Editorial

EDITORIAL ::INSEGURIDAD EXTREMA::

Que la inseguridad es uno de los problemas más álgidos de la ciudad es una verdad de Perogrullo frente a la cual, infortunadamente, ninguna autoridad hace mucho y por ello la ola de robos y asaltos rebasa la paciencia y tolerancia de los ciudadanos.

Sin embargo, aun cuando este es un tema que afecta a la mayoría de ciudades en el país, lo que genera marcada preocupación es que los eventos delictivos ya no solo se registren en lugares apartados o en aquellos en donde exista nula presencia policial, por el contrario, ahora la delincuencia se muestra cada vez mas desafiante y ataca donde le plazca, incluso, en pleno corazón de Chimbote.

Justamente, la semana pasada se denunció uno de estos robos increíbles y que muchos pensábamos que es difícil que se pueda registrar, como fue el asalto a un cambista que trabaja en el mercado informal de transacción de moneda extranjera, es decir, en el jirón Manuel Ruiz, en la segunda cuadra conocida como “Ocoñita”, quizás una de las más céntricas y concurridas de la ciudad.

El atraco se registró en horas de la noche y los delincuentes robaron la suma de 30 mil soles a un cambista sin que otros cambistas o transeúntes se percataran de este hecho que además dejó con heridas sangrantes en el rostro de la víctima al ser golpeado con un arma de fuego.

La denuncia fue presentada ante la Policía Nacional por el agraviado Carlos Fabián Rojas Rodríguez, quien señaló que dos sujetos provistos de armas de fuego se presentaron en su negocio de la segunda cuadra del jirón Manuel Ruiz simulando ser potenciales clientes, sin embargo, su real intención era robarle.

El agraviado señaló que los maleantes actuaron con inusitada violencia y luego de golpearlo con la cacha de un revolver, ante su resistencia, tomaron todo el dinero que encontraron y en medio de amenazas e insultos se fugaron dejándolo sangrando y abordando una motocicleta que estacionaron frente a su negocio.

Según ha trascendido en el lugar nadie observó ni escuchó gritos de auxilio pese a la violencia con la que actuaron los delincuente, por el contrario varios cambistas guardaron absoluto silencio y otros dijeron con desdén que no habían visto nada, ni siquiera la Presidente de la Asociación de Cambistas, quiso referirse al tema, un extraño mutismo que a cualquiera le llama la atención.

No es la primera vez que la delincuencia le pone el ojo a este conglomerado de negociantes informales, por el contrario, se han sucedido otros asaltos, sin embargo, uno de los mas espectaculares fue el registrado en febrero del 2013, cuando una gavilla de maleantes ingresó durante la madrugada y fracturó las puertas de varias oficinas de las cuales se llevaron cerca de un millón de soles.

Hasta la fecha, han transcurrido ya cinco años, nunca se pudo conocer quienes fueron los autores y menos aún se puso a disposición de la justicia a alguno de los presuntos atracadores, por el contrario, ese manto de impunidad se vio alentado por la reticencia de los propios agraviados para exigir que se realice una profunda investigación.

Lo cierto es que a pesar que en este lugar se mueve diariamente miles y hasta millones en moneda nacional o extranjera, no se advierte que los propietarios de estas casas de cambio adopten medidas de seguridad estrictas, por el contrario, la delincuencia avezada puede actuar a sus anchas como lo ha hecho con el cambista al que asaltaron la semana pasada sin tener que hacer un solo disparo y menos aun desesperados por la posible presencia de algún patrullero de la Policía a pesar que se hallaban en pleno corazón de Chimbote.

Lamentablemente la inseguridad sigue reinando en las calles de Chimbote, lo que ha ocurrido en “Ocoñita” es solo la muestra de la vulnerabilidad de las calles de la ciudad, la escasa presencia policial si se tiene en cuenta que este hecho ha ocurrido en una zona céntrica y comercial.

Es una inseguridad extrema frente a la cual son las autoridades las llamadas a mejorar sus estrategias de seguridad y, por lo menos reservar la presencia de alguna unidad de patrullaje en la zona comercial y bancaria que se ubica en la misma zona. Esperemos que los jefes policiales hagan algo.