Cuando hace solo dos o tres semanas se anunció la designación de Pedro Cateriano Bellido como Presidente del Consejo de Ministros en remplazo de Vicente Ceballos muchos nos sorprendimos sobremanera por lo sorpresivo de la medida y la propia coyuntura que se vive en el país.
Pero esta sorpresa no está en función a la capacidad del ex jefe de gabinete, para todos estaba claro que era un congresista que no daba la talla para el cargo y que el cambio era necesario, sin embargo, “el timing” no lo sugería o lo recomendaba en ese momento.
El país se debate en una de las peores crisis generada por la pandemia del Covid 19., cuenta con una de las peores cifras de contagios y fallecidos en la región y el ejecutivo se debatía en una suerte de confrontación con el congreso de la República que había llegado al extremo que los parlamentarios, en una suerte de revancha ante una pechada presidencial, llegaron a aprobar una ley que elimina las prerrogativas de antejuicio del jefe de estado y de los altos funcionarios del país.
Por ello no era el mejor momento para que el presidente coloque a un “mosquetero” al frente de su gabinete, a un personaje que es conocido en el mundo político por sus reacciones coléricas y cargadas de un ingrediente político de confrontación contra quienes son sus adversarios políticos, especialmente con los sectores del fujimorismo, aprismo y la izquierda recalcitrante.
El mensaje del presidente Vizcarra era evidente, había llegado el momento de pelear y no estaba dispuesto a poner la otra mejilla, por ello apelaba a un recurso de los amigos del barrio, es decir, llama al más bronquero para ponerlo adelante y para que reciba o reparta los puñetes.
A solo dos semanas de las fiestas patrias no era lo mejor para el presidente, más aun cuando un cambio de gabinete, que es sinónimo de crisis política en una gestión gubernamental, dejaba a su nuevo Premier en manos del mismo congreso al que había enfrentado y pechado hacía solo dos semanas antes a consecuencia del debate de la inmunidad parlamentaria, una sesión parlamentaria en la que se escuchó el temperamento de dichos parlamentarios, uno de los cuales llegó a mentarle la madre en audio involuntariamente abierto.
Por ello es que a solo dos semanas de asumir el cargo, el Congreso le ha denegado ayer martes la confianza y ha generado una nueva crisis política, un escenario de extraña confrontación que nos lleva a los peores momentos que atravesó este mismo presidente el año pasado cuando se vio precisado a disolver el congreso nacional.
Esto es parte de una historia reciente. La mayoría parlamentaria de entonces, dominada por el fujimorismo, había denegado la confianza a dos gabinetes, y, de acuerdo a la mecánica constitucional, en caso se retire la confianza a un tercer gabinete se produce una crisis política que le autoriza al presidente de la república a disolver al congreso y convocar elecciones para renovar a la representación legislativa.
Por entonces, en medio de confrontaciones que no parecían tener alguna salida democrática, el presidente Vizcarra no esperó que se produzca este tercer retiro de confianza, retó al congreso con la exigencia de debates de proyectos presentados por el ejecutivo e “interpretó” que habían denegado la confianza a un tercer gabinete, el que era presidido por el actor de teatro Salador del Solar, para terminar con ese congreso y convocar a nuevas elecciones.
Por entonces se dijo de todo, incluso, algunos congresistas llegaron a desconocer el accionar presidencial en la medida que no hubo un tercer acuerdo congresal de retiro de confianza a un gabinete, ese solo hecho deslegitimaba la decisión del jefe de estado, empero, las instituciones no estaban dispuestas seguir ahondando la crisis política que llevó al país a momentos sumamente difíciles y avalaron un accionar despótico del presidente.
Sin embargo, no ha transcurrido apenas seis meses del accionar del congreso que se formó a su instancia y ya le pone muchas piedras en el camino, ya lo confronta y ha llegado a balotear a su gabinete, le ha generado una crisis ministerial imprevisible que lo obligará a cambiar de premier y hasta de ministros si es necesario.
En medio de una pandemia que nos acecha con la muerte no nos puede estar ocurriendo esto, el presidente ha recibido Tremendo Batacazo y muchos piensan que solo se lo buscó, es el camino que había emprendido el año pasado y que, aparentemente, no tiene un mejor derrotero para su gobierno. Veremos si otro Premier pasa la prueba de la sustentación de su plan de gobierno y llega al mes en sus funciones.