Ocho muertos más han incrementado ayer domingo hasta 78 la cifra de fallecidos en la región Ancash, como consecuencia del nefato avance y propagación del COVID 19 en nuestra jurisdicción, la misma que se ubica como la quinta del país con mayor número de contagiados.
Y si tenemos en cuenta que el día sábado fallecieron 6 pacientes y el anterior, el viernes, dejaron de existir 7 personas, quiere decir que en los últimos días el avance de la pandemia se agudiza en nuestra región y, con mayor énfasis, en nuestra ciudad pues la mayoría de muertes y contagios son del distrito de Chimbote.
Esto no se condice con el mensaje que escuchamos todos los peruanos del primer mandatario y de los ministros de estado que parecen interpretar de manera diferente este escenario a pesar que se muestra sumamente patético y escalofriante para cualquiera.
Y esta desesperación se hizo patente el último fin de semana cuando un consejero regional de Arequipa increpó públicamente al ministro de Salud, Víctor Zamora, por el hecho que llegaba a su región llevando solo unas cuantas mascarillas y pruebas rápidas cuando todos advierten que el mal avanza a pasos agigantados, incluso, las imágenes de la televisión no dejaron de mostrar a un consejero visiblemente contrariado y un ministro sorprendido, al parecer, ajeno a un estado de ánimo que ya exaspera en el país.
Sin embargo, esto no es más que la resultante de una reacción virulenta y contrariada de autoridades provinciales y pobladores del interior del país que se encuentran desguarnecidos frente a avance de una enfermedad que muchos pensaban era pasajera pero que se ha convertido en la responsable de miles de muertes en el país y el mundo.
Una situación casi similar se vivió en Chimbote, aun cuando no tan evidente, pues la semana pasada llegó a nuestra ciudad el Ministro de Educación, Martin Benavides Abanto, quien es el coordinador del Ejecutivo con las autoridades de nuestra región, y lo único que hizo fue participar en las inauguraciones y bendiciones que organizaba el gobierno regional y tomar parte en las reuniones el comando COVID.
Sin embargo, una vez más, el ministro llegó con las manos vacías, no trajo ni siquiera los equipos de protección que requieren los trabajadores y médicos del sector salud que hacen frente al COVID 19 y necesitan estar debidamente protegidos.
Si bien es cierto el material que vienen utilizando es parte de un equipamiento previo, esas mascarillas, guantes y otros se remplazan todos los días y los almacenes se agotan, por ello las autoridades están a la expectativa de la llegada de algún funcionario o representante del gobierno porque suelen llevar siempre algo para la región, y, especialmente, con mayor razón en esta emergencia sanitaria.
Sin embargo, el ministro solo se sumó al recibimiento de equipos que ha adquirido el gobierno regional de Ancash y que forman parte de las compras que viene realizando para fortalecer los sistemas de atención de pacientes con COVID 19.
No solo camas hospitalarias y de cuidados intensivos han llegado en los últimos días sino equipos de protección, empero, se requiere de mayores recursos porque, como se lee en las noticias, el virus avanza a pasos agigantados.
Ni siquiera el ministro de educación realizó en nuestra ciudad la anunciada supervisión a las canastas familiares que han adquirido y distribuido los municipios, como lo había anunciado el presidente de la república ante la verificación electrónica que muchos de ellos no estaban aplicando los presupuestos en la compra de los alimentos.
Eso no ocurre en Ancash, pero el ministro ya no se molestó en verificarlo. Otra actitud decepcionante para las autoridades que esperan algo más que una “visita de médico” por parte de los representantes del ejecutivo, se requiere apoyo, estímulo y equipos médicos.
La reacción del consejero de Arequipa es natural, ya cunde la desesperación en muchos sectores del país porque el virus avanza, sigue matando mucha gente pero nos dicen que las cosas caminan bien. ¿Se imaginan si marcharan mal? Que Dios nos coja confesados.