Si el distanciamiento social, que equivale a la prohibición de eventos públicos que generen concentración de gente, generó una histeria en la población que comenzó a invadir los mercados y supermercados acaparando toda clase de productos de primera necesidad, el aislamiento social, que es la prohibición del tránsito peatonal y vehicular, dio lugar ayer a una desesperada reacción de las familias.
El presidente de la república, Martín Vizcarra, pronunció su mensaje a la nación dictando las medidas radicales para frenar el coronavirus la noche de anteayer domingo y desde las primeras horas de la mañana de ayer lunes miles de personas se volcaron a los mercados, dejaron de lado por un momento las restricciones que involucra la estrategia gubernamental y vaciaron nuevamente las despensas de los comerciantes que, ni cortos ni perezosos, incrementaron los precios de productos de primera necesidad.
Si alguien pudo encontrar arroz, azúcar, papel higiénicos, pollo y carnes rojas al promediar el mediodía de ayer realmente tuvo mucha suerte porque la angustia de las familias las llevó a provisionarse con miras a este largo asilamiento que ha decretado el gobierno de 15 días.
Si un padre de familia llevaba regularmente un pollo, ayer pedía tres a su casero, había roto el chanchito de los ahorros y prefirió asegurarse ante la incertidumbre que nos lleva una medida tan radical como la que ha impuesto el gobierno.
Obviamente, las críticas y los cuestionamientos no se hicieron esperar debido a la sorpresa de la medida, muchos jamás pensaron que el Perú tendría que llegar a paralizar su aparato productivo y social por el hecho que cuente con 71 contagiados, consideraban que si en otros países han apelado a este sistema era porque el coronavirus se había extendido a limites inmanejables y estaba dejando una estela de miles de muertes.
Sin embargo, a este segmento de pobladores había que recordarles que estamos frente a una pandemia, un mal generalizado en el mundo que pone en serios aprietos el sistema sanitario de los países, incluso, de aquellos que están bastante avanzados como ha ocurrido, por ejemplo, en Italia.
Entonces el Gobierno apela a este aislamiento total para encapsular al coronavirus, para impedir que se siga extendiendo más allá del entorno de aquellos portadores que trajeron el mal de otros países y que los han transmitido a sus familiares, amigos y compañeros de trabajo.
Esto es inevitable, demostrado está que el coronavirus es altamente contagioso y sus efectos son nocivos en segmentos vulnerables, como los pacientes de la tercera edad o cuadros clínicos que los convierten en personas con bajas defensas y cuyo sistema inmunológico no es capaz de tolerar los ataques de este virus.
En ese sentido la estrategia es ideal y apunta a ser muy efectiva porque corta la cadena de contagio, empero, el Gobierno no podía diseñar una estrategia de este calibre sin pensar en los efectos que le provocaba a la economía, no solo la nacional que le atañe directamente por el estancamiento del sistema productivo del país, sino la economía empresarial y doméstica, aquella que afecta a las pequeñas y medianas empresas que viven del día a día, y de las familias que no tienen otros ingresos que la actividad informal que realizan.
Ellos son los más golpeados en este momento y tendrán que ver la manera de sobrellevar esta difícil y complicada situación pues de por medio está su salud y la vida de los suyos.
Justamente esto es lo que queríamos destacar tras la primera jornada de ayer en donde hemos visto que mucha gente ha salido de sus hogares, ha invadido los mercados, ha apelado al transporte público de colectivos y mototaxis.
Si bien no ha sido un día normal, tampoco ha sido una jornada de aislamiento total, por lo menos hasta las 2.00 de la tarde. Se advirtió un vasto control de la Policía, empero, sus efectivos permitieron el desplazamiento de la gente en el entendido que eran conscientes que estaban aprovisionándose de alimentos, por lo que a partir de hoy martes el control será más estricto.
Se ejercerá un verdadero aislamiento social, no se dejará que nadie circule sin un motivo fundado y se preocuparán que las personas permanezcan en casa, ello porque ese es el objetivo de esta estrategia para disminuir y hasta eliminar el coronavirus. Que se entienda que la mayor parte del éxito de este programa se encuentre en nosotros los ciudadanos, la pelota ya no está en la cancha del gobierno, contribuyamos desde nuestras viviendas a que el temible coronavirus se disipe y se reduzca a su mínima expresión. Solo de nosotros depende.