Editorial

Editorial: ::: ABSOLUTO DESCONTROL :::

La Municipalidad Provincial del Santa, por intermedio de su Gerencia de Transportes, ha iniciado el fin de semana una serie de operativos con la finalidad de revisar los documentos de los choferes y vehículos que prestan servicio de transporte público de pasajeros, verificando que se encuentren debidamente autorizados.

Los inspectores no solo se dedicaron a verificar los documentos del vehículo, como tarjeta de propiedad y tarjeta de circulación o brevete de conductor, sino que verificaron que el vehículo cuente con las farolas debidamente adheridas a la carrocería y no resulten aquellas imantadas con las cuales pueden cambiar de ruta en cualquier momento o, lo que es mucho mas peligroso aun, podrían ser parte de una organización criminal que se dedica a robar y asaltar a los transportistas y pasajeros.

Y es que a esta actividad delictiva se le conoce como “colepateo”, se trata de delincuentes que se infiltran en el transporte público de pasajeros ofreciendo servicios de taxi o colectivos de diversas líneas sin permitir que los pasajeros sospechen que los llevarán a lugares alejados para desvalijarlos.

Esta no es la única acción delictiva que cometen, suelen aprovechar la oportunidad para abusar de las mujeres jóvenes en la medida que se internan en parajes solitarios y lejanos para dar rienda suelta a sus bajos instintos.

Justamente, esto es lo que ha sucedido la semana pasada cuando una joven trabajadora del centro comercial Megaplaza estuvo a punto de ser ultrajada por dos maleantes que se presentaron como parte del transporte urbano y la recibieron como pasajera en el cruce del P.J. PPAO.

El vehículo llevaba los distintivos de un comité de colectivos y la joven no sospechó de nada irregular, pues el chofer se desplazaba con un solo pasajero y ella solo avanzaría un tramo para llegar a su destino, sin embargo, el segundo pasajero resultó ser un delincuente que estaba conchabado con el chofer del vehículo y apenas cruzaron el puente del rio lacramarca le puso un cuchillo en el abdomen exigiéndole que no grite y que se agache sobre el asiento.

Los maleantes salieron de la ruta y terminaron por las chacras cercanas al poblado de Tamborreal, los delincuentes habían tomado la peligrosa vía santa – Chuquicara y deciden internarse por los sembríos para abusar de la joven, sin embargo, cuando estaban tratando de inutilizarla y someterla sucedió un hecho inesperado que evitaría los luctuosos objetivos de los “colepateros”.

Un agricultor que se desplazaba en su motocicleta y que vio que el auto sospechosamente se había colocado por los sembríos y en su interior existía demasiado movimiento, se detuvo con la finalidad de ver que estaba pasando en el vehículo, actitud que puso nerviosos a los delincuentes que trataron de parapetarse en el vehículo y esa situación fue aprovechada por la víctima para salir corriendo del vehículo en busca de ayuda.

Los delincuentes renunciaron a su cometido y escaparon de inmediato en el mismo vehículo, hasta que la joven se encontró con un patrullero que la auxilió e inmediatamente inició un recorrido por la zona en busca que la agraviada pueda identificar al vehículo o los maleantes, con resultados infortunadamente negativos.

La pregunta que se cae de madura es ¿Cómo es posible que esta clase de delincuentes sexuales se confundan con transportistas locales y pongan en serio riesgo a los pasajeros? ¿Tan fácil les resulta a los delincuentes infiltrarse en una actividad lícita y aparente como el transporte público de pasajeros? ¿Es acaso que las empresas de transportes o comités de colectivos no conocen a sus afiliados como para denunciar la presencia de vehículos que están usando sus distintivos?

Hay que tener en cuenta que esta actividad delincuencial de “los colepateros” tiene muchos años de vigencia, en antaño se ha visto como los maleantes usaban distintivos de conocidos comités y los responsables de ellos no hacían nada para detenerlos, ahora ha recrudecido nuevamente esta modalidad delictiva y ya es menester que las autoridades hagan algo al respecto.

En una ocasión, en este medio de comunicación señalamos que frente a actividades delictivas que se ocultan en la oscuridad o aprovechan la incapacidad del pasajero para diferenciar a un delincuente al volante, lo que se impone es un trabajo de Inteligencia, significaba infiltrar, como lo hacen los delincuentes, a efectivos encubiertos dentro de las unidades, subiéndose a los autos aparentando ser pasajeros e ir identificando a quienes son los delincuentes que siembran el pánico entre los pasajeros o los exponen a hechos traumatizantes como el experimentado la semana pasada por la trabajadora del centro comercial megaplaza.

Lamentablemente, desde entonces no se hizo nada, por el contrario, en la medida que los delincuentes dejaron de apelar a esta modalidad o se fueron a otra ciudad, los atentados patrimoniales de los “colepateros” ya no representaban una amenaza para la población, empero, todo indica que nuevamente ha cobrado vigencia.

La joven trabajadora ha salido bien librada, sin embargo, nada garantiza que mañana o más tarde reaparezca otro bribón que apela a la misma modalidad delictiva, de allí que de todos los sectores han saludado la reacción de la gerencia de transportes de la Comuna Provincial del Santa al disponer que los inspectores revisen la documentación en regla de los transportistas, pues de hallarse a informales que exponen la vida e integridad de las personas, sencillamente deben retirarlos y denunciarlos.

En toda actividad se tiene que “separar la paja del trigo”, se tiene que monitorear y verificar el desempeño de sus asociados, por ello en estos últimos casos hay responsabilidad de los propios gerentes de las empresas o comité de colectivos que no hacen nada para verificar que todas las unidades que se desplazan por las calles de Chimbote se encuentren debidamente registradas y no resulten maleantes embozados.

Esperamos que las autoridades no vuelvan a dormirse en este tema, se requiere no solo un control permanente para impedir la informalidad, sino un trabajo más afianzado que procure identificar a los maleantes que están echando mano de esta modalidad delictiva que ponen en serio peligro a los pasajeros. Esto es imperativo.