Opinión

EL OSCURECIMIENTO VOLUNTARIO DE LA RAZÓN DE ALGUNOS INFLUENCERS

La paradoja mediática

Por: CESAR FELIX SANCHEZ

Estos tiempos han estado llenos de paradojas. Todas estas paradojas, claro está, han sido en verdad aparentes. Pero han sabido demostrarnos, de manera más que elocuente, el oscurecimiento voluntario de la razón por parte de muchos actores políticos y mediáticos. Tal eclipse obedece, más que todo, a la lógica de la defensa de unos intereses particulares groseramente materiales por parte de autoproclamados santones de la virtud política y de la verdad. Lo único que provoca cierta compasión es que vastos sectores de la opinión pública, incluso algunos supuestamente “críticos” e “informados”, hayan mordido un anzuelo tan grotesco. De entre las muchas paradojas, antilogías y contradicciones escogeremos tres: la paradoja mediática, la paradoja constitucional y la paradoja psicológica. En este artículo nos ocuparemos de la primera; y en los siguientes, de la segunda y tercera.

La primera paradoja fue cómo un grupo de medios, luego de haber sacado durante varios domingos portadas escritas y televisivas devastadoras contra Vizcarra, demostrando en la práctica su incapacidad moral permanente, reaccionaron con gran indignación cuando su campaña alcanzó sus consecuencias inevitables: la vacancia. Para aclarar este misterio solo es preciso señalar en qué meses ocurrieron estas campañas: octubre y noviembre, los meses en que se discute el Presupuesto General de la República. Si esos medios hubieran podido articular alguna frase en la noche del lunes 9 de noviembre habría sido la del boxeador de Nido de ratas, encarnado por Marlon Brando: “Creía que solo íbamos a darle un susto”. Y sí: un simple acogotamiento, para nada un ahorcamiento.

Pero ahora “se les había pasado la mano” y ocurrió que Manuel Merino, visto como una longa manus de Víctor Andrés García Belaunde, figura fundamental del Congreso disuelto, el Congreso de la Ley Mulder, era el nuevo dueño de la fábrica de chocolate, para hacer uso de una imagen dahliana, y con él quizás la pesca milagrosa cesaría.

Más aun, su premier Ántero Flores-Aáaoz en una columna de opinión meses atrás había escrito lo que sería más tarde la sentencia de muerte de su Gobierno: “Se debería reajustar el Presupuesto General de la República, proyectado para el próximo año, no solo porque los ingresos serán menores, sino porque debemos impedir todo dispendio y circunscribirnos a los gastos indispensables”.

Ese fue el origen de las coberturas-convocatorias a las inicialmente ralas manifestaciones contra la vacancia, y los grandes gestos conmovedores y reflexivos de algunas figuras. Sin embargo, el golpe de gracia sería más “guerrillero” que otra cosa: la indignación de los muchos Richards Swings que, a través de consultoras, agencias de publicidad y de comunicación, oenegés, seudo think tanks académicos y otras mypes afines, habían encontrado su nicho picando algo de los miles de millones de soles que los gobiernos de PPK y Vizcarra habían despilfarrado en media trainings y consultorías destinadas exclusivamente a la para nada esencial tarea de lavarle la cara a un gobierno débil. Tenían que defender sus frejoles a muerte. Muchos de estos Richards tenían contactos amical-comerciales o incluso ellos mismos eran influencers que, de la noche a la mañana, empezaron a manifestar una inédita preocupación política y a compartir elaborados contenidos de agitación (incluso flyers muy bien hechos con instrucciones detalladas para protestar, cuyo diseño no es gratuito aquí ni en ninguna parte) que se viralizaron hacia otros influencers y luego a las muy lúcidas filas de la “generación equivocada” y sus émulos. La fronda estaba lista. Y se hizo la luz: fue designado presidente uno de los suyos, un consultor con larguísima experiencia en este tipo de artes a nivel nacional e internacional. El Perú puede ahora respirar tranquilo: la Navidad está asegurada para nuestros amos mediáticos.

Quizá algún influencer o millennial con followers dirá que él agitó contra Merino de forma gratuita y guiado por los más puros ideales contra abusos terribles de un régimen autoritario. Ante todo habría que explicarle que aquel “régimen autoritario” tuvo el mismo origen jurídico que el Gobierno actual, que solo duró seis días, que durante esos días hubo plena libertad de prensa y separación de poderes, que la versión de supuestas órdenes por parte de Merino para una represión generalizada contra “la protesta pacífica” se cae totalmente cuando se comprueba que las protestas fueron pacíficas y, por tanto, no reprimidas “salvajemente” en todo el país menos en algunas esquinas peligrosamente cercanas al Palacio de Gobierno y al Congreso, donde, qué gran casualidad, se encontraban los alegres muchachos de la Jotacé con sus cascos y bombardas proletarias (18:41), así como sus partisanos y auxiliares barristas.

(Publicado en El Montonero – www.elmontonero.pe)