Editorial

NO QUEDA OTRO CAMINO

El año pasado dijimos en este mismo espacio editorial que la Municipalidad Distrital de Nuevo Chimbote debería impedir el acceso al Campamento Atahualpa aun cuando ello represente un atropello a los derechos de libre tránsito de las personas e, inclusive, aun cuando ello signifique una denuncia por abuso de autoridad contra los funcionarios.

Ello porque éramos conscientes que la hermosa Playa de Atahualpa era imposible de ser controlada y las estadísticas de muertes por ahogamiento de los bañistas avalaban nuestra drástica posición.

Consideramos en aquella oportunidad que la vida de las personas estaba por encima de cualquier consideración legal, representaba el primer derecho que había que respetar y proteger y que, en un presunto conflicto jurídico, se debería optar por el derecho constitucional que reconoce nuestra carta magna cuando establece en su primer artículo que la vida es el sin fin supremo de la sociedad y que las autoridades tienen la obligación de respetarla y protegerla.

En este contexto no podemos sino lamentar la desaparición de dos jóvenes registrada la semana pasada en esta playa hasta donde llegaron junto a un grupo de amigos con la finalidad de recrearse y hacer deporte, inclusive, desoyendo las permanentes e insistentes sugerencias que proporciona el municipio y que hemos hecho eco los medios de comunicación a lo largo de los últimos dos años.

Los jóvenes Jhon Luján Mera de 23 años y Carlos Gómez Ramírez de 19 años, se dirigieron al sector conocido como “La Cocina”, un espléndido lugar para la pesca aficionada de hermosas especies propias de la peña, en donde los lugareños y quienes conocen la zona saben que existen corrientes submarinas sumamente peligrosas y en donde solo pueden ingresar los que tienen experiencia no solo en natación sino en la manera de enfrentar los remolinos y las fuertes corrientes.

Lo que se ha informado la semana pasada es que estos dos jóvenes quisieron dirigirse desde Atahualpa hasta este lugar conocido como “La Cocina”, ubicado a menos de un kilómetro de distancia, por ello se apartaron de sus compañeros y acudieron aparentemente a conocer el lugar, empero, no retornaron.

La tardanza de sus amigos hicieron que los otros dos jóvenes se dirigieran a buscarlos, pensaron encontrarlos saltando por las rocas o mojándose en la orilla, como lo haría cualquiera que no conoce el lugar, sin embargo, comenzaron a desesperarse en la medida que no los avistaban, pasaban las horas y no hallaban rastro alguno de ellos, la única conclusión es que intentaron bañarse en las azulinas aguas y fueron arrastrados por la corriente, pues no aparecían por ningún lado. 

Lo único que quedó es pedir ayuda, llamaron a los policías de salvataje que se encuentran en el lugar, llamaron al Serenazgo de Nuevo Chimbote y comunicaron del hecho a los familiares y amigos con la finalidad que los puedan ayudar a buscarlos.

Con el paso de las horas se fueron perdiendo las esperanzas de hallarlos con vida, solo las progenitoras de los dos muchachos se aferraban a la posibilidad que hayan podido nadar y subir a algunas peñas, por ello clamaban a las autoridades que se sumen a la búsqueda y se trate de ubicarlos.

Lamentablemente, los esfuerzos de los Policías y salvavidas han sido infructuosos, quienes conocen del comportamiento del mar saben que en estos casos es difícil hallarlos, el mar es infalible en estos casos y si es que se han ahogado sus cuerpos solo serán devueltos en un plazo que oscila entre los siete y ocho días, es una constante que se ha observado en todas las tragedias similares que se han registrado en las playas de nuestro litoral y que, aparentemente, seguirán el mismo patrón con el caso que nos ocupa.

Lo que preocupa a las autoridades así como a todos los que seguimos el caso de Atahualpa desde hace unos años, es la ligereza con la que los bañistas y pobladores toman las advertencias de las autoridades sobre el peligro que representa este Balneario, sobre el riesgo de muerte que existe cuando se ingresa a esta playa.

Y es que no solo lo dicen los funcionarios o los periodistas, es una advertencia que se ha formulado en mérito a resoluciones y directivas que han emanado de la Marina de Guerra y la Capitanía de Puerto, los cuales, respetando el derecho de tránsito y que una playa es pública, han establecido el riesgo que representa ingresar al mar en esta playa y han exhortado a los bañistas a no hacerlo como una medida efectiva para proteger su propia vida y la de quienes lo acompañan.

Con este dispositivito también el comité distrital de Defensa Civil de Nuevo Chimbote ha procedido a propalar esta medida mediante anuncios que se colocaron en el propio balneario, ya no solo aparecía una bandera roja que determina el peligro de un determinado sector del litoral sino se trataba de recomendaciones que deberían determinar a los veraneantes a no bañarse en esta playa.

Lamentablemente, los veraneantes no prestan mayor atención a estas exhortaciones, la gente siguió concurriendo a este balneario, el cuerpo de salvataje se vio obligado a tener que reforzar la presencia de efectivos y los rescates han sido constantes, en otras palabras los bañistas ignoraron irresponsablemente las exhortaciones de la autoridad y arriesgaron sus vidas de manera realmente temeraria.

Incluso, hay quienes llegaron a expresar en alguna oportunidad que ya la Policía no debería preocuparse de esta gente que expone su vida si es consciente que se trata de una playa peligrosa e insiste en ingresar en ella, sin embargo, las autoridades tienen que cumplir su rol y estarán siempre alertas a lo que suceda.

Comprendemos el dolor de los familiares, se trata de una vida que es arrancada de improviso y con la incertidumbre de no saber exactamente que es lo que ha ocurrido, de allí que desde nuestra posición y frente a los desenlaces y las consecuencias registradas en estos años creemos que ya es momento de adoptar medidas más contundentes, la sugerencia y las exhortaciones no rinden resultados, no queda otro camino que cerrar esta playa de Atahualpa, no creemos que las autoridades se queden mirando y lamentando las reiteradas muertes y tragedias que allí se registran. Hay que pensar que la vida de las personas está por encima de todo.