Editorial

Editorial: ::: UN PLANTEAMIENTO PUSILÁNIME :::

Cuando las fiestas patrias amenazaban con transcurrir tranquilas y sin mayor novedad, cuando los peruanos se habían conformado con escuchar un resumen de la labor sectorial de estado y no escuchaban anuncio alguno que los beneficie, de pronto, y cuando estaba a punto de concluir su discurso, el presidente Martín Vizcarra se acordó que algo tenía que hacer para cumplir con su estrategia de gobierno, como es el aplauso de las tribunas.

Por ello es que apeló a esa herramienta populista de gobernar con las encuestas en la mano y lanzó la propuesta aquella del adelanto de elecciones, de recortar el mandato presidencial y congresal para terminar con las confrontaciones y con la insatisfacción popular que ha escuchado en todos los pueblos que visita.

“Presidente cierra el congreso, me repiten a cada lugar que visito”, dijo en su mensaje a la nación y por ello es que ha lanzado la propuesta para reformar la constitución y de acudir a un nuevo referéndum para que el pueblo autorice el recorte de mandato congresal y de paso de su propio mandato pues advirtió que había que correr el riesgo para salir de esta crisis aunque tengan que irse también del cargo.

Evidentemente que una fórmula que no puede sino generar el aplauso no solo de tirios y troyanos sino de los que ni siquiera les interesa la política y están cansados en este país de leer o escuchar a diario las noticias que traen la mediocridad de este parlamento nacional.

Más de medio país se levantó en aplausos, un pequeño porcentaje se mostró incrédulo y rechazó de plano la propuesta y otro tanto se mostraba sorprendido y prefería esperar analizar detenidamente los avances de este anuncio en la medida que había de por medio mucho ruido político.

Justamente, esto es lo que no han reparado aquellos que prematuramente aplaudieron la medida, las consecuencias de una propuesta que prolongará el marco de incertidumbre que predomina en el país desde hace ya dos años en que los descalabros políticos están generando estragos en la economía nacional.

Y es que seguramente los indicadores a nivel macro de la economía no varían en mucho y es lo que le interesa al presidente y su gabinete, sin embargo, los niveles micro, aquellos que se traducen en las angustias de los bolsillos de la mayoría de los peruanos si se afecta con esta clase de enfrentamientos entre el ejecutivo y el legislativo que han dominado la agenda nacional en estos años.

Y es que un anuncio de este tipo no puede caer bien a una mayoría fujimorista que se ha mostrado obsecuente y ha llevado al gobernante a tener que apelar a la cuestión de confianza como una suerte de amuleto de la suerte cuando en realidad es un instrumento constitucional que se debe aplicar con mucha cautela, sobretodo, pensando en el bienestar nacional.

He allí la falencia de esta propuesta que cae muy bien si se tiene en cuenta la producción de un parlamento que es una copia de la pésima elección que hicieron los peruanos en las últimas décadas, de allí que el pedido del cierre del congreso no ha sido ajeno a la agenda cotidiana y la voz popular.

El propio Presidente de la República ha amenazado hasta en dos oportunidades con cerrar el congreso, como lo hemos precisado, a través de la cuestión de confianza, empero, no lo hizo, permitió que los congresistas se salgan con la suya.

De allí que hay quienes no ven la propuesta presidencial como una posición firme y honesta de un jefe de estado que está dispuesto a sacrificarse para sacarle al país un verdadero lastre como es el actual congreso de la república.

Ello porque si el Presidente Martín Vizcarra quisiera cerrar el congreso como lo afirma y como dice que se lo piden en las calles, ya lo hubiese hecho hace mucho tiempo, ha tenido la oportunidad de concretarlo pero le falta el valor necesario que se requiere para tomar una medida de este tipo.

Por ello es que su propuesta de adelanto de elecciones es más que una alternativa para “soplarle la pluma” al pueblo peruano y resulte siendo éste quien decida la suerte del congreso aun cuando con ello tenga que salir del poder.

El adelanto de elecciones no es más que un instrumento para terminar con este congreso pero no por parte del Ejecutivo, como podría pensarse, sino por acción y determinación del pueblo peruano a través del Referéndum que se planteará para la reforma constitucional del recorte del mandato congresal.

Entonces, el planteamiento de Jefe de Estado no quiere resultar siendo el más democrático como se podría pensar, sino que es un manto que encubre la falta de coraje del primer mandatario para decidir la suerte de un parlamento que no lo deja gobernar, que le miente cuando quiere y que suele colocar muchas piedras en su camino.

Hay que tener en cuenta que una reforma constitucional requiere de un trámite formal que está descrito en la constitución y que debe contar con los votos suficientes en dos legislaturas ordinarias, de lo contrario, se tiene que realizar a través de un referéndum, lo que involucra movilizar a todo el país en comicios libres y universales con el consecuente gasto y la pérdida de tiempo que ello involucra.

De allí que hay que tomar esta nueva oleada de debates y discusiones con muchas pinzas, el presidente reconoce que en las calles le gritan y piden que cierre el congreso y eso es cierto, la gente ya no tolera los desplantes y la carga negativa de un parlamento que ya no da para más, pero lo que no se entiende es porque no lo hizo el año pasado el presidente, porque ha esperado hasta la mitad de su mandato para tomar esta medida, pues nos late que ya no habrá tiempo para la reforma y el referéndum.

Esperemos que esto avance y se tenga algo concreto en poco tiempo, hay que compulsar que el temperamento en las calles respalda el anuncio presidencial, en nuestra ciudad el máximo representante de frente de defensa ha calificado a los congresistas como haraganes e improductivos, de allí que si el rechazo es masivo entonces esto debió cortarse por lo sano y convierte al mensaje presidencial en un planteamiento pusilánime que ha dejado la parte más difícil al pueblo. De todas maneras la masa popular demostrará al Jefe de estado como se hacen y deciden las cosas.