Cuando todo hacia pensar que el segundo juicio que se ha iniciado contra uno de los atacantes del domicilio del extinto consejero regional Ezequiel Nolasco Campos, trasuntaría como el primero y como los muchos que se siguen por los hechos delictivos acontecidos en la denominada red de corrupción, el testimonio del acusado Edinson Torres Corso (a) Chilipino, nos sacó de nuestro marasmo.
Y es que el otrora militante de “Cuenta Conmigo”, aquel que fuera detenido días después del atentado criminal en la vivienda de Nolasco vistiendo un polo amarillo con el distintivo del mencionado movimiento político, decidió dejar de lado un silencio que algunos ponen en tela de juicio pero que representa un giro de 180 grados en la investigación que se sigue en su contra.
Torres Corso dejó de lado las evasivas y negativas que lo acompañaron en estos ya nueve años desde que se perpetrara el atentado en la vivienda de Nolasco y si bien afirma que no tomó parte en su ejecución, ha reconocido que fue testigo de su planificación y montaje.
En efecto, el conocido como “Chilipino” decidió romper su silencio en la última audiencia del juicio que se le ha iniciado por el crimen de Roberto Torres Blas, el hijo político de Ezequiel Nolasco que fue ultimado de dos disparos en el cuello cuando se abalanzó sobre los sicarios que estaban disparando contra aquel.
El acusado ha señalado que unos días antes que se perpetre este atentado fue citado por Arnaldo Ordinola Muñoz (a) “Nayo”, un amigo suyo que como él andaba por la senda del delito y quien lo convocó hasta su domicilio en el A.,H. “Tahuantinsuyo”.
Cuando llegó a este domicilio encontró que se realizaba una reunión en la que se hallaba nada menos que el ex presidente regional César Álvarez Aguilar, el ex gerente de la Sub región pacífico Luis Arroyo Rojas, los delincuentes Jaime Sánchez Cachay (a) “Piolín” y Rubén Moreno Olivo (a) “Goro”, los cuales coordinaban un atentado contra el principal opositor de Álvarez, es decir Ezequiel Nolasco.
Cuando llegó le propusieron participar en este atentado que buscaba que “parchar” a Nolasco Campos, señalaron que el encargado de llevar el arma y de disparar era Alexis Reyes Camones, que no estaba en la reunión, empero, en la medida que había sido operado por un incidente en el que había recibido dos balazos en el estómago, se negó a tomar parte en el hecho.
Señaló que la bolsa por este atentado era nada menos que de 100 mil soles y que el objetivo era amedrentar a Nolasco e impedir que siga fiscalizando y denunciando al gobierno regional, empero, se retiró y no volvió a conocer del tema sino días después cuando se enteró a través de la prensa lo que había ocurrido, incluso, en los bajos fondos todos hablaban de él como autor del atentado.
Si los chimbotanos tienen buena memoria deberán recordar que este testimonio coincide con aquel brindado por la denominada “testigo clave” Hilda Saldarriaga Bracamonte, quien fue aprehendida por la Policía solo unas semanas después del atentado y reveló frente al entonces Jefe de la división Policial y al Fiscal Lorenzo Javier Melgarejo, los detalles de esta planificación y del atentado.
La mujer, que identificó a los autores y promotores de este atentado, fue asesinada el año 2013 en el mismo rancho en el que “Chilipino” ha identificado como el lugar en donde se planificó el atentado, la silenciaron porque sabía mucho y no había ocultado su intención de reafirmar su dicho en un juicio oral próximo a realizarse en esas fechas.
Lo curioso es que a pesar que la Policía y el Ministerio Público tuvieron en sus manos estas revelaciones, jamás involucraron al ex presidente regional en este atentado, posteriormente excluyeron del proceso a todos los implicados y solo dejaron en el juicio a Édison Torres Corso (a) Chilipino y posteriormente a Rubén Moreno Olivo los cuales fueron condenados a 25 años de cárcel.
Ahora Chilipino está en el banquillo de los acusados para responder, además de las lesiones provocadas en ese entonces a Nolasco, por el asesinato de su hijo político en la misma acción criminal, de allí que el hecho de tener que cargar culpas de otros lo ha llevado a romper ese silencio que lo debe haber mantenido angustiado en el presidio.
Frente a esta escandalosa revelación, la abogada Yesica Arteaga, quien patrocina a César Álvarez Aguilar, ha rechazado esta manifestación y aduce que hace mucho tiempo fue desestimada en la medida que se llegó a acreditar que tenían segmentos falsos pues su patrocinado demostró que se encontraba en otro lugar el día y la hora que se dice se realizó la reunión.
Este detalle no nos llama la atención pues cuando Hilda Saldarriaga dio a conocer su testimonio fue objeto de una serie de acciones de hostilización y amedrentamiento, fue desprestigiada al extremo de hallarle contradicciones y exponer aspectos de su vida personal y familiar para que su versión pierda credibilidad.
Y es que los autores de estas maniobras no descansaron hasta asesinarla, por ello es que existe en este momento un proceso penal abierto en el que están incursos los mismos personajes en la medida que aparecieron colaboradores eficaces que dieron a conocer detalles de la manera como se perpetró este crimen.
Tampoco han faltado aquellos que ponen en tela de juicio la versión de “Chilipino” señalando que busca que sustraerse del proceso penal y hasta de la condena que ya viene cumpliendo, sin embargo, aun cuando todo cabe en lo posible, es evidente que Edinson Torres Corso se cansó de callar un hecho que solo lo ha perjudicado hasta el momento a él.
Tiene la justicia la oportunidad de reivindicarse, tiene la oportunidad de revisar un caso que se sentenció sin que se tomen en cuenta sindicaciones reveladoras como la de Hilda Saldarrtiaga que no terminó hasta ser silenciada por los mismos asesinos que tampoco se conformaron con herir y amedrentar al ex consejero Regional Ezequiel Nolasco sino que lo asesinaron de la peor manera en marzo del 2014. Ya es momento que se investigue a fondo y con profesionalismo esto que en Ancash ha sido siempre “un secreto a voces”.