Hace dos meses, al promediar el mes de junio, la comisión Liquidadora del Caja de Beneficios y Seguridad Social del Pescador, anunció a sus agremiados que se había cerrado el plazo de reconocimiento de acreencias y que en el mes de agosto se estaría devolviendo a los hombres de mar los beneficios que le corresponde por pago de cese, vacaciones, gratificaciones que quedaron pendientes desde hace muchos años.
Virtualmente ha terminado el mes de agosto y la misma comisión “no ha dicho esta boca es mía”, por el contrario, en este ínterin han surgido voces que no solo cuestionan su trabajo sino que descalifican los procedimientos que se han puesto en marcha.
“La Comisión Liquidadora de la Caja del Pescador ha informado que no cuenta con los recursos económicos para pagar a los beneficios sociales de los pescadores y lo más probable es que se esté consumando un verdadero “perro muerto” de los derechos de los hombres de mar de todo el país”.
Así comenzaron la semana pasada su conferencia de prensa los dirigentes de gremios de pescadores de Chimbote que advierten que todo este engranaje que se ha esgrimido hasta la fecha solo forma parte de un fraude que pretende escamotear los derechos de los hombres de mar, esos derechos sociales por los cuales han esperado muchos años y en cuyo paso de los años muchos han fallecido sin recibir absolutamente nada.
Los dirigentes, Macedonio Vásquez Contreras, secretario general del Sindicato de Pescadores de Chimbote y Anexos; Javier Castro Zavaleta, dirigente de la Central de Trabajadores del sector pesquero y Jorge Moscoso Quinde, presidente de Asociación de Pescadores Jubilados “Mar de Grau”, indicaron que la deuda total de la Caja del Pescador asciende a 302 millones de soles, sin embargo, la Comisión Liquidadora de la CBSSP ha señalado que la venta de todos los activos de la entidad apenas llega a los 76 millones de soles.
Hay una diferencia de 226 millones de soles que difícilmente se pueda sostener y por ello estiman que la comisión liquidadora solo está preparando la bases de un “cabezazo” que responde a los rumores que se vienen regando por los gremios laborales en el sentido que solo piensa pagar 500 soles a cada pescador jubilado, cuando los derechos sociales y laborales bordea los 22 mil a 28 mil soles en promedio para cada uno.
Pero, cuales son las razones por las cuales una entidad que en su momento contaba con millones de soles para respaldar el futuro previsional de los hombres de mar pueda llegar a una situación como esta?
Al margen del despilfarro y derroche que se registró cuando la Caja del Pescador estaba en actividad, lo que los dirigentes sospechan es que en esta fase de liquidación, la comisión designada por la Superintendencia de Banca y Seguiros ha vendido a precios irrisorios los activos de la entidad y que deberían respaldar el real pago de los derechos sociales.
De allí que solo se cuente con una tercera parte para cumplir con la devolución de las aportaciones, con el agravante que en la primera parte de este trabajo se ha cancelado a quienes forman parte del primer orden de prelación sin control alguno.
En este grupo se encuentran los trabajadores y quienes formaron parte de los Policlínicos, médicos que en más de las veces fueron denunciados por no trabajar, por abandonar los consultorios, aquellos que se prestaron a un servicio deficiente pero que ha cobrado sumas millonarias sin merecerlo, esa es una de las razones por las cuales la Comisión Liquidadora se resiste a publicar o, por lo menos, dar a conocer a los gremios sindicales los montos que se han pagado a cada quien hasta la fecha.
Y es que suena realmente irritante que con la plata de los pescadores, aquellos que en sus épocas de oro se batieron a brazo partido en faenas que permitieron adquirir ese patrimonio que hoy se está vendiendo, se bveneficie mayormente a quienes no forjaron esos predios, por el contrario, apenas le dejan el vuelto y son cifras realmente irrisorias para el volumen que existen de acreencias.
La congresista María Elena Foronda ha hecho un llamado a las entidades del Gobierno para que no permitan que se siga escamoteando los derechos de los pescadores jubilados y que se fiscalice detenidamente la venta de otros 22 inmuebles en todo el país que deben venderse para devolver el dinero de los jubilados.
Incluso, ha reclamado que el Ministerio de Economía y Finanzas cumpla con pagar la deuda de poco más 2.4 millones de dólares que mantiene con la Caja del Pescador y que deben de servir para aumentar ese pozo que se requiere para cumplir con la devolución de los aportes de muchos años.
Sin embargo, existe un fondo que nadie parece dispuesto a poner en la mesa de las alternativas de solución a la problemática de los pescadores jubilados y es el relacionado con aquel que se estableció en la ley de cuotas de pesca, en donde se implementó un fondo que ha sido gravado a los empresarios del sector industrial y que, hasta donde se sabe, a la fecha ha acumulado millones de soles que quieren reservarlo para otros grupos de la pesca.
Se justifica la reacción de los dirigentes de los gremios de pescadores, ellos son conscientes que con el paso de los años estarán en este mismo escenario de incertidumbre, por ello reclaman que el Gobierno haga cumplir a la comisión liquidadora como corresponde, que movilice sus medidas a través de la Superintendencia de Banca y Seguros que es el organismo encargado de supervisar la liquidación de la Caja del Pescador.
Y es que no hay derecho que pescadores que se “rompieron los lomos” trabajando toda una vida y que esperan hacer frente su vejez con el respaldo de los millones que hicieron ganar a los empresarios, hoy se encuentren absolutamente desamparados, que tengan que ver como sus compañeros pierden la vida sin haber gozado de lo que les corresponde. Chimbote y el país vivió todo un Boom de la pesca en la década del 70, entonces esos pescadores que hoy ya colgaron los mandiles anaranjados tienen derecho a gozar de sus pensiones, ni siquiera de migajas sino de las acreencias que han sido ya calculadas para todos ellos. No debe permitirse que se mantenga ese maltrato injusto al cual ha sido sometido en el curso de los años el pescador jubilado.