El Gobernador Regional Luis Gamarra Alor cesó públicamente al Director de la Red de Salud Pacifico Norte, Dr. Johnny Benigno Arias, luego de las protestas y los escándalos registrados la semana pasada y que tuvieron como protagonista al mencionado funcionario público.
Sin embargo, el aludido Benigno Arias se mantiene en el cargo y asevera que no le ha llegado notificación alguna de un cese en sus funciones, no ha llegado tampoco alguien que lo suceda en el cargo y, lejos de hacer un “mea culpa” respecto a todo lo que ha ocurrido, sencillamente se autocalifica como un funcionario eficiente.
Los cuestionamientos se iniciaron poco antes cuando los trabajadores sindicalizados protestaron por la forma como el director dirigía la institución y hasta funcionarios denunciaron y renunciaron públicamente por la forma como se encaraba una serie de situaciones, como los nombramientos, los contratos y una serie de cuestiones internas que habían ya resquebrajado las relaciones laborales.
Sin embargo, en medio de todos estas escaramuzas, el domingo antepasado se registró un serio incidente en el domicilio del mencionado funcionario, un problema familiar derivado de una pelea de pareja que ameritó la intervención de la Policía Nacional y que concluyó con el director de la red Norte intervenido en la Comisaría de Alto Perú por cargos de violencia familiar y agresión a su esposa.
Todos los medios dieron a conocer estos hechos en la medida que siendo un problema de índole familiar o personal, trascendía por el hecho de tener como protagonista nada menos que a un funcionarios público y en momentos que la violencia de la mujer es un tema sumamente sensible en la medida que se vienen registrando muchos atentados de este tipo que han merecido el repudio general.
Las Policía llegó al domicilio del médico Jhonny Benigno Arias y encontró que en el interior, en efecto, existía una pelea doméstica, la esposa del funcionario estaba llorando y les decía que la había agredido, por lo que los custodios procedieron como corresponde en estos casos, trasladar a los protagonistas a la sede policial a efectos de tomar sus declaraciones y proceder a sentar la denuncia, como en efecto se hizo.
Por ello es que la autoridad policial dio cuenta de todos estos hechos y todos vimos al funcionario fotografiado en la sede policial en donde no permaneció mucho tiempo en la medida que el resultado del certificado médico no arrojó lesiones.
Justamente, tres días después el funcionario convocó a una conferencia de prensa en la que, sorpresivamente, se presentó junto a la esposa que, contradictoriamente a los que dicen los papeles y las declaraciones que suscribió en la sede policial, desmintió que haya sido víctima de una agresión y junto a su marido culparon a la Policía de haber fomentado un escándalo y de haberlos trasladado sin motivo a la comisaria.
De lo que si fue consciente la esposa es que ella se encontraba sumamente nerviosa, que había sostenido una agria discusión con su marido y que en ningún momento llamó a la Policía, agregando que por el estado en el que se hallaba, al ver a sus hijos menores subiendo a un patrullero y a verse envuelta en un hecho de estas características como nunca antes le había ocurrido, firmó la manifestación que le puso la Policía sin haberla leído.
Lo más grave es que, al margen de la incoherente versión de esta mujer, dijo a la prensa que virtualmente la Policía la había persuadido para que denuncie a su esposa, se le escuchó decir que le decían que lo denuncie porque después sería peor, que las agresiones se harían más fuertes y no tendría como justificar futuras acusaciones, lo que realmente suena trivial e inverosímil para una mujer adulta y madre de familia.-
Esto de hallarse nerviosa y no saber lo que está firmando se tiene que dejar a una persona indocta, es absurdo que alguien reafirme ante la Policía haber sido víctima de una agresión sea cual fuere, verbal, psicológica o física, y luego señale que eso no es cierto y que solo lo dijo porque estaba en un momento de desesperación, en realidad es difícil creerle esta versión.
Lo que si es factible es que después del escándalo, el mismo que derivó en un inmediato anuncio del Gobernador Regional de haber cesado al funcionario del cargo, la esposa haya decidido buscar la manera de remediar esta situación y de dejar de lado la violencia familiar para tratar de promover una falsa impresión respecto a comportamiento de su marido que ha afectado seriamente su función pública.
Esto suele ocurrir no solo en estas circunstancias sino en muchas otras en las cuales las mujeres se ven presionadas a ocultar la verdad, a no denunciar los hechos de violencia a pesar de las muchas evidencias que existen en este caso, como que la intervención policial nace de una llamada que recibió la Directora del Plantel de la hija de la pareja que viendo que los enfrentamientos violentos entre sus padres podría derivar en un hecho mucho más grave, llamó a la docente parta pedir ayuda.
De allí que los hechos de violencia familiar no son falsos ni cosas inventadas o propiciadas por la Policía, consta en actas, está contenido en manifestaciones y hasta se traducen en las afirmaciones de los trabajadores que han revelado que el Director ha llevado sus problemas de casa a la sede institucional en la medida que han sido testigos de las discusiones que ha sostenido con sus esposa en la misma oficina por los problemas de pareja que ellos enfrentan.
De allí que la situación del Director de la Red Pacífico Norte es insostenible, no puede un funcionario público estar metido en esta clase de líos, el comportamiento de un funcionario debe ser impecable tanto en la oficina como en su vida privada, debe estar al margen de los escándalos y cuando se ve envueltos en ellos lo que se impone es dar un paso al costado sin que nadie tenga que estar diciéndole que se marche.
Hay aquí una cuestión de principios, el funcionario debe advertir que ya no tiene nada que hacer en el cargo después de lo que ha pasado, si dice que espera que le llegue una resolución es que carece del decoro suficiente como para apartarse antes que tengan que sacarlo de malas maneras. Es una lástima todo lo que ha ocurrido, pero es la realidad.