Editorial

Editorial: ::: LA GARANTÍA DEL REFERENDUM :::

Los últimos acontecimientos acaecidos en nuestra patria, las marchas de la población en las calles rechazando la corrupción, las voces que reclamaban que se vayan todos, había dejado muchísimo espacio para que el Presidente de la República se luzca en el mensaje a la nación que, por mandato constitucional, debe ofrecer al país en el Día de la Independencia.

Y el Presidente Martin Vizcarra Cornejo acusó el llamado de la coyuntura y no dejó pasar la especial oportunidad que le otorga la vida y la propia corrupción mostrada en su descarnada dimensión inmoral y avezada que hemos visto y escuchado todos los peruanos desde hace unas dos no tres semanas atrás.

El jefe de Estado respondió a esta expectativa centrando su mensaje en la crisis política e institucional que vive el país y planteando proyectos de ley que deben ser evaluados y debatidos en el Congreso de la República como primer paso para conseguir una reforma integral de las instituciones y organismos del estado que están infestados de elementos corruptos y que se levantan el patrimonio del país por la vía de los negociados y las componendas bajo la mesa.

Por ello es que ha planteado medidas en temas sensibles y urgentes, no necesariamente para descabezar las principales entidades democráticas que están podridas por la corrupción sino para emprender un plan que efectivamente busque una reforma y el cambio de muchos jueces, fiscales, funcionarios y políticos.

Por ello comenzó con la reforma en las instituciones, especialmente del Consejo Nacional de la Magistratura, el organismo en donde se nombran y califican a los magistrados del todo el país y que se había dedicado a ponerle precio a la cabeza de cada uno de ellos, los amigotes negociaban quien se iba y quien se quedaba, todos hemos visto cómo es que a cambio de una suma de dinero o del tráfico de influencias se pudo mantener a gente que hizo de la administración de justicia el mejor negocio de su vida

Basta ya de eso, el Consejo Nacional de la Magistratura no puede estar integrado por camarillas que se cuidan en sucederse unos a otros para mantener ese status quo, de allí que se ha planteado la modificación constitucional para que la elección de sus miembros de realice por concurso público y de determine por orden de méritos.

Ahora bien, si se sabe que este Consejo Nacional de la Magistratura ha negociado las calificaciones de los magistrados, lo que debe hacer, con carácter de urgencia, es que se revise con una nueva conformación las ratificaciones que se han sancionado en los últimos años en la medida que existe marcada duda y suspicacia en la forma que se han decretado cada una de ellas.

De la misma manera se ha atacado la medida de la injusticia en el Poder Judicial en donde no existe un real control de la conducta funcional de sus miembros, en donde la OCMA ha fracasado a lo largo de todos estos años en la fiscalización de la labor judicial y esto se viene diciendo desde hace mucho tiempo.

Esto es evidente porque los jueces no pueden investigar a otros jueces, a sus propios amigos y colegas, ¿puede alguien pensar que un Juez solicitará la sanción a su colega corrompido? Definitivamente no, lo que hará es justificar las maniobras oscuras que se elucubran en la administración de justicia, basta darse una vuelta por el Palacio Judicial y entrevistar a los abogados para que se confirme cuantas quejas han sido acogidas por este organismo y cuantas se han enviado al archivo.

Pero en donde ha dado la estocada de fondo el Presidente Vizcarra es en la demanda de una reforma constitucional para impedir la reelección de los congresistas, para terminar con una cúpula que se ha venido enriqueciendo con el trabajo legislativo a lo largo de últimos años y quienes han sido los protagonistas de cuanto escándalo se ha registrado en la vida política nacional.

Existen parlamentarios que han hecho de esta actividad un verdadero “modus vivendi”, que no tienen oficio o trabajo conocido pero que se han ingeniado para ser siempre los elegidos en sus respectivas organizaciones.

Hay que terminar con esto, la legislación nacional no permite la reelección del presidente de la república, tampoco permite la reelección de los gobernadores regionales y menos de los alcaldes provinciales y distritales, lo que no se entiende es como no se ha comprendido en esta lógica restricción a los congresistas de la república.

Los parlamentarios no tienen corona en este país, por ello el Presidente ha planteado un proyecto para terminar con la relección en el congreso de la república y muchos dirán que este es un discurso ya conocido y trillado que siempre sale a la palestra pero nunca se concreta, solo se esgrime para salir del difícil momento.

Esto es cierto, todos tenemos derecho a pensar de esta manera después de lo que tradicionalmente hemos escuchado, sin embargo, el Jefe de Estado ha tenido el acierto y la buena muñeca de poner estos temas en el marco de un referéndum a efectos que el pueblo soberano autorice una enmienda constitucional de este calibre porque, lamentablemente, la necesita para poner concretarse.

De esta manera, le ha pasado a los políticos la peliaguda tarea de tener que responder a la difícil coyuntura política que vive nuestro país, son ellos los que deben aprobar la reforma y someterla al veredicto popular, de otra manera no se podrá hacer nada y sencillamente nadie lo haría porque sería únicamente unas propuestas que cayeron en saco roto.

La decisión del presidente Vizcarra de darle este marco democrático a la reforma que requiere el país pasan por la garantía del referéndum constitucional, será la única manera de despejar las dudas que nos abrigan a todos los peruanos de no tomar estas iniciativas como un nuevo discurso que solo serviría para ganar titulares, será ésta la única manera de comprender que esta vez nada se hace con cálculo político o con la intención de ganar aplausos, ahora, los políticos tendrán que rendir cuentas ante el pueblo con la canalización de estas reformas porque si no lo hacen, si se resisten a soltar la ubre estatal, si pretenden distorsionar el verdadero objetivo y espíritu de estas iniciativas presidenciales, la gente saldrá a las calles y demandará que los echen de una buena vez. Ha llegado el momento de cambiar y aplicar las reformas que requiere el país