Se afirma que la vida es lo más preciado que tenemos, es lo mejor que nos ha dado dios y hasta la Constitución Política lo reconoce así cuando sentencia en su artículo primero “La vida es el ser supremo de la sociedad y como tal el Estado tiene la obligación de protegerla y defenderla”.
Pero la pregunta que se nos viene a la cabeza en este momento es ¿y quién nos da la vida? ¿Por qué estamos en este momento en este mundo lleno de vicisitudes y contingencias? Pues la respuesta es sencilla. Es una mujer, es nuestra madre, por ello siempre está por encima de todos esos principios y articulaciones que nos traen las leyes o la ley de leyes.
Hoy que es el segundo domingo de Mayo, se celebra en todo el país el “Día de la madre”, se reserva esta fecha para recordar y agradecer a nuestras madres ese don especial y exclusivo que tiene de darnos la vida, de traernos al mundo y no solo ello, de cuidarnos, educarnos y orientarnos en nuestro crecimiento y nuestro desarrollo.
Tradicionalmente, el rol de una madre está estrechamente relacionado con la crianza de sus hijos, con los quehaceres del hogar, con el orden y el control de la familia, con todo aquello que tenga que ver con la educación y el bienestar de los hijos.
Esa interpretación ha llevado a colisionar con la realidad en la medida que la figura paternal, el hombre de la casa es quien debe trabajar y mantener el hogar, entregarle lo necesario para que puedan tener alimentación, vestimenta y educación, empero, ese matiz que llevó a Ann Jarviss a promover una fecha especial para rendirle homenaje a las madres y reconocer el esfuerzo que hacen por sus hijos, fue tomando otros matrices con el paso de los años y con la revolución comercial.
Y es que lamentablemente, la fecha ya no representa solo una oportunidad para abrazar y compartir los mejores momentos con la autora de nuestros días, ahora es un motivo comercial que lleva a los hombres a buscar el regalo perfecto para sus esposas y madres como si de ello dependiera la felicidad de un hogar.
Sin embargo, a ese matiz comercial se suma ahora los cambios que han operado en el mundo y en la perspectiva de la mujer que ya no quiere ser únicamente el elemento decorativo en el hogar sino que participa en su sostenimiento y fortalecimiento.
La mujer ya no piensa como antes, ya no cree que su función termina con su formación escolar, sino que busca profesionalizarse, aspira a participar en la vida empresarial, social, comercial y politica de su comunidad, y, en ese afán tiene que doblegar esfuerzos cuando llega a ser madre porque no pierde esa atribución única de ser la formadora y educadora de sus hijos.
Este doble rol que tiene hoy la mujer es el que tenemos que reconocer en este día especial, es el sacrificio al que rendimos homenaje en la medida que una mujer puede ser empresaria, puede ser política, puede ser comunicadora pero jamás dejará de ser madre, nunca perderá la noción que para muchos puede significar que concluida una jornada laboral termina la labor de una madre.
Cuando fallamos en la escuela, cuando sentimos transtornos corporales, cuando hacemos frente a frustraciones, cuando conseguimos el éxito, cuando tropezamos en nuestro camino, siempre hemos recibido el aliciente de un apoyo maternal, ese que está siempre de tu lado en las buenas y en las malas, en el dolor y la felicidad, aquel que no se extingue ni siquiera con la muerte.
Por ello, el día de hoy aun cuando esa mujer divina haya partido a la eternidad y ya no se encuentre físicamente con nosotros, no impedirá que la recordemos y que le rindamos el tributo que se merece, no solo con un regalo o un presente que tiene solo valor material, sino con nuestra presencia, con nuestra compañía, con un abrazo y con un beso que para ella significa mucho y representa el vinculo infranqueable que siempre nos unirá a ellas.
A todas las madres chimbotanas, queremos desearle hoy un FELIZ DIA DE LA MADRE, que levantemos un copa y podamos brinda por ellas hoy, mañana y siempre porque la realidad nos demuestra que Madre solo hay una.
SANCIÓN APROBADA
El pleno del congreso de la república ha sancionado la última semana la suspensión de 120 días sin goce de haberes a la congresista chimbotana María Elena Foronda Farro, quien incurrió en una falta al haber contratado los servicios de una mujer que había purgado condena por delito de terrorismo.
Los hechos son harto conocidos por todos, fue denunciado por la televisión nacional que a través de un revelador reportaje puso al descubierto que el despacho de la congresista María Foronda había contratado los servicios de una mujer que en la década del 90 tomó parte en las actividades sediciosas y delincuenciales del MRTA y que había tomado parte en el sostenimiento de las denominada “cárceles de Pueblo” que no eran otra cosa que refugios en los que se mantenía ocultos a los empresarios secuestrados hasta que sus familias depositen millonarias sumas de dinero por su libertad.
La sangre y dolor que nos dejó esta actividad terrorista no debería tener la misericordia y la contemplación de nadie, sin embargo, para infortunio de todos los peruanos y del dolor de los deudos de las víctimas de la insania terrorista, se comprobaba que con el dinero que aportamos en este país se estaba pagando a una persona que participó en el accionar de este grupo asesino y destructivo,
Eso lo sabía la congresista Foronda, sin embargo, su propia extracción izquierdista la llevó a cometer la torpeza de contratarla en su despacho congresal, de llevarla a ese mismo recinto que en alguna oportunidad estuvo en los planes de ataque de la agrupación terrorista. Eso es inaceptable, por ello ahora Foronda Farro ha quedado al margen de toda actividad parlamentaria por 120 días. Lamentablemente ella misma se lo buscó.