Editorial

Editorial: ::: NO HAY CRIMEN PERFECTO :::

Cuando en noviembre del año pasado la justicia de nuestra ciudad condenó a 31 años de cárcel al empresario Juan Carlos Guzmán Quiroz como responsable del alevoso asesinato de su esposa, sostuvimos que el atentado criminal no fue solo producto de un repentino impulso del homicida sino que era evidente que detrás del mismo existía una dolosa concertación que ocultaba el manejo de un patrimonio que quedó en el aire.

En efecto, la asesinada empresaria Maritza Castañeda Valera tenía empresas del ramo inmobiliario que manejaba una importante cartera de clientes y le generaba ingresos suficientes como para mantener a su hogar, inclusive, su esposo era su apoderado y manejaba las cuentas de la empresa como parte de un hogar bien llevado.

Sin embargo, de pronto algo cambió no solo en su relación de pareja sino en el manejo empresarial, a extremo que la empresaria se vio precisada a retirarle todos los poderes y decidió manejar personalmente sus empresas.

En el plano sentimental el alejamiento no era producto de las diferencias en la empresa, por el contrario, algo tenía que haber sucedido para que la occisa haya decidido tomar distancia de su esposo y todo ello devino en una agria discusión en la camioneta de su propiedad y su esposo la asesinara de dos disparos hace ya tres años atrás.

La historia la contaron los familiares de la agraviada en la medida que se conoce de la existencia de un segundo proceso penal que corría en paralelo con el asesinato de Maritza Castañeda, se trata de un proceso contra la fe pública en la modalidad de falsificación de documento y fraude procesal, como consecuencia de maniobras dolosas que pretendieron despojar de su patrimonio a la agraviada.

Y en este segundo proceso estaba implicado no solo el marido que terminó asesinándola, Juan Carlos Guzmán, sino Maribel Carbajal Ramírez, una mujer que se presentaba como la mejor amiga de Maritza Castañeda cuando ésta vivía y todo indicaba que, por lo menos, la agraviada así lo consideraba.

Esto es así si se tiene en cuenta que Maritza Castañeda lleva a Maribel Carbajal a su casa a vivir junto a su familia por el pretexto de la amiga que se había quedado desamparada por los problemas en su hogar.

Es evidente que esta decisión resultó fatídica para la mujer que jamás habría imaginado que su mejor amiga, aquella a la que le extendió la mano al suscitarse problemas personales y la metió a su domicilio como si formara parte de ella y como si fuera una integrante mas de su hogar, algo que realmente pocos harían.

Y es que nunca se sabe cuáles son las ambiciones de los demás, jamás reconoces quien está respetando tus sentimientos de amistad y quien no está dispuesto a traicionar la buena fe y la solidaridad.

Si la fallecida Maritza Castañeda le retiró todos los poderes a su esposa es que había descubierto la infidelidad, había abierto los ojos y pudo ver que a sus espaldas la estaban defraudando no solo en las cuentas financieras sino en su unión matrimonial.

Por ello la discusión que derivó en el asesinato de la mujer, la acción desleal y miserable de un individuo que no solo traicionó a su mujer y le robó en sus empresas sino que tuvo el desparpajo de atribuirle a la fallecida acciones deshonestas y pusilánimes.

Y es que si muchos lo han olvidado, recordemos que la primera coartada que dio el asesino es que había descubierto que su mujer lo engañaba con otra persona y por ello habían discutido de manera acalorada y en ese fragor sacó un arma que se disparó cuando no tenía intenciones de hacerlo.

Esa fue la primera mentira que tejió el homicida, luego alegaría que padecía una enfermedad de la cual su mujer se estaba burlando y en ese acto de humillación fue que se obnubiló y le disparó dos tiros que resultaron mortales.

Nada de ello era cierto, se trataba solo de mendaces argumentos que trataban de despistar a la policía y buscaban de alguna manera eludir los graves cargos delictivos por asesinato en primer grado, como se le conoce a los hechos ilícitos con agravantes.

Esta historia de ambiciones y engaños se fue conociendo en el ínterin del juicio principal, inclusive, no se puede olvidar que los familiares de Maritza Castañeda denunciaron que la mujer que la traicionó, Maritza Carbajal llegó en una oportunidad hasta el cementerio en donde reposan sus restos y realizó extrañas maniobras de curanderismo y hasta la llegaron a fotografiar en el lugar.

Por ello es que ahora no sorprende que el Juez Unipersonal de la Corte Superior de Justicia del Santa, José Luis Cáceres Haro haya condenado a cinco años de prisión efectiva a este dúo felón formado por Juan Carlos Guzmán Quiroz y Maribel Carbajal Ramírez tras hallarlos responsables de los delitos de Falsedad Ideológica y Fraude Procesal.

Asimismo les ha impuesto el pago de una reparación civil de 70 mil soles, sin embargo, para fortuna de Maribel Carbajal la ejecución de la pena quedó suspendida hasta el pronunciamiento de la Sala Penal de Apelaciones, cosa que debe ocurrir en dos o tres meses tras los trámites de la remisión del expediente a la instancia superior.

El magistrado que ha emitido la sentencia condenatoria ha dejado expresa constancia que la responsabilidad de los investigados está corroborada con testimonios, pruebas directas y documentales, además pruebas indiciarias que se describirán de manera detallada cuando se de lectura del íntegro de la sentencia.

De esta manera se ha cerrado el capítulo de una terrible historia de engaños y traiciones, de ambiciones, egoísmo, envidia y codicia que muchos creen que solo se ven en las novelas y en dramas de la ficción cuando en realidad formar parte de la realidad.

La justicia ha decretado que las sospechas que se tenía en los móviles del crimen de Maritza Castañeda, aquellos sustentados en la ambición y la traición, tenían absoluto asidero, la muerte de la joven empresaria fue urdida en su propio domicilio, al interior de su hogar que contaminó al llevar a una mujer que lejos de agradecer el gesto de una amiga lo que hizo fue urdir todo un plan para sacarla de lado y quedarse con lo que aquella le pertenecía. Esperemos que la sentencia se consolide en la instancia superior.