Editorial

Editorial: ::: DERROTERO PREVISIBLE :::

La ex alcaldesa Victoria Espinoza García ha eludido la lectura de una segunda condena penal en su contra y ello porque se mantiene en condición de prófuga de la justicia al haber sido sentenciada en un primer proceso penal por el caso denominado “semáforos Inteligentes”, proceso en el cual deberá cumplir cuatro años de cárcel efectiva.

Decimos que ha podido eludir una segunda condena porque pudo ser sentenciada la semana pasada en el denominado “Caso Nehalem”, proceso penal que ha concluido el Juez anticorrupción Fernando Arequipeño Ríos y en el cual ha sentenciado a los dos únicos acusados que se apersonaron al juicio, el ex Jefe al jefe de logística de la gestión de Victoria Espinoza y al representante de la empresa NEHALEM que ejecutó la obra de cambio de colectores en el sector III de Chimbote.

El Juez Fernando Arequipeño Ríos condenó a Aquior Mendoza Mendoza a 2 años de pena privativa de la libertad y al empresario Oscar Robles Camarena a 4 años de pena privativa de la libertad, suspendida a 3 años, además les fijó el pago de una reparación civil de 200 mil soles que deberán cancelar hasta el 15 de diciembre, bajo apercibimiento de remitirse los actuados a la Fiscalía para que se demande la efectividad de la pena.

Sin embargo, los sentenciados son solo dos protagonistas de este caso emblemático, pues los principales encausados son la ex alcaldesa Victoria Espinoza García, el ex alcalde provisional Julio Cortez Rojas, y los ex funcionarios ediles Micaela Flores Gómez y Javier Menacho Méndez, a quienes se les ha reservado el fallo por su condición de prófugos de la justicia.

Curiosamente, estos últimos han sido condenados en un proceso penal que es posterior, es decir el caso de los “semáforos inteligentes” que en el orden que se iniciaron era el cuarto y último proceso pero resultó ser el primero que terminaba en una condena efectiva.

Ocurre que el caso NEHALEM quedó rezagado porque inicialmente la Juez Patricia Peralta Gambini absolvió a todos los investigados a pesar de las pruebas que se habían actuado en juicio, irregular fallo que fue observado en grado de apelación por la Primera Sala Penal de Apelaciones conformada por los jueces superiores Carlos Maya Espinoza, Frey Tolentino Cruz y José Manzo Villanueva quienes anularon la sentencia absolutoria y ordenaron un nuevo juicio.

Incluso, este caso se dilató mucho más en la medida que la ex alcaldesa y sus co acusados plantearon un recurso de casación contra la sentencia de vista que anuló su absolución y esperaban que la Corte Suprema deje sin efecto la decisión del colegiado superior y confirme el fallo absolutorio de primera instancia, lo que evidentemente no ocurrió y hasta se puso en tela de juicio el concesorio del recurso casatorio en la medida que la ley no lo autoriza en estos casos.

Lo cierto es que la justicia ordenó un nuevo juicio oral, sin embargo, cuando este se inició todos ellos ya no se presentaron en razón que decidieron mantenerse en la clandestinidad a efectos de eludir la condena efectiva que se les había impuesto en doble instancia en la Corte del Santa en el caso de los semáforos.

Por ello es que este segundo juicio oral se ha llevado a cabo únicamente con la concurrencia del ex Jefe de Logística de la comuna Provincial, Aquior Mendoza y el representante legal del consorcio Nehalem cuyas coartadas no terminaron por convencer al magistrado que decidió condenarlos.

Tanto para el Ministerio Público como para el Juez de la causa, los imputados se coludieron con el representante del Consorcio Nehalem para beneficiarlo con la buena pro de la obra “Mejoramiento de agua y desagüe del sector III de Chimbote” por un monto de 13 millones 864 mil soles.

El sector III de Chimbote incluye los pueblos de El Acero, La Balanza, Antúnez de Mayolo, Ramón Castilla, Barrio Fiscal Nº 5, Víctor Raúl y Manuel Arévalo y allí se realizaron trabajos de saneamiento que fueron sumamente cuestionados en su debido momento, los dirigentes vecinales denunciaron permanentemente las paralizaciones y el incumplimiento de los términos del expediente, lo que dio lugar a que el procurador anticorrupción de entonces, Richard Villavicencio Saldaña, denunciara ante la Fiscalía lo que, a la postre, resultaría siendo un escándalo por las pruebas que se hallaron en el camino.

Y es que para beneficiar al Consorcio Nehalem no solo direccionaron las bases, sino que además, le permitieron garantizar la ejecución de la obra con la presentación de una carta fianza falsa de la cooperativa FININTEL, todo lo cual fue advertido por un peritaje técnico realizado por el perito Gabriel Galdós Lavado.

También se descubrió que los profesionales que propusieron como integrantes de su equipo técnico no cumplían con los requisitos mínimos exigidos en las bases en cuanto a experiencia y antigüedad de colegiatura, pero aun así, el comité especial de adjudicaciones, dio como ganador a Consorcio NEHALEM, en otras palabras más parcialización y contubernio no puede existir.

Por ello es que el Juez de la causa no ha vacilado al momento de dar a conocer los lineamientos de sus sentencia y seguramente que sustentará con argumentos sólidos la decisión que ha tomado, la misma que se veía venir en la medida que los medios de comunicación han seguido de cerca este caso en el curso de los años y quedaron sorprendidos cuando una juez suplente pretendió enterrar este caso, empero, la Primera Sala Penal despejó todas las dudas relacionadas con los cargos incriminatorios.

Ahora bien, es evidente que la ex alcaldesa Victoria Espinoza y sus otros tres coacusados prófugos seguirán la misma suerte, a lo mejor con sentencias más drásticas en la medida que fueron los responsables de este manejo doloso que ha detectado la justicia. Y ello tiene que ser así en la medida que en el caso de una absolución debió consignarse en este primer fallo contra Aquior Mendoza y Oscar Robles Camarena.

El tiempo de la condena solo lo podremos conocer cuando se capture a los prófugos y los lleven nuevamente al banquillo de los acusados para finiquitar esta segunda causa penal contra ellos, empero, este era el derrotero previsible para este segundo juicio que estaba pendiente. Todo indicaba que éste sería el final de una seguidilla de denuncias que, hace unos cinco o seis años, adelantamos en este mismo espacio que sería el epílogo para autoridades que permanentemente desafiaron a la justicia.