios de un testigo en reserva y tras cruzar información con las declaraciones de otros testigos y con documentos fidedignos que ponen de manifiesto que hubo un concierto de voluntades para que se adjudique la contratación de un servicio a una empresa vinculada a un testaferro de Binci López quien, a cambio de ese favor le entregó un auto como coima al ex gerente de Chimecas.

Los hechos están relacionados con la adjudicación de la buena pro para el servicio de consultoría del proyecto denominado Desarrollo de ventajas competitivas para la innovación tecnológica en el ámbito del proyecto especial Chinecas”, el mismo que estaba valorizado en más de medio millones de soles.

Basta solo leer el nombrecito para entender que se trataba de un servicio de favor que se adjudicó y se pagó pero que jamás se ejecutó, una modalidad delincuencial para sustraerle el dinero al estado a través de esta clase de triquiñuelas que tienen un derrotero final en el pago de prebendas que, en esta ocasión, se materializaron en especies.

La fiscalía no solo ha conseguido recabar los documentos de la transferencia del vehículo sino los testimonios de personas que han formado parte de este círculo vicioso, quienes han corroborado que el representante de la empresa Consorcio Innovación Tecnológica, Jorge Luis Barreto Burga, no era más que un testaferro de Binci López, es decir que se trataba solo de un círculo vicioso de gente que se prestaba a estos malos manejos para llenarse los bolsillos de dinero que sustrajeron de esta manera del erario de Chinecas.

Y no se puede olvidar que este Binci López Sánchez ha sido uno de los operadores de la red de corrupción de Ancash, un personaje estrechamente vinculado con César Álvarez Aguilar y quien aparece como involucrado en el caso de la “desratización”, otro proyecto bamba de la gestión de César Álvarez que permitió a los implicados sustraer más de tres millones de soles sin que se realice trabajo efectivo alguno.

Este caso ha sido ya materia de juzgamiento y nueve de los investigados ya purgan carcelería en el penal de Cambio Puente por condena impuesta por la Sala Penal Liquidadora del Santa, mientras que el mismo Binci López será nuevamente juzgado desde este viernes en la medida que la condena que le impusieron por esos hechos, de doce años de cárcel efectiva, ha sido anulada por la Corte Suprema por un mero formulismo y tendrá que ser nuevamente juzgado y condenado por la justicia de Chimbote.

No cabe duda que este personaje se había especializado en montar procesos de selección para la adjudicación de supuestos servicios que contratan las entidades regionales pero que no ejecutaba absolutamente nada, solo se trataba de una escandalosa concertación y una selección en papeles que servirían para cobrar sumas millonarias que fueron a parar a los bolsillos de los implicados.

Son elementos acostumbrados a manejarse con coimas y sobornos y saben perfectamente que estas prebendas no solo pueden entregarse en dinero sino que también lo pueden hacer en bienes, en algunos casos con viajes de placer o con la adjudicación de obras, por ello que a nadie debe extrañar que se haya llegado al extremo de entregar un vehículo como parte de este sucio negociado en la función pública.

No es la primera vez que nos encontramos frente a hechos de esta naturaleza, hace algunos años atrás se denunció al ex rector de la Universidad Privada San Pedro, Jorge Morales Chincha, por haber recibido un vehículo como donación de la empresa que se adjudicó un servicio millonario de esta entidad, hechos que llegaron a los tribunales y que fueron sancionados por la justicia.

De la misma manera, se denunció hace ya muchos años un hecho similar en la Municipalidad de Nuevo Chimbote, cuando estaba al frente de ella la ex alcaldesa Luisa Gadea de Alegre, en cuya gestión se adjudicó una obra de la carretera al Balneario El Dorado a una empresa que extrañamente terminó entregando un vehículo de su propiedad para el uso de la autoridad edil, una situación que solo cae en el campo de la duda y la suspicacia.

El Fiscal Supraprovincial ya ha procedido a ampliar la investigación contra los involucrados en este nuevo “affaire” del caso “La centralita” por la comisión de los delitos de colusión en agravio del estado y pasa a formar parte de ese voluminoso expediente que ya ha recopilado muchas pruebas contra aquellos que implementaron toda na organización delictiva para enriquecerse con los recursos del estado.

Pese a todas las evidencias que se vienen conociendo poco a poco en este emblemático caso, aun no entendemos cómo es que aparecen abogados que sigue clamando inocencia para los implicados en este proceso y repitan la absurda coartada del encarcelado Martin Belaúnde cuando llegó a señalar que “La centralita” era solo una leyenda urbana, una creación del periodismo. Tremendo cinismo queda ahora al descubierto.