La sección de Delitos de la Comisaria de Buenos Aires tiene en sus manos un peliagudo caso en el que se presume el ultraje sexual de una menor de 12 años que no fue denunciado oportunamente y que se habría puesto al descubierto por que quedó embarazada y se estableció solo cuando debió dar a luz un bebé.
Este caso trascendió la semana pasada en el hospital regional “Eleazar Guzmán Barrón” en donde los médicos comunicaron a los efectivos policiales del ingreso de una menor de 12 años por el área de emergencia, en estado de gravidez y con serios problemas para controlar el embarazo ya avanzado.
La menor llegó con una gestación en su estado final y con pre eclancia, es decir, con presión alta que pone en riesgo la vida de la madre y el bebé, por lo que se dispuso el inmediato traslado de la niña al quirófano a efectos de someterla a una cesárea de urgencia.
Sin embargo, dada la edad de la menor es evidente que existe de por medio la presunta comisión de un delito sexual que no ha sido denunciado, de allí que urge investigar los entretelones de este nuevo caso de abuso contra menores.
Empero, en las primeras averiguaciones los agentes se dieron con la sorpresa de no encontrar mayores pistas en relación a las personas que trasladaron a la menor, apenas si se había anotado el número del DNI de la persona que ingresó con la niña y quien adujo era su madre, empero, todo indica que no ha sido así.
Cuando la Policía recurrió a los archivos del RENIEC pudo establecer que el numero de ese documento de identidad correspondía a Mirian Arista Aspiros, quien registra domicilio en la localidad de Oxapampa, en la lejana región de Pasco, por lo que se presume que se trata de una identidad impostada y que la mujer que llevó a la niña realmente no era su madre sino una mujer extraña.
De todas formas creemos que la Policía cuenta con una pista que deberá trabajar en coordinación con otras sedes policiales, lo importante es que se determine si tiene alguna relación o vinculación con la menor de edad, mientras tanto, las autoridades tendrán que velar por la menor y la prole que ha generado en la flor de su niñez, ambos tendrán que ser entregados a un albergue para cuidarlos hasta que sus familiares intervengan, si es que ya realmente lo han hecho.
Sin embargo, este lamentable capitulo que se ha escrito en la actividad de un nosocomio debe dejar muchas experiencias para el futuro, debe obligar a las autoridades a establecer los mecanismos adecuados que deben seguir los trabajadores de un nosocomio cuando alguien ingresa con un paciente.
El caso de la menor en estado de gravidez, por ejemplo, es imperativo que los encargados de recepcionar a la menor se preocupen de registrar fehacientemente a las personas que lo acompañan, deben exigir algún documento de identidad que avale su relación con el paciente a efectos que respondan ante cualquier eventualidad, como puede ser los costos de una atención de urgencia que requiera esa persona.
No se debe permitir que alguien que llegue con un herido o con necesidad de atención, abandone las instalaciones del hospital con la finalidad de evadir alguna responsabilidad y deje al paciente a su suerte, peor aun cuando se trata de una niña de apenas 12 años y con una maternidad prematura.
Hasta donde teníamos uso de razón los hospitales y centros asistenciales disponen medidas preventivas para el registro del ingreso de pacientes, sin embargo, ahora que se ha registrado unÂÂÂ hecho en el que se presume la posible comisión de un grave delito se puede advertir que el personal del hospital no tomó una sola precaución, apenas si anotó el numero de un documento de identidad y aparentemente ni siquiera verificó si se trataba del documento de la persona que llevó a la menor de edad.
Esperemos que la Policía pueda dar no solo con la extraña mujer que llevó a la menor, sino, esencialmente, con sus familiares, ellos tiene que saber que es lo que ha pasado con esta menor de edad, como es que aparece de pronto con un cuadro de gestación en última fase y con peligro para su vida y la del bebé. Aquí hay una pesquisa pendiente y urge llegar hasta las últimas consecuencias.
MALVADA AGRESIÓN
Otro joven llega a la sede de la Comisaria de Buenos Aires luego de haber sido violentamente agredido por el personal de una Discoteca del Cono Sur, por vigilantes que extremaron sus atribuciones y lo agredieron sin que exista motivo alguno.
Aun dolorido por los fuertes golpes que recibió en el rostro, en las piernas y en la espalda, el joven denunció las lesiones contra las personas que resulten responsables, habida cuenta que el establecimiento nocturno debería proporcionar las identidades de quienes fueron los que estaban de turno aquella madrugada.
Lo cierto es que no es la primera vez, y asumimos que no será la última, que parroquianos son agredidos por personal de vigilancia de estas discotecas, han sido colocados para eso, para alejar a los beodos y evitar que se produzcan grescas en el interior o en el frontis del local, empero, está claro que extreman sus acciones y convierten sus intenciones de poner orden en una paliza inmisericorde.
Hay que tener en cuenta que los jóvenes que son agredidos se encuentran en absoluto estado de ebriedad, generalmente se ponen malcriados o belicosos, empero, ello no autoriza al personal de vigilancia a saciar sus instintos agresivos con ellos para dejarlos toralmente golpeados y hasta comprometer algún órgano.
La Policía debe poner coto a este accionar violento y el Municipio debe regular, de una buena vez el funcionamiento de estas discotecas, como la comentada que ha sido cuestionada por el director de un Plantel ubicado virtualmente al costado de este local nocturno que, por mandato de la ley, no debería estar ubicado en ese lugar. Esperemos que se tomen las precauciones para terminar con este accionar abusivo y lesivo.