Editorial

Editorial ::MÁS VALE TARDE::

A diferencia de lo que ocurre con las cifras Covid a nivel nacional, en nuestra región el notable incremento que se advierte no obedece a una recaída en la estrategia sanitaria o por disposiciones erradas de la autoridad de salud, por el contrario, es producto de una suerte de sinceramiento de la situación en la que nos hallamos.

En efecto, si vemos nuestro cuadro estadístico advertiremos que de los 25 mil pacientes positivos que se han detectado hasta el momento, cinco mil de ellos se han diagnosticado en apenas una semana y media, siendo uno de los montos más significativos el que se registrara hace solo unos días con más de 700 infectados en 24 horas.

Esto quiere decir que el 20% de las cifras globales se ha registrado en las dos últimas semanas, lo que podría interpretarse como un rebrote de la enfermedad, empero, ya se sabe que ello es solo la consecuencia de una nueva y tardía estrategia de la autoridad de salud al disponer la intervención focalizada, es decir, el desplazamiento de equipos de acción rápida que comienzan a testear de manera masiva a sectores de la población.

De esta manera los operadores de las redes de salud han llegado a diversos pueblos jóvenes y asentamientos, han convocado a los adultos mayores, se han dirigido a sectores en donde existe masa de personas como el desembarcadero artesanal, con la finalidad de obtener pruebas rápidas y establecer la concentración de contagiados.

Es decir, que lo que se inició hace unos meses en los mercados de la localidad, en donde se sometieron de manera masiva a los comerciantes a efectos de detectar los casos positivos y adoptar medidas preventivas, se ha trasladado a la población, se ha llevado a las comunidades, a los sectores de mayor concentración de gente con la finalidad de identificar a los pacientes positivos y aplicar los tratamientos que requieren estas personas.

De esta manera, no solo las autoridades sino el resto de la población pueden estar advertidas de los sectores en donde se concentran la mayor parte de infectados y tomar sus precauciones si es que llegan a esas zonas o realizan desplazamientos hacia ellas por razones de trabajo u obligaciones familiares.

Es una suerte de cerco epidemiológico que debería haberse aplicado con antelación pues los resultados que están arrojando confirman que la mayoría de contagiados son asintomáticos, es decir, personas que están arrastrando el virus sin que lo hayan advertido pero que su sola presencia es un riesgo en la medida que esparcen el virus a otras personas que podrían ser también asintomáticas o vulnerables.

Cuando esta cadena llega a grupos que no asimilan el virus y hacer cuadros severos, entonces requieren de asistencia médica y hospitalaria, si las actuales cifras no corresponderían a pacientes asintomáticos nuestros hospitales ya habrían colapsado, empero, ello no ha ocurrido afortunadamente.

Sin embargo, los resultados de esta focalización de la intervención de la autoridad sanitaria permite tomar precauciones, advierte a la propia persona que no solo debe cuidarse porque lleva el virus en su organismo, sino que la compromete a impedir que contagie a los demás y de esta manera se evita que el virus se propague mucho más.

De todas maneras, alguien nos pegunta con justificada razón como es que en Chimbote se puedan producir tantos contagios si somos una provincia que permanece en el confinamiento (en el papel) desde hace cinco meses y, la verdad, es que no les falta razón.

En nuestro Puerto ha existido un arraigado descuido por parte de los propios pobladores, no se han respetado la normas preventivas que garantizan que una persona no tiene posibilidad de contagio, como es el uso de las mascarillas, el lavado o desinfección permanente de las manos y el distanciamiento social, que son fundamentales en el cuidado frente a esta pandemia.

Allí están los resultados, no lo dice nuestro medio de comunicación o alguna persona interesada en atemorizar a la población, es la información que resulta de las pruebas realizadas, de allí que hay que comenzar a actuar con más prudencia, con mayor razón ahora que la focalización de las intervenciones nos señalan con meridiana precisión donde se encuentran los focos de infección.

Es una estrategia segura y acertada, debió aplicarse con antelación, empero, hay un sabio adagio que dice “más vale tarde que nunca”.