Opinión

ADIÓS AL GRAN SEAN CONNERY

POR: GERMÁN TORRES COBIÁN

“Más que nada, me gustaría ser un viejo con cara de bueno, como Hitchcock o Picasso” (S.C.)

Parecía inmortal, o por lo menos incombustible, como algunos otros actores cinematográficos (Frank Sinatra, Kirk Douglas, Burt Lancaster, Sídney Poitier, Mickey Rooney, Olivia de Havilland…). Pero, al final, Sean Connery  ha sucumbido ante  la muerte.  La senectud ha conseguido con él,  lo que no pudieron lograr con James Bond (su personaje fílmico por antonomasia), los esbirros de una organización criminal secreta que pretendía dominar y esclavizar el mundo: SPECTRE (Ejecutivo Especial para Contraespionaje, Terrorismo, Venganza y Extorsión).

En la plenitud de su fama, Sean Connery  recibió  de las revistas “Life” y “People” galardones  tan frívolos como, “el hombre más sexy del siglo”; amén de “el jubilado británico más sexy”, y fue elegido en varias encuestas como “el escocés vivo más grande”. Por esa su época de oro, en la que hizo películas de gran aceptación popular como “Los Intocables”, “Indiana Jones y la última cruzada”, “La Roca” y “La caza del Octubre Rojo”,  una periodista le preguntó  cuál era su secreto para guardar  tan buen  aspecto, teniendo en cuenta su edad. Su respuesta fue categórica: “Me bebo todos los días una botella de whisky  escocés”.

Para el común de los cinéfilos, el nombre de Sean Connery está  necesariamente vinculado al de su personaje cinematográfico más famoso: James Bond, agente secreto británico al servicio de Su Majestad; personaje ficticio creado por  Ian Fleming en los años 50 y 60. Aunque las novelas del  escritor londinense sobre James Bond no valían mucho, literariamente hablando, sí  gozaron de  gran éxito, a tal extremo de que se vendieron millones de ejemplares.  Ian  Fleming (1908-1964), ex espía británico durante la Segunda Guerra Mundial, escribió 12 novelas y nueve cuentos sobre  James Bond, el agente secreto británico 007,  “con licencia para matar”, que iba por allí impecablemente vestido, repartiendo golpes sin despeinarse ; que era   amante de  mujeres hermosas, de la buena mesa y exquisito conocedor de vinos y champanes. Mientras  estaba enfrascado en su última narración, “El hombre de la pistola de oro”, Fleming falleció a causa de un paro cardiaco y  la novela tuvo que ser  terminada por otro autor.

A partir de las obras de Ian Fleming sobre Bond, se montó en las pantallas cinematográficas una extraordinaria saga de aventuras que ha fascinado a cientos de  millones de espectadores de todas las edades. Fleming había creado al super espía británico en plena Guerra Fría (lucha ideológica y política   entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, dos bloques que dominaban el planeta por aquellos tiempos). Algunos productores avispados intuyeron la necesidad de llevar a Bond  a la TV o al cine. Alguien lo hizo durante la década de los 50 con nulo éxito. Pero, los productores cinematográficos, Harry Saltzman y Albert Broccoli, unidos  al  talento del realizador Terence Young, tomaron una de sus novelas y  presentaron en las salas de cine la película “ El Satánico Doctor No” (1962), con un actor aparentemente  desconocido para el gran público, que hacía el rol de James Bond: Sean Connery. Sin embargo, Connery ya tenía una amplia experiencia cinematográfica en varios  filmes en los que había alternado (en papeles poco trascendentes) con  artistas notables: Lana Turner, Barry Sullivan, Claire Bloom, Stanley Baker, Herbert Loom,…  “El Satánico Doctor No” reunía todos los elementos que el espectador medio estaba pidiendo a gritos en las butacas; una película de acción alejado de  los estereotipos del cine de principios de los 60 lleno de  filmes mexicanos, de guerra, de vaqueros, pistoleros, indios  y   romanos …

El segundo filme de la serie vino a confirmar los buenos augurios del primero. “Desde Rusia con Amor” era alto espionaje, una película que poco tiene que envidiar en su enrevesada trama  al extraordinario film de Martin Ritt “El espía que vino del frío”, pero en el que el personaje que interpreta Richard Burton está en las antípodas de Bond. Sean Connery hizo luego “Operación Trueno”, “Goldfinger” y “Sólo se vive dos veces”. A partir de aquí se hicieron casi una veintena de películas con diferentes actores en el papel de 007; incluso Connery repitió dos veces más. Pero, ninguno igualaría al  Bond, James Bond de los cinco  primeros filmes.

Sean Connery nunca se encasilló en su personaje de espía. Hizo cintas notables a lo largo de su carrera (“La Mujer de Paja”, “La Colina”, “El hombre que pudo reinar”, “Asesinato en el Orient Express”, “El Nombre de la Rosa”, además de los arriba  mencionados). Connery hizo su última película, “La Liga de los Caballeros Extraordinarios”, en 2003,  después de haber conquistado numerosos premios cinematográficos, entre ellos un Óscar de Hollywood,  dos Globos de Oro, dos premios BAFTA (el Óscar inglés). Además poseía la Legión de Honor de Francia  y  dos Doctorados Honoris Causa en Letras por universidades escocesas. En el año 2000 fue nombrado Caballero (Sir) por la reina Isabel II    de Inglaterra.  Y una estatua de bronce lleva bastante tiempo colocada en Tallín, la capital de Estonia. Esta imagen suya se sumará a las que probablemente  se crearán en el futuro, en muchos lugares del mundo, como agradecimiento eterno por  las extensas horas de entretenimiento que nos ha dado a  los amantes del cine, el gran  Sean Connery.