El alcalde (e) de la Municipalidad Provincial del Santa, Humberto Ortiz Soto, ha reincorporado a la mayoría de los funcionarios de confianza que ocupaban gerencias y sub gerencias en las diversas dependencias ediles, luego que su eventual antecesor Neptalí Briceño Porras los removiera en el período de solo un mes que estuvo en el cargo.
El burgomaestre ha procedido de esta manera a pesar de las poses y amenazas del Sindicato de Trabajadores Municipales que advirtió tomar medidas de fuerza si es que retiraban a los servidores de carrera que Briceño Porras había colocado en las diversas gerencias, los cuales son miembros de su gremio sindical, tales como Raúl Romero Salinas, María Luisa Peña, Marleny de la Cruz, entre otros.
Sin embargo, no ha ratificado a todos, por el contrario, el último fin de semana Ortiz Soto acaba de confirmar que no reincorporaría al ex gerente municipal Edgar Tapia Palacios, quien sabe la piedra en el zapato para los agremiados en el SUTRAMUN y uno de los personajes que ha acumulado la mayoría de denuncias y cuestionamientos en los últimos días y semanas.
Por el contrario, el alcalde ha anunciado que tampoco mantendría al servidor de carrera Raúl Romero Salinas que había sido designado en el interregno municipal de las últimas elecciones, sino que estaba optando por convocar al abogado David Rojas que es una persona que conoce de gestión pública y es de su confianza.
Los agremiados del SUTRAMUN, en el mismo lenguaje utilizado por el primer regidor Neptali Briceño, señalan que la presencia de los funcionarios de carrera no genera más gastos a la comuna y en la medida que entiende que en la Municipalidad existen profesionales capaces de poder asumir las diversas gerencias, lo más oportuno era dejar las cosas como estaban, con los cambios que realizó Neptali Briceño.
Sin embargo, esto no funciona así, los cargos en las gerencias y sub gerencias son de confianza, son puestos claves en los cuales el titular del pliego debe llevar a su propia gente, no puede colocar a un extraño o un profesional que resulte de la confianza de otros, por ello es que el alcalde estaba en la disposición y libertad de poder hacer los cambios que corresponda, sea designando a los que estaban antes o nuevos elementos.
El Sindicato no es ninguna instancia dentro de la estructura orgánica de la comuna provincial como para que pueda ejercer una suerte de presión o para demandar que se mantenga a un funcionario en el cargo, menos aun cuando lo hace con bravuconadas y amenazas que no vienen al caso.
No se puede soslayar que para hacer efectiva esta amenaza el SUTRAMUN convocó la semana pasada un plantón de unas horas de brazos caídos, suspendieron los trabajadores sus actividades y expresaron de esta forma su decisión de exigir al alcalde que escuche las demandas de los servidores.
Empero, en esta medida de fuerza todo Chimbote ha podido apreciar el verdadero rostro de un gremio que pretende tornarse violento o que quiere regresar a los tiempos del garrote o la cachiporra, que pretende mostrarse como los malos de la película y saca a sus elementos más rabiosos para que busquen que imponer sus caprichos.
Esto se observó en las redes sociales gracias a una grabación registrada en el teléfono celular de una servidora que estaba en contra de los procedimientos violentos de los sindicalistas, por ello grabó en medio del plantón realizado en el interior del Municipio, cómo un grupo de dirigentes del SUTRAMUN, entre los cuales se hallaba la sub gerente de transportes María Luisa Peña Rodríguez, sube al segundo piso y conmina a una trabajadora a abandonar las oficinas y sumarse al plantón de los trabajadores, incluso, la acompañaba un sujeto de porte matonesco que actuaba no solo con gritos destemplados sino con ademanes y hasta empellones para pretender imponer su posición.
Cuando este sujeto fue advertido que era grabado por un trabajadora, no vaciló en acercarse a ella y con groserías y procacidades amenazarla por estar filmando la escena, vociferaba que esta protesta era contra los ladrones que querían volver a la Municipalidad.
Es preciso anotar que la funcionaria María Peña no conciliaba con las poses y acciones de este individuo, empero, era evidente que no podía controlarlo, de allí que la beligerancia se impone a la razón en esta clase de acciones seudosindicalistas.
Y es que el discurso de los agremiados pone énfasis en el cuestionamiento a funcionarios que se dice están involucrados en casos de corrupción, por ello el matón del SUTRAMUN vociferaba que estaban contra los ladrones, sin embargo, habría que recordarles a estos gonfalonieros de la mediocridad que las denuncias del gremio sindical cayeron en saco roto.
¿Cuántas denuncias que hicieron contra la administración tuvieron su correlato de una acción penal por parte del Ministerio Público? Desde el año pasado no ha operado ninguna a diferencia de las acusaciones que formulan los medios de comunicación como la última relacionada con un escandaloso pago de dos millones de soles.
Un Sindicato es una agremiación de trabajadores que lleva su representación para demandar las mejoras laborales, las condiciones de trabajo, las escalas remunerativas y todo cuanto resulte indispensable en la vida laboral del trabajador, empero, ello no tiene absolutamente que ver con la presunta intromisión en las decisiones de la institución.
Es inaceptable que un gremio sindical pretenda manejar la institución en base a bravatas y amenazas, mostrando a sus peores cuadros beligerantes para influenciar sobre la administración, de allí que en todos los sectores de la ciudad se ha rechazado este proceder y el mismo alcalde Humberto Ortiz no se ha doblegado ante esta pretensión,
Que los dirigentes del SUTRAMUN se remitan a ejercer las funciones que les compete, si quieren moralizar que muestren pruebas más efectivas que las que han esgrimido hasta la fecha, pero que no pretendan meter las narices en donde no les compete. Las gerencias y las jefaturas de línea son cargos que deben ser decididos por la autoridad, por nadie más.