Bajo el sugestivo titular “Jueces siguen condenando a violadores”, nuestro medio de comunicación dio a conocer la semana pasada una informacion que daba cuenta de la condena a 13 años de cárcel que impuso el juzgado penal colegiado supraprovincial a un sujeto que había abusado sexualmente de una joven que padecía retardo mental, aprovechando su condición de chofer de servicio público de pasajeros.
Y decíamos que la justicia seguía condenando a los violadores porque esta condena contra el chofer Edinson Yamil Cavel Cordova no es más que una secuela de fallos y capturas de sujetos que son perseguido por la justicia por haber incurrido en delitos sexuales y la semana previa a esta condena los archivos periodísticos así lo demostraban pues no existía un solo día en que no se registre un hecho de estos.
Por ejemplo, el pasado lunes 05 de este mes se dio cuenta de la denuncia formulada por familiares de una menor de apenas 5 años de edad, quien había acudido a la tienda de su vecino para comprar golosinas y el tendero Richard Leyva García la ultrajó, razón por la cual era buscado por la Policía.
Al día siguiente, el martes 06 se dio cuenta de la sentencia de la Segunda Sala Penal de apelaciones de la Corte del Santa que ratificó la sentencia a 12 sanos de cárcel dictada contra Miguel Malca Díaz, un sujeto de 49 años de edad que había realizado tocamientos a su hijastra de solo 11 años de edad aprovechando la ausencia de la madre.
El día miércoles 07 de agosto se dio conocer la condena a cadena perpetua que dictó el juzgado penal colegiado de nuestra ciudad contra Roberto Acosta Velásquez, un desnaturalizado sujeto que no tuvo reparos en ultrajar a su hijastra de solo 8 años de edad, a quien amenazaba para que no le revelara nada a su madre.
Ese mismo día miércoles se dio a conocer la denuncia de una mujer que fue obligada a tener relaciones sexuales nada menos que por su propio esposo, de quien estaba separada pero que llegó a su domicilio a someterla a la fuerza. El denunciado Junior Johnny espino Chacaliaza fue detenido ese mismo día por efectivos de la comisaría de Buenos Aires.
El día viernes 09 de este mes se dio cuenta de la captura de Felipe Rodríguez Gargate en la ciudad de Huarmey, un sujeto que había ultrajado a su sobrina de solo 12 años de edad en el interior de su domicilio, sujeto que fuera denunciado nada menos que por su propia conviviente al descubrir lo que había hecho.
El día sábado 10 se informó de la captura de Christian Gutiérrez Silva un sujeto acusado de proxenetismo, pues fue sorprendido cuando obligaba a una joven a compartir el dinero que había cobrado a un parroquiano al cual el sujeto citaba en un conocido hostal de la ciudad.
Pero a estos hechos se han sumado otros tantos en el curso de la última semana, lo que nos debe dar una idea de la incontenible ola de pervertidos que vienen operando en nuestra jurisdicción y seguramente en todo el país, a quienes no les importa si los legisladores endurecen las leyes y determinan la aplicación de penas más severas.
Ha quedado demostrado que esta clase de delincuentes sexuales no se detienen ante nada, menos aún ante una ley que podría llevarlos al encierro carcelario por el resto de sus días, mostrándose siempre desafiantes ante el mandato de la ley.
La lista es larguísima y podríamos seguir ampliando la descripción de cada uno de los casos, empero, esto es solo anecdótico, lo que interesa frente a esta patética realidad de tener que informar diariamente sobre un atentado sexual contra menores o mujeres, es que se adopte medidas no solo para proteger a niños y adolescentes sino para impedir que estos alienados sexuales sigan pululando por las calles o al acecho de cualquier otra victima con la cual sacias sus bajos instintos.
Justamente, esto último es lo que muchos consideran que es la alternativa de solución frente a esta incontenible ola delictiva promovida por esta gente enferma que suele poner el ojo en niños o niñas que ni siquiera son capaces de discernir y que, obviamente, han perdido el control de sus padres.
Y es que esta clase de repudiables atentados tiene como denominador común que el atacante es generalmente un miembro de la propia familia o del entorno de su pareja, así la mayoría de casos que hemos mencionados se trata de la sobrina o de la hijastra, es decir, de personas que conviven con los mounstruos que no vacilan en nada con tal de saciar su apetito sexual.
Los relatos de las menores son dramáticos, señalan que generalmente están a solas en su domicilio porque su madre sale a trabajar y el vago y haragán de su pareja, es decir, quien vendría a ser su tío o padrastro abusan de ellas, las obligan a someterse bajo amenazas contra su integridad y contra la vida de su madre.
Es una suerte de actos similares, siguen el mismo patrón y las autoridades no son capaces de ponerle coto a este escenario siniestro, apenas si pueden perseguir a los denunciados y aprehenderlos pero no toman parte en acciones preventivas que se adelanten a estos miserables ataques contra las menores, no se llega una alternativa de solución a esta grave problemática.
Todo indica que el titular de nuestro medio de comunicación seguirá siendo reiterativo en el curso de las próximas semanas, los magistrados seguirán aplicando la ley y aun cuando demuestren rigurosidad para aplicar hasta el máximo permitido por la ley penal, es decir, aun cuando sancionen a los responsables con condenas a cadena perpetua, el accionar de estos maleantes no se detiene.
No se puede soslayar que la Corte Superior del Santa es una de las jurisdicciones a nivel nacional que ha dictado la mayor cantidad de fallos con la máxima pena que habilita la ley, ya supera la docena de sentencias de este calibre, empero, los atentados sexuales más graves, aquellos a los que se aplica la máxima condena no se han detenido y suponemos que ni siquiera se han reducido.
De allí que solo queda esperar que la justicia no flaquee, que se siga manteniendo una posición rígida y estricta contra esta gente desquiciada que destruye el futuro de los niños y niñas de su entorno, que se mantengan implacables porque lo que viene consiguiendo es que nos vean como su estuviéramos en un paraíso de pervertidos por la gran cantidad de ataques sexuales que se registran. La relación que describimos líneas arriba es solo de una semana, habrá que imaginarse a cuantos casos llegan en un año.