El último fin de semana, agentes del Instituto Nacional Penitenciario cumplieron con el traslado e internamiento en el penal de Cambio Puente del ex supervisor de la empresa Entel en nuestra ciudad, Juan Carlos Elar Ponce Esquivel, quien debe permanecer recluido hasta Marzo del año próximo, mientras es juzgado.
Así lo ha establecido la Juez Dalila Peña Zapata, atendiendo el pedido de nueve meses de prisión del Ministerio Público, que ha acusado a Ponce Esquivel como presunto autor de feminicidio en agravio de la joven trabajadora Cindy Rosas Cisneros.
Este caso concitó la atención de la opinión pública luego que la joven apareciera sin vida, ahogada en el mar frente al Muelle Artesanal de Chimbote, luego de haber sido declarada como desaparecida en la víspera por sus familiares.
Lo que se pretendía presentar como un trágico accidente con subsecuente muerte por ahogamiento, daba un giro radical luego que se conociera que la joven estuvo muy lejos del lugar donde fue hallada y apenas un día antes estaba con vida, nada menos que con quien era su superior en su centro laboral y con quien se le vinculaba sentimentalmente.
El escándalo estalló cuando la Policía buscó al sujeto y lo encontró no solo esgrimiendo una absurda coartada sino en un mar de contradicciones que evidenciaban que se encontraba ocultando la verdad y que la muerte de la joven no era un trágico accidente sino un crimen por el cual deben responder el autor y sus cómplices.
Y es que todo indica que Juan Carlos Ponce Esquivel no es el único que está involucrado en esta telaraña enigmática de la terrible muerte de Cindy Rosas, aparentemente existen muchas otras personas que se ven involucradas por haber pretendido ayudar al investigado a borrar las huellas de un crimen y promover una coartada al autor de este hecho.
Las autoridades pusieron en tela de juicio el relato de Juan Carlos Ponce desde un primer momento, desde que arguyó que ella se había ahogado porque estaba ebria y la camioneta en la que se desplazaba se atollo a orillas de la playa ubicada en la desembocadura del rio Lacramarca, una zona casi inaccesible y bastante peligrosa.
Ni la Policía y menos la Fiscalía se tragó el cuento aquel que decía que Ponce Esquivel llevó a su presunta pareja hasta ese lugar para conversar y beber licor, incluso, contradiciéndose al señalar primero que él no bebía porque tenía que manejar y luego afirmar que no pudo evitar que la joven se ahogara porque estaba mareado.
Lo cierto es que aquella noche en que la joven murió, el investigado no informó a los familiares de este hecho, por el contrario, no solo dejó que ellos acudan a la sede policial para denunciar su desaparición, sino que se han mostrado conversaciones con la hermana de la occisa, en la cual se niega a responderle donde se encontraba y si la había visto.
Esto representa mucho para las autoridades, pone de manifiesto que el sujeto siempre trató de ocultar los trágicos hechos derivados de la muerte de Cindy Rosas, no tiene como explicar las huellas de laceraciones que presenta en brazos y tórax, indicio suficiente de una posible pelea o reyerta con su ocasional víctima.
Tampoco ha podido explicar cómo es que un día antes trataron de atollar otra camioneta en un balneario cerca de la zona donde habría ocurrido la muerte de Cindy Rosas y menos ha podido responder cómo es que el cuerpo aparezca un día después ahogado frente al muelle artesanal si se supone que se ahogó en el otro extremo de la ciudad.
Quienes saben de los femémonos de las mareas entienden que el mar no devuelve el cuerpo de una persona que se ha ahogado sino siete días después del aciago incidente y, lo que es peor aún, no es posible que apenas 24 horas después aparezca en el otro extremo de la ciudad- Eso solo pone en evidencia que a la agraviada la ataron y arrojaron su cuerpo en otro lugar diferente al que supuestamente se ahogó.
No cabe duda que hay mucho por investigar en este caso, empero, lo que no se puede soslayar es que se ha tratado de despistar a la Policía, se ha alterado la escena del crimen, se han promovido falsas coartadas y se ha pretendido ocultar la verdad. Esas evasivas perniciosas han derivado en una medida judicial de prisión preventiva que era inevitable y ha terminado con un funcionario de una importante empresa de la localidad tras las rejas.