Editorial

::: REVELADOR PASADO :::

La Policía Nacional, a través de su departamento de protección de obras civiles, ha debido intervenir en dos ocasiones la semana pasada, ante los conatos de bronca y presumibles enfrentamientos que se registraban en dos obras públicas que se ejecutan, una en el distrito de Nuevo Chimbote y otra en el P.J. Miraflores Alto.

El problema era el de siempre, la disputa de los cupos en las obras, la presión de los gremios de construcción civil por acaparar los cupos y la presencia de varias facciones que pretenden ser privilegiadas en este manejo y amedrentan de esta manera a los obreros, a los ingenieros residentes y a las empresas constructoras a cargo del proyecto.

Esto se veía venir en la medida que, como parte de la fase tres y cuatro de la estrategia sanitaria que ha puesto en marcha el Gobierno, se ha previsto la ejecución de una serie de obras con la finalidad de generar fuente de trabajo entre la población, especialmente, aquella que se ha visto afectada por la pérdida de su puesto por efecto de la pandemia del Covid 19.

De esta manera se vienen poniendo marcha varios proyectos, como los caminos vecinales ejecutado por el Ministerio de Transportes por intermedio de los Municipios, el programa “Arranca Perú” con la intervención de Provias y la rehabilitación de centros educativos afectados por el Niño Costero, proyectos financiados por la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios.

La máquina de la obra pública ha vuelto a reactivarse y con ella los enfrentamientos entre los gremios de construcción civil, de allí que la Policía y el Ministerio Público estaban notificados para que se mantengan alertas con lo que pudiera suceder en estos proyectos.

Sin embargo, en las ultimas reyertas que, afortunadamente, no llegaron a mayores, sorprendió ver entre los protagonistas a un viejo conocido en estos menesteres, al ex secretario general del otrora poderoso Sindicato histórico de construcción civil Víctor López Padilla, un ex presidiario al que muchos pensaban no volvería a aparecer en esta clase de contingencias.

Ello porque López Padilla fue el personaje que puso el gremio de construcción civil a disposición de la red de corrupción, en la época del gobierno regional encabezado por César Álvarez Aguilar y cuando manejaron a sus anchas la ejecución de las obras públicas, inclusive, dieron lugar a los enfrentamientos y la atomización del otrora poderoso gremio de construcción civil.

Fueron públicos los enfrentamientos de Víctor López Padilla, secundado por Modesto Mondragón, con el ex consejero regional Ezequiel Nolasco Campos, quien manejó antes el gremio de construcción civil, sin embargo, en medio de todo ello el cuestionado dirigente fue apresado y encarcelado en el Penal de “Piedras Gordas” por las mafiosas negociaciones que se investigan en el caso “Las Centralita”, el crimen de Ezequiel Nolasco y muchos otros en el que es considerado parte de la mafia de corrupción.

Justamente, en esas violentas reyertas que protagonizaba, atacó a mansalva la vivienda del asesinado consejero regional Ezequiel Nolasco y como consecuencia de ese proceso penal fue condenado en julio del 2016 a cuatro años de cárcel efectiva, la cual se cumplió recién hace solo dos meses atrás.

Ello quiere decir que, si López Padilla arrastra un antecedente tan grave por delitos de disturbios y daños a la propiedad, si se encuentra incurso en juicios pendientes con orden de comparecencia ¿Cómo se le permite que vuelva a tomar el camino de la beligerancia, el enfrentamiento procaz y desmedido en las obras públicas?

Las autoridades deben tomar con pinzas el caso de este ex dirigente sindical, es evidente que tiene un pasado revelador y, justamente, por ello hay que tener cuidado que no vuelva a encender la mecha de la violencia en las obras públicas. No estamos acusando a nadie, solo estamos recordando que en antaño fue el promotor de estas grescas al extremo que lo llevaron a la cárcel. Eso no se puede olvidar.