Travesía estresante:
• El rival no es tan fiero, sino un equipo ganable.
Una de las jugadas de peligro en el arco de Ramírez.
La larga travesía que hizo el plantel de José Gálvez desde Chimbote hasta Llacuabamba, tuvo sus consecuencias, aunque no tan determinantes, porque fue un error de la directiva no calcular el tiempo del viaje y en la elección del transporte para el traslado del plantel.
Haber soportado más de 11 horas de viaje desde Huamachuco a Llacuabamba fue uno de los elementos que jugó en contra del equipo, ya que en el cálculo estaban hacer alrededor de 6 horas el tramo más largo del viaje, pero el cuadro galvista soportó más de la cuenta, en un bus que solo ofreció las comodidades básicas.
El cansancio del viaje obligó a los jugadores a descansar pasadas las dos de la mañana, ya que al llegar recién cenaron y tuvieron que esperar para poder conciliar sueño hasta el día siguiente, cuando en una concentración habitual, la hora de descanso está programada a las 9:30 de la noche.
El trayecto de Huamachuco a Llacuabamba es el más largo y fatigante del viaje, ya que luego de dos horas de pista asfaltada, al viajero le espera alrededor de 3 a 4 horas de una carretera sin asfalto, que no solo demoró al bus galvista, sino que lo obligó a demorar más de lo esperado, 11 horas de viaje fueron demasiado en un trayecto tedioso, fatigante y altamente desgastante y estresante para un jugador de fútbol porque simplemente le impide descansar lo necesario y mucho menos se le puede exigir estar concentrado a 24 horas antes de un encuentro.
Pero si nos concentramos en el juego, a lo que paso en la cancha del estadio Comunal de Llacuabamba, el equipo con todas las horas de viaje sumadas (tiren pluma, Chimbote – Trujillo – Huamachuco, y Huamachuco- Llacuabamba), el equipo demostró que pudo haber regresado con algo en el bolsillo.
El rival no fue tan fiero como lo pintaban, un equipo que presionó los primeros minutos, pero se dejó estar luego del gol, Gálvez consigue empatar y tomó el control del juego, defensivamente al cuadro local sentía mucho daño con la presión alta, por lo que los galvistas estuvieron hasta en dos ocasiones cerca de ponerse en ventaja, pero en las dos oportunidades, Guadalupe falló, en la primera no pudo ante un excepcional servicio de Portugal, y en la segunda le faltó calidad para definir el pase de Quijano.
En el segundo tiempo, el equipo también generó, el cabezazo de Quijano que pudo tener mejor destino, Guadalupe también volvió a fallar, y Jefferson Rodríguez igual, si apenas hubieran sido efectivos de cara al arco rival, hoy los hinchas galvistas no estarían lamentando una derrota, ni tampoco nos acordaríamos del arbitraje tan localista que terminó favoreciendo a los llacuabambinos, y quizás ya nos estaríamos olvidando del desgastante y estresante viaje.