Muchos muertos y heridos ha dejado la actividad informal en el transporte interprovincial de pasajeros, específicamente por accidentes provocados por colectivos que son conducidos por choferes particulares y que no cuentan con autorización alguna para realizar una actividad que se encuentra regulada por las leyes.
Nos estamos refiriendo al transporte informal de pasajeros, una actividad que en los últimos tiempos ha cobrado mucho auge en nuestra ciudad, especialmente en la ruta de Chimbote a Trujillo y viceversa debido a la gran afluencia de personas que requieren trasladarse de una ciudad a otra.
El intercambio comercial y laboral entre Chimbote y Trujillo ha rebasado las posibilidades del transporte interprovincial de los omnibuses, los cuales tiene generalmente un horario fijo de salida y los viajes no se realizan con la diligencia y prisa que muchos requieren, entonces aparecieron choferes particulares ofreciendo llevar a estas personas por una suma mayor pero dentro aceptable de los apuros que los pasajeros tenían.
De esa manera nace una actividad que cualquiera diría que no genera competencia alguna a las empresas formales, sin embargo, lo que no se advierte es el serio riesgo que ella genera, el peligro de un accidente provocado no solo por vehículos que no pasan control alguno sino por choferes que no cuentan con el descanso necesario en la medida que dan vuelta con otros pasajeros apenas llegan a una ciudad.
Ello es tan grave como las consecuencias de un accidente en un vehículo que no cuenta con los seguros para respaldar la atención medica de heridos y hasta el sepelio de los fallecidos, es una actividad absolutamente informal que expone la vida de las personas.
Por ello se requiere impedir este transporte informal, se exige y demanda que se intervenga a los choferes y que se encuentra una manera de erradicarlos definitivamente, empero, los esfuerzos son infructuosos, incluso, a pesar de la intervención de la SUTRAN que es un organismo de Estado que controla el transporte de pasajeros y de carga y como tal ha decidido tomar acciones retirando las placas a los vehículos que se dedican a esta actividad.
Precisamente hace solo dos días los inspectores de este organismo regresaron al túnel de Coishco para seguir sancionando a los infractores, empero, fueron sumamente sinceros al señalar a la prensa que sus esfuerzos no tendrán un buen derrotero en la medida que en las ciudades, tanto en Chimbote como en Trujillo, se siga permitiendo el funcionamiento de los paraderos informales, es decir, los puntos desde donde parten estos vehículos.
Este es otro tema en la medida que involucra directamente a la Policía Nacional y la Municipalidad Provincial del Santa, la primera porque tiene la obligación de impedir que los carros particulares no autorizados se concentren en un solo lugar como punto de embarque de pasajeros, y, la segunda porque no puede permitir el funcionamiento de esta clase de paraderos sin la licencia respectiva.
Sin embargo, desde hace más de un año los medios de comunicación vienen denunciando la existencia de estos paraderos informales y las autoridades no acusan recibo de las quejas y denuncias, solo responden a ellas con alguno que otro operativo pero después se olvidan del asunto y todo sique como antes.
Inclusive, en nuestro medio se dio cuenta de la intervención de varias entidades, entre ellas la Municipalidad, la Policía y la Fiscalía para clausurar definitivamente un local que funcionaba como garaje de partida para estos vehículos, era un paradero informal que se pensaba sería definitivamente desterrado.
Sin embargo, apenas un día después los vehículos aparecieron en la vía pública ofreciendo el mismo servicio, los choferes se desplazaron a otros lugares pero siempre ofreciendo el mismo servicio informal y las cosas siguen siempre de esta manera.
Por ello es que no ha sorprendido que la semana pasada el personal de la SUTRAN haya intervenido a uno de estos choferes informales y se dio con la sorpresa que se trataba nada menos que de un efectivo de la Policía Nacional de Chimbote, un agente que se encontraba en su día de franco y que violaba la ley a pesar de su extracción tutelar que, se supone, debería llevarlo a respetar la ley antes que nada y que nadie.
Se trata del SO. Cristian Torres Blas quien conducía el automóvil Hyundai de placa de rodaje F9U- 671 quien, al realizar servicio de transporte público de manera ilegal, sufrió el retiro de su placa vehicular y el internamiento de su unidad, además de una fuerte multa.
Lo más grave es que cuando los efectivos de la Policía de Tránsito y de la SUTRAN le solicitaron su documentación, no contaba ni con licencia de conducir, ni documentos del vehículo, negando inicialmente que brindaba el servicio informal de colectivos Chimbote- Trujillo por lo que sus pasajeros tuvieron que bajarse de la unidad.
Es evidente que el efectivo policial si contaba con documentos de manejo y del vehículo solo que no quiso entregarlos para evitar que los decomisen, empero, en el fondo lo que preocupa es que un miembro de la institución que se supone debe impedir y erradicar este servicio forme parte de el.
No sabemos cuál es la responsabilidad disciplinaria de este efectivo policial pero nos imaginamos que el Jefe de la División Policial debe estar sumamente preocupado por la forma como se está manchando y ensuciando la imagen de la entidad que representa por la irresponsabilidad de su personal subalterno.
Si la población advierte una indiferencia y desidia por parte de la Policía para reprimir una actividad abiertamente ilegal como el transporte informal de pasajeros, ahora entiende cual es la verdadera motivación de esta posición desleal y maliciosa para el bienestar y progreso de la ciudad.
El desorden, la infracción, la desobediencia y el incumplimiento seguirán vigente en nuestra ciudad mientras tengamos a Policías que se pasen a la otra vereda y que lejos de controlar el correcto funcionamiento de los servicios promuevan la más absoluta informalidad. Esto no tiene nombre.