Editorial

EDITORIAL ::INDIFERENCIA PERNICIOSA::

Hace 12 años atrás el ex alcalde provincial Estuardo Díaz Delgado dio muerte a un motociclista tras haberlo atropellado en una carretera de los exclusivos balnearios del norte del país, al cual había acudido con la finalidad de recibir un nuevo año.

El accidente se registró el segundo día del mes de enero del año 2006, cuando Díaz Delgado aún era alcalde de Chimbote y había decidido recibir el nuevo año en las paradisiacas playas del norte del país, las cuales son exclusivas y, aparentemente el ex burgomaestre quiso darse el mismo gusto de los más altos funcionarios del país.

Sin embargo, ocurrió el accidente aquel en el que le quitó la vida a un motociclista y del cual ha buscado la manera de eximirse de responsabilidad indicando que el único responsable de ese accidente fue el chofer de la moto que se hallaba en completo estado de ebriedad y fue aquel quien invadió su carril y lo chocó frontalmente.

Aun cuando suena precisa y convincente esta coartada, no lo fue para el fiscal y el juez que lo sometieron a un juicio penal en la localidad de Tumbes tras cuyo proceso penal Díaz Delgado fue condenado a una pena condicional y el pago de la reparación civil al que queda sujeto toda persona que es pasible de una sanción penal.

Todo esto ha sido ya materia de profusa información, sin embargo, lo que sorprende es que hasta la fecha, después de tanto tiempo se sigan registrando hechos y situaciones ligadas a este tema y el ex alcalde siga siendo pasible de medidas judiciales que han terminado por privarlo de su libertad.

En efecto esto ha ocurrido el pasado miércoles 03 de este mes, a solo unos días del proceso electoral en el cual venia trabajando a favor de la campaña de uno de los candidatos y cuando ni siquiera sospechaba que la Policía le venía siguiendo los pasos y estaba a punto de capturarlo en plena vía pública.

Cuando el ex burgomaestre, ya cargado en años, caminaba por la céntrica intersección de los jirones Bolognesi y Manuel Ruiz, en el corazón financiero de Chimbote, efectivos de la Policía Judicial lo aprehendieron y se lo llevaron detenido en razón que existía nuevamente una requisitoria emanada de un juzgado de Tumbes por el mismo proceso del atropello de muerte del motociclista.

Muchos pensaron que se trataba de una de las muchas ordenes de aprehensión que se han dictado contra Díaz Delgado en todos estos años y que finalmente terminan en su liberación a los pocos días, empero, en esta oportunidad la cosa no parece ser tan sencilla y el ex burgomaestre parece condenado a permanecer cuatro años en el presidio.

Ello porque en esta ocasión los medios de comunicación han sido informados desde Tumbes que el Juez de esa causa ha ordenado que se cumpla la sentencia de cuatro años de pena efectiva de cárcel que se le impuso a Estuardo Díaz y que ha quedado debidamente ejecutoriada, pero que en nuestra ciudad se desconocía porque el ex alcalde regresaba y no decía la verdad.

En efecto, no es la primera vez que Díaz Delgado había sido detenido en Chimbote por este proceso, la vez anterior ocurrió el año 2014 y fue en esa oportunidad que se dijo que el ex alcalde provincial había virtualmente abandonado ese proceso que ya se hallaba en ejecución y por ello el juez lo estaba apercibiendo.

No sabemos a qué recursos habrá apelado en esa oportunidad, sin embargo, Díaz delgado estuvo de vuelta por Chimbote y, como siempre, le restaba importancia al tema, cuando en realidad una persona jamás debe asumir con ligereza una resolución expedida por la justicia porque una actitud de ese tipo lo único que suele generar son serios y graves problemas con su libertad ambulatoria.

No se puede soslayar que en nuestra ciudad el ex alcalde dijo que habían planteado un habeas corpus y que había sido declarado fundado, empero, en Tumbes desconocen de esos supuestos trámites judiciales, allá lo que ellos tienen es una condena que se ha expedido en su ausencia porque se negó a concurrir a la diligencia y que le impone cuatro años de pena efectiva que es lo que se ha ordenado que se ejecute.

En otras palabras, en Tumbes lo que conocen de este caso son solo la renuencia y las inconcurrencias del ex alcalde Estuardo Díaz y por ello ha sido sancionado con todo el peso de la ley, al extremo que ya ha sido recluido en el penal de esa ciudad.

Cuando una persona se conduce por la senda del bien, cuando atiende y cumple con lo que ordena una autoridad judicial porque eso forma parte de un plan de vida honesto y transparente, no ocurren estas cosas, no se tiene por qué pasar por este bochorno, fundamentalmente, por estas malas experiencias que pone en riesgo no solo nuestra libertad sino la salud misma.

Lamentablemente, el ex alcalde siempre le restó importancia a este hecho, inclusive, a pesar que existía de por medio una vida que se había extinguido, por el contrario, se la pasó diciendo en todos los foros a los que acudía que había sido objeto de una injusticia porque no fue el responsable de ese accidente, empero, ese argumento debería haberlo esgrimido y sostenido en el juicio al cual fue sometido en Tumbes. A estas alturas, de nada sirve estar repitiendo lo mismo cuando existe una condena ejecutoriada.

Ahora el ex alcalde, a sus años, que no son pocos, deberá hacer frente a una sanción judicial drástica y categórica, son cuatro años de cárcel los que le impusieron y por ello no le faltará tiempo para reflexionar en su celda y lamentarse por no haber cumplido cuando oportunamente la autoridad judicial lo emplazó.

Que sirva este penoso incidente, para que las personas entiendan de una buena vez que con las órdenes y sentencias judiciales no se juega, hay que acatarlas y cumplirlas aun cuando representen un baldón para cualquiera pues tarde o temprano puede acarrear problemas tan serios como los que afronta el ex alcalde de Chimbote. Los medios de comunicación hemos publicado dos o hasta tres capturas que se le hicieron antes Esturado Díaz, lo que pone de manifiesto una indiferencia perniciosa de su parte ante una orden de la autoridad. Esto es lo cuestionable.