• Santo Padre subraya necesidad de escuchar y reconocer a pueblos locales.
El Papa Francisco propuso hoy (ayer) en Perú desarrollar una “ecología integral” como alternativa al modelo de desarrollo ya caduco, que sigue provocando “degradación humana, social y ambiental”.
En su discurso en Palacio de Gobierno, antes de reunirse con el presidente Kuczynski, el Santo Padre, autor de la encíiclica “Laudato si”, sobre el medioambiente, criticó la forma en que se está despojando a la tierra de los recursos naturales, sin los cuales no es posible ninguna forma de vida.
“La pérdida de selvas y bosques implica no solo la pérdida de especies, que incluso podrían significar en el futuro recursos sumamente importantes, sino una pérdida de relaciones vitales que terminan alterando todo el ecosistema”, advirtió.
Según dijo, esa “ecología integral” exige “escuchar, reconocer y respetar a las personas y a los pueblos locales como interlocutores válidos”.
Indicó que los pueblos locales mantienen un vínculo directo con la tierra, conocen sus tiempos y procesos y saben los efectos catastróficos que, en nombre del desarrollo, están provocando muchos proyectos.
“Entonces se altera todo el entramado vital que constituye la nación. La degradación del medio ambiente, lamentablemente, no se puede separar de la degradación moral de nuestras comunidades. No podemos pensarlas como dos instancias distintas”, insistió.
En ese contexto, recordó que la minería informal se ha vuelto “un peligro que destruye la vida de las personas”.
“Todo este proceso de degradación conlleva y promueve organizaciones por fuera de las estructuras legales que degradan a tantos hermanos nuestros sometiéndolos a la trata -nueva forma de esclavitud-, al trabajo informal, a la delincuencia y a otros males que afectan gravemente su dignidad y, a la vez, la de esta nación”, recalcó.
El Papa Francisco realizó este planteamiento en el discurso pronunciado en Palacio de Gobierno de Perú, donde se reunió con el presidente Pedro Pablo Kuczynski.
Horas antes, la máxima autoridad de la Iglesia Católica visitó Madre de Dios, al noreste del Perú, región amazónica de enorme riqueza ambiental, pero golpeada severamente por la minería ilegal y la contaminación.
En esa región, el Papa invocó a todos los sectores a no permitir la destrucción del medio ambiente y condenó los abusos cometidos contra las comunidades amazónicas.
Durante su discurso ante las comunidades nativas reunidas en el coliseo de Madre de Dios, el Papa Francisco precisó que estos pueblos “no deben ser considerados una minoría, sino que deben ser auténticos interlocutores”.
“La cultura de nuestros pueblos es un signo de vida. La Amazonía, además de ser una reserva de la biodiversidad, es también una reserva cultural que debe preservarse ante los nuevos colonialismos”, manifestó.
En otro momento, refirió que, probablemente, los pueblos originarios amazónicos “nunca hayan estado tan amenazados en su territorio como lo están ahora”.
“Es tierra disputada desde varios frentes: por una parte, el neoextractivismo y la fuerte presión por grandes intereses económicos que dirigen su avidez sobre el petróleo, gas, madera, oro, monocultivos agroindustriales”, refirió.
Asimismo, dijo que también está la amenaza contra sus territorios que viene “por la perversión” de ciertas políticas que promueven la “conservación” de la naturaleza, sin tener en cuenta al ser humano, y, en concreto: “A ustedes, hermanos amazónicos, que habitan en ellas”.
“Sabemos de movimientos que acaparan grandes extensiones de bosques y negocian con ellas generando situaciones de opresión a los pueblos originarios, para quienes, de este modo, el territorio y los recursos naturales que hay en ellos se vuelven inaccesibles”, añadió.
Sostuvo que esta problemática “provoca asfixia a sus pueblos y migración de las nuevas generaciones ante la falta de alternativas locales”.
RETORNO ANUNCIATURA
El Papa Francisco retornó por la noche a la Nunciatura Apostólica, en el distrito de Jesús María, su hospedaje en nuestro país.
Antes de ingresar, el Santo Padre bajó de su vehículo y, en medio de una férrea seguridad, recorrió varios metros a la redonda para saludar a los fieles que desde la tarde lo esperaban con vivas y cantos en los exteriores.
En ese breve recorrido, Francisco repartió bendiciones a pequeños que le eran alcanzados por sus padres, personas con discapacidad o alguna enfermedad, adultos mayores, religiosas, entusiastas jóvenes y todo aquel que pugnaba por acercarse para por lo menos tocarle las manos.
Luego de ello, al dirigirse a la puerta de la Nunciatura, se acercó al anda de la Virgen del Rosario, patrona de Manchay, que habitantes de dicha comunidad de Pachacámac llevaron desde el sur de Lima hasta este punto para que sea bendecida.
Pocos minutos después de ingresar, Francisco salió por el balcón de la Nunciatura para agradecer la visita de todos los fieles, especialmente a quienes hicieron el esfuerzo de venir de Manchay, y de inmediato rezó el Ave María con todos los presentes, antes de despedirlos.
“Que los bendiga Dios padre todo poderoso y ahora despacito, despacito se van a sus casas a dormir, lo necesitan y la gente de los edificios también. Así que hasta mañana si Dios quiere, adiós”.