Hace algún tiempo un taxista nos comentaba una escena que se advertía desde el auto con unos jovenzuelos arrancando la mercadería de un ambulante y de inmediato huían a la carrera y, al respecto, nos decía “mire joven, antes nuestros padres nos corregían de un solo correazo pero ahora ya no se puede hacer eso y por ello los muchachos hacen estas cosas”.
Es el relato de un hombre entrado en años y que describía la manera como se corregía y se disciplinaba con mejores resultados en antaño, cuando no existían centros psicológicos, cuando no existían redes sociales y cuando ni siquiera se implementaban leyes de protección para el entorno familiar.
Y seguramente, los castigos de antes fueron mas efectivos y por ello no se observaba tanto desbande como los de ahora, tanto así que promover un castigo de esas características puede generar serias consecuencias legales para un padre de familia.
Esto es lo que ha experimentado casi a finalizar el año 2019 un poblador del A.H, Alto Perú, quien fue a parar al calabozo por pretender corregir con violencia a su hija menor de 14 años.
Los medios de comunicación informaron que Héctor Cristobal Laguna Villar (42) tuvo un altercado con su hija de 14 años, en su vivienda en el A.H “Alto Perú”, luego de advertir un comportamiento rebelde, sin embargo, minutos después descubriría que había caído en el campo del vicio y consumía sustancias tóxicas.
Ante ello, cogió una manguera y le propinó un severo castigo para que no vuelva a cometer dichos actos, sin embargo, la hermana menor, al ver los hechos de violencia, acudió corriendo a la Comisaria del sector y denunció que su hermana era víctima de agresiones por parte de su padre.
Fue entonces que los agentes policiales, aplicando el protocolo de violencia familiar, brindaron protección a la menor y acudieron a la vivienda y encontraron a la joven de 14 años con lesiones evidentes en los brazos y diversas partes del cuerpo.
Por más que el padre de familia, Héctor Cristóbal Laguna Villar, trató de explicar en su defensa que castigó a su hija porque la encontró consumiendo sustancias tóxicas y presentaba un comportamiento rebelde, los efectivos policiales llevaron al progenitor a la sede policial y lo internaron en los calabozos, dando cuenta de este hecho a la Fiscalía competente.
El intervenido fue denunciado por actos de violencia contra los menores y personas del entorno familiar luego que se recepcionara los resultados del examen legista a la menor que arrojó una atención facultativa de 1 día y 4 días de incapacidad médico legal, con lo cual se acredita la existencia de lesiones.
Seguramente que el padre de familia volverá a argumentar ante el Juez de Familia que su intención no era causar un daño a su hija sino que buscaba la manera de corregirla, de hacerle entender que debería dejar el camino del vicio y por ello apeló a coger una manguera y darle una tanda, como se dice en el argot criollo.
Sin embargo, el padre de familia deberá entender, con el complicado proceso al cual se encuentra sujeto, que las indisciplinas o los desvaríos de una adolescente no se castigan de esta manera, debe comprender que la violencia no conduce a nada sino que tiene un resultado exactamente contrario, generará más rebeldía y hasta los puede llevar a tomar caminos mucho más equivocados.
Extraña que estos hechos lleguen a estos extremos en la medida que hoy en día existen programas de orientación familiar que se difunden en los colegios, los cuales buscan que ayudar a los padres a fortalecer el crecimiento de sus hijos y en ellos se les capacita sobre las mejores maneras de corregir rebeldías o de sancionar a los hijos cuando hay desobediencia, indisciplina y otros.
Las llamadas “escuela para padres” tiene esa finalidad, no son reuniones necias que se les impone a los padres de familia, por el contrario, son los escenarios propicios para que los progenitores encuentren las mejores maneras de superar algún inconveniente en el hogar, para hacer frente a las anomalías en la atención o el estudio de sus hijos, cuando existe distracción de un menor y existe la posibilidad de corregirse a través de tratamientos y terapias y eso lo deben saber los padres de familia.
Seguramente que el hombre intervenido no ha encontrado la manera de enmendar las actitudes rebeldes y corrompidas de su hija y cogió lo que tenía a la mano, empero, lo mas probable es que aquel hombre haya sufrido los mismos y severos castigos cuando fue niño y por ello procede de la misma manera ahora con sus hijos.
La ayuda y asistencia psicológica es clave cuando se presentan estos casos, para entender que no existe necesidad de llegar a causar lesiones cuando se trata de corregir a los hijos, hay otros procedimientos, existen desafíos y medidas negativas que podrían llevar a ese niño a dejar de comportarse de una u otra manera, pero la violencia definitivamente no solo conduce a nada sino que hoy por hoy es sancionada así se trate de un padre que trate de imponer disciplina en el hogar.
La dura experiencia que ha padecido este padre de familia debe servir como escarmiento para muchos otros progenitores que llegan a ese mismo extremo o que no saben que hacer con los excesos o los malos hábitos que han traído los hijos de la calle, hay que saber asesorarse con profesionales que están en condiciones de poder sobrellevar esas situaciones, ese es el camino adecuado.
No sabemos que medidas ha podido adoptar el Ministerio Público o el Poder Judicial respecto al hombre que fue detenido por castigar duramente a su hija con intenciones de corregirla, empero, sería interesante que estos organismos informen a la opinión pública, a través de los medios de comunicación, la secuela de esta denuncia para que se conozca qué es lo que no se debe hacer en el trato familiar con los hijos.
La violencia de género y la violencia infantil son los hechos más repudiables que se han masificado en los últimos tiempos, existe la necesidad de desterrarlas, y, dando a conocer lo que ocurre con los protagonistas es una buena manera de extirpar el Castigo Excesivo que, por ejemplo, confunde el rol de un padre de familia.