Conforme al ritmo de contagios diarios que se registran en nuestra Región, es posible que esta semana las cifras indiquen que hemos llegado a los 39 mil casos positivos y próximos a alcanzar los 1,700 fallecidos a causa de esta pandemia del covid 19.
Si de conclusiones se trata, no es difícil señalar que de esta cifra el mayor porcentaje de contagios y muertes se encuentra en nuestra ciudad, entre Chimbote y Nuevo Chimbote superan el 50% del promedio, lo que nos coloca siempre como una ciudad en riesgo y nos procuró una cuarentena focalizada de casi siete meses que generó serios perjuicios.
Lamentablemente, ello no solo puede ser la secuela de una deficiente política sanitaria del gobierno nacional, no solo puede ser consecuencia de la indiferencia de autoridades regionales y locales en lo que concierne a la lucha contra el Covid 19.
Esto tiene mucho que ver con el comportamiento de los ciudadanos de a píe, no se ha llegado a comprender el mensaje de los especialistas en relación a las medidas de prevención que son efectivas en la eliminación de probabilidades de contagios, no se acata las restricciones y prohibiciones de la autoridad, un sector de la población está acostumbrada a realizar actividades perniciosas y negativas en esta pandemia y lo hacen y repiten a pesar del peligro al que no solo se exponen sino que trasladan a los demás.
En este último aspecto, basta recordar la intervención que realizó la Policía en un local del sector agrícola de Tangay, un establecimiento enclavado en una zona lejana del sector urbano de Nuevo Chimbote, ideal para eludir el control de las autoridades y en donde se realizaba fiestas con chancalatas e ingesta de licor e manera ilegal.
Como es de dominio público un contingente de efectivos de la comisaría de Buenos Aires, asistidos por la Fiscalía, incursionaron en este evento y detuvieron a 81 personas que fueron trasladados a la sede policial en donde fueron sometidos a las pruebas de Covid, concluyéndose que 47 de ellas, es decir, más del 50% de los bailarines y beodos, eran portadores del virus, se trataba de asintomáticos cuya mayor virtud era regar el covid y promover el contagio masivo de la enfermedad.
La secuela de todo esto se conoció la última semana, pues 9 efectivos de esta dependencia policial también dieron positivo para este virus y debieron ser sometidos a un proceso de cuarentena, en otras palabras, hasta los custodios que debieron intervenir para detener la osadía de estos sujetos, resultaron siendo víctimas de la enfermedad.
Pero no solo estas fiestas resultan siendo focos infecciosos, existen otras actividades que contribuyen a que los pésimos registros de Chimbote se mantengan estables con más de un centenar de infectados en el día, tal como lo ha demostrado el equipo de la Defensoría del Pueblo de Chimbote en los constantes desplazamientos que realiza para verificar el control de esta enfermedad.
Nos referimos a las exhortaciones que ha venido realizando la comisionada Rosslyn Villanueva a una serie de instituciones que brindan servicios en la localidad que no están cumpliendo con su obligación de implementar protocolos y de exigir su cumplimiento, con lo se expone a muchos de sus usuarios.
La defensoría ha lanzado exhortaciones en las últimas dos semanas a las entidades financieras, a la empresa Hidrandina, a la Reniec y la oficina de Registros Públicos a efectos que desplieguen personal que controle el orden de las colas y la presencia de ciudadanos que no pueden realizar trámites de manera remota y acuden a sus oficinas de manera presencial.
Los inspectores han detectado que existen aglomeraciones, que no se respeta el distanciamiento y que en algunos casos las personas se despojan de los equipos de protección, lo cual si bien es cierto es producto de la mala costumbre de gente irresponsable, debe tener su correlato en el control de las mismas entidades para impedir que estas infracciones atenten contra las medidas de prevención.
No le falta razón a la Comisionada de la Defensoría del Pueblo, quienes hemos acudido a realizar trámites hemos advertido estas taras y si bien hay quienes nos protegemos y evitamos tomar parte en estas actitudes necias, ello debería ser materia de un control estricto por parte de la entidad porque solo apunta al desorden, a la falta de respeto y las insolencias de aquellos a los que no les importa su salud y ponen en riesgo la de otros.
Si las instituciones no reaccionan frente a las reveladoras exhortaciones de la defensoría, no nos quejemos luego de medidas perjudiciales para nuestra ciudad y para nuestra provincia pues los registros no van a descender sino que se complicarán mas adelante.