EJEMPLAR
La tarde de ayer viernes han sido inhumados los restos del Padre Roberto Olortegui Ramírez, quien falleció la madrugada del jueves víctima de los males que suelen registrarse en organismos debilitados por la edad y por las enfermedades, como la diabetes que padecía. El dolor que nos embarga a quienes lo conocimos no solo tras el altar de una iglesia o en sus desplazamientos a los pequeños pueblos con la decisión de ayudar y evangelizar a familias humildes, sino en el entorno familiar, es realmente indescriptible. Y es que hablar de Roberto Olortegui es sinónimo de bondad, es buscar la manera de describir la grandeza de un hombre solidario, generoso, magnánimo, un hombre que dejó de lado un futuro profesional, una carrera que había concluido porque escuchó el llamado de Dios y porque tuvo una incuestionable vocación de servicio. Quienes lo conocimos jamás escuchamos que haya pronunciado una admonición o que mostrara gestos de contrariedad o indignación, nunca le escuchamos renegar o protestar, fue siempre un hombre ecuánime y mesurado, que tenía una herramienta sabia y precisa en la palabra de Dios, que promovía el dialogo y la unión en las familias y en los entornos colectivos. La sonrisa fue su principal carta de presentación, aquella que jamás abandonó salvo en sus últimos años cuando la enfermedad comenzó a ganarle batalla en la vida, cuando ya no lo veíamos sonreír sino mantener una seriedad que ocultaba el dolor y la frustración por no poder seguir realizando las actividades solidarias que siempre pregonó. Se dice que siempre nos dejan los hombres buenos y la muerte del padre Roberto es una muestra de ello. Se preocupó en demasía de su familia y no se desalentó si no recibió el recíproco esfuerzo que por ello desplegó. Trabajó incesantemente por la Iglesia a la que le dedicó 51 años de su vida, en otras palabras, a la que entregó la vida trabajando siempre por los demás, pero, principalmente, por los más pobres y desposeídos. No queda sino agradecer a la Iglesia, a la Diócesis de Chimbote, a sus colegas y discípulos sacerdotes de esta ciudad que nunca lo abandonaron, que lo ayudaron y asistieron hasta sus últimos días. Descansa en paz padre Roberto, sabemos que desde la eternidad seguirás haciendo lo único que te animaba en nombre de Dios, es decir, solo el bien y nada más que el bien.
TERRENO
Grave y delicada es la denuncia que se ha formulado en el distrito de Santa, en donde se acusa al alcalde German Rojas de haber iniciado la ejecución de una Laguna de Oxidación en terrenos que no corresponden a la zona indicada en los estudios técnicos y que esos terrenos han sido donados por el chofer del alcalde, quien sería testaferro en todo este tema. En el asunto de la ubicación de los terrenos hay una fábrica que ha puesto el grito en el cielo porque se ha trasladado esta laguna de oxidación en el área colindante lo que quiere decir que no debe tener estudio de impacto ambiental porque no puede hallarse en esa zona industrial. Luego son tres hermanas la que reclaman el terreno, pues afirman que los trabajos se ubicaron en los terrenos de su familia y al indagar se han encontrado con la desagradable sorpresa que la Municipalidad ha entregado este terreno y antes lo ha recibido en donación nada menos que del chofer del alcalde German Torres, aquel apareció como propietario luego de comprarlo a su madre por 40 mil soles, pero entienden que esto se ha hecho con engaños y que el chofer no puede tener esa suma de dinero para la compra lo que quiere decir que sería solo un testaferro. Bueno allí la Fiscalía tiene mucho que investigar pero lo que llama la atención como es que el chofer de un alcalde aparezca metido en todo este entuerto. Esto se parece al chofer de César Álvarez quien manejaba recursos en sus cuentas personales y que procedían de las arcas regionales.
CONTRADICTORIO
La alcaldesa Victoria Espinoza García admitió que no está de acuerdo con la renuncia del Presidente de la Autoridad para la reconstrucción con cambios, Pablo de la Flor Belaúnde, pues que esto solo significará más atraso en esta esperada tarea. Lo que llama la atención es que una de las que reclamaba a voz en cuello por la ineficiencia del gobierno para la reconstrucción fue la alcaldesa y esos cuestionamientos solo hicieron un cargamontón para que se precipite la renuncia de Pablo de la Flor. Ahora que todo está hecho no se puede llorar sobre la leche derramada.